31. Corazon roto

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FREEN SAROCHA

Llegué a casa, dejando mis llaves donde siempre, pero me percaté que las de Becky también se encontraban ahí. Largué un suspiro y avancé, pero antes quité mis zapatos dejándolos en la puerta.

Miré a los lados y todo estaba recogido, la mayor parte de las luces se encontraban apagadas y no se escuchaba ni un solo ruido dentro del departamento. Todo era silencio, si no hubiese sido por las patitas de ffluffy<<era lo único que se escuchaba>>, no hubiese sentido ni a una sola mosca. Fruncí el ceño y acaricié a ffluffy, para luego seguir avanzando.

Caminé a paso seguro hasta la puerta de Becky, toqué dos veces antes de entrar, pero no recibí señales. Entonces me dispuse a entrar, primero la cabeza y después el cuerpo, miré a todos lados y sin duda la habitación de Becky era mucho más oscura que la mía, con suerte y pude distinguirla acostada en su cama, boca abajo.

—¿Bec? —me acerqué con sumo cuidado—. ¿Ocurre algo?

—Mmmh... —gimoteó.

—Hey, amor —se me escapó, pero tampoco lo cambié ya que me sentía bien diciendo eso . Me senté a su lado y encendí la lámpara de noche, Becky de inmediato levantó la cabeza con un ojo abierto y el otro cerrado.

—¿Cómo me dijiste? —preguntó con la voz ronca. Había estado dormida.

—Becky—respondí, aunque era claro que me daba algo de timidez repetirlo. Y mis mejillas ardían, así que no lo hice de nuevo—. ¿Te pasa algo?

—Repítelo, Freen —hizo cara de cachorro—. Dímelo.

—Amor —dije entre dientes.

—¡Dios, eres hermosa! —me jaló con ella hacia la cama, y dimos la vuelta, yo quedando debajo, enterró su cara en mi cuello y con una de sus manos empezó a acariciar mi pierna—. Te necesitaba tanto.

—¿Me vas a decir que te ocurre?, te noto rara —pasé mi mano por su cabello y acaricié aquel.

Dejó besos regados por todo mi cuello. Cosa que en mí hizo el efecto que seguro, Becky estaba buscando. Alcé mis caderas en su dirección.

—Ya te digo después, ahora quiero...

—No, Becky. Me vas a decir ahora, o no hay sexo —abrió la boca, ofendida.

—Pero ¿eso cómo por qué?, ¿sabes cuantas personas mueren diario porque su pareja no les da sexo?, ¡miles, Fini!

Me quería soltar a reír. Becky a veces salía con unas ocurrencias.

—Esa si que no me la sabía, pero investigaré luego —alzó la cabeza y chocamos miradas—. Dime que te ocurre primero.

—¿Mientras te meto los dedos? —golpee su brazo ante ese comentario.

—¡Tonta, no digas eso! —rodé los ojos y la aparté—. Ya no juego más contigo.

Me senté en la cama, pero Becky me tomó del brazo y me jaló otra vez para que me acostara y ella quedar sobre mí. Mordió mi mejilla con lo cual yo solté un pequeño grito.

—Que bestia eres —dije. Esta sonrió—. Ya estoy molesta contigo.

—Es que tus mejillas son hermosas. Si te digo me das sexo, ¿verdad? —asentí—. ¿Y me dejas amarrarte a la cama?

—No pues...Becky Grey le decían —soltó una sonora carcajada—. No, no me vas a amarrar a la cama. Abusiva.

—Está bien, me rindo por ese lado —se hizo a un lado, yo me moví hasta quedar con la cabeza en su estómago y así estar mejor. De pronto sentí como todo se tornó más sombrío, las risas se fueron, su rostro cambió. Quizá y Becky ya sabía toda la verdad—. Sulax está enferma.

AMOR DE CINE || FREENBECKYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora