8. Persona Hermosa.

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FREEN SAROCHA

—Mal, mal, mal —paró la música—. Vas por otro lado, no vas acorde con la música —se quejó la castaña.

—Horas. Tenemos horas en este lugar y nada te parece bien, Armstrong—dije con cansancio—. Me duelen los pies y quiero irme a casa. Es muy tarde.

—No puedes irte a casa, Sarocha. Esto es muy importante —recalcó—. Ya casi te sale, si eso te reconforta.

Ambas estábamos igual de sudadas. Su blusa se adhería a la parte abdominal de su cuerpo, que por cierto, era muy sexy. Y sus músculos se encontraban algo tensos, y por fuera notaba su cansancio. El flequillo se pegaba a su frente, este se encontraba mojado.

Esta mujer era sexy y guapa.

Su semblante era serio, y creí haberle visto una sonrisa no hace rato. Todos prácticamente se habían marchado, y tuve que decirle a Engfa que no me esperara; se fue con Charlotte si objeción. Sobre Jimin no he sabido hoy, al tal parecer no asistió y William sólo pasó de largo, me saludó y ni siquiera miró en dirección a Becky.

Aunque aquellos obviamente no estaban bien, se notaba por la mejilla que tenía William golpeada. Me remojé los labios, sentándome en el piso agotada. Y con ganas de llegar a casa y encerrarme en mi habitación luego de un buen baño. Mi cuerpo dolía como los mil demonios, y la sensación de que mañana no podré pararme era una más a la larga lista de desgracias.

A diferencia de Becky, que no se había sentado ni una sola vez en todo lo que llevamos practicando. Y es que era toda una máquina en operación.

Se me quedó mirando desde arriba, con las manos sobre las caderas y una mirada juzgante.

—Perfecto. ¿Ahora se va a sentar?, terminemos con esto, Sarocha—aplaudió, para así darme ánimos, creo yo. Pero ahora mismo no quería.

Mis ojos sólo estaban para ella, esta noche la veía más linda, y quizá era el calor o el dolor de cuerpo. Ya no lo sé.

Pero cada día era má difícil verla y al final del día no pensar en ella. O a la hora de irme de dormir no pensar en que la veré de nuevo al día siguiente. Y que poco o nada faltaba para bailar junto a ella. La universidad me estaba tomando el tiempo también, y antes de venir aquí tengo que estudiar; Así que mi día ha estado cansado, pero eso no impide que en clases piense en ella. Y me maldigo, porque es horrible la idea de pensarla y odiarla al mismo tiempo.

Cerré mis ojos y eché la cabeza hacia atrás. Con la respiración algo más restablecida.

—Es muy perezosa —respondió Becky.

Abrí los ojos y la miré fijamente a los de ella. Y por alguna estúpida razón, también quería que ella estuviera tan o más pendiente que yo.

Aunque ambas nos odiáramos, yo no podía parar de pensarla.

—Y usted muy mandona —desvió el rostro para que no notara la sonrisa que apareció en su rostro—. ¿Me está sonriendo, Armstrong?

Se volvió a girar, ahora con seriedad, —Jamás, Sarocha, jamás. A veces es usted insoportable, Señorita Sarocha.

—Estoy aprendiendo, se me da bastante bien.

—Ya veo, ¿se va a sentar para hablar de nuestras vidas? porque si es así, recojo mis cosas, me doy un baño y me voy.

Rode los ojos, —Ayúdeme —elevé mi mano para que la tomara.

—No la tocaré.

—Tampoco tengo lepra.

AMOR DE CINE || FREENBECKYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora