Capítulo 38

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 "¡Yu...!" – la voz de mi pequeña hermana que tan solo tendría cuatro años de edad...llorar de aquella manera y llamarme sin que nadie fuera en su rescate.

Me rompía el alma...

Me desplomé en el suelo, angustiado, sin poder respirar bien.

- ¡Kurama! – se agachó Hiei preocupado – No es momento de estar así, Lyna te necesita – se apresuró a decir.

- Kurama eso es... - escuchaba las voces de Yusuke y Kuwabara.

La ira, un torrente incontrolable, arde en lo más profundo de mi ser al presenciar la afrenta contra mi hermana. Cada fibra de mi ser clama venganza por el ataque injusto que está sufriendo. Mis ojos, una vez serenos, destilan una furia que raya en lo salvaje. Un rugido sordo resuena en mi pecho mientras mi tranquilidad se desvanece bajo la marea de indignación.

- ¡Kurama! – exclama Hiei.

Sin advertencia, la energía que hierve en mi interior se desborda, desatando una metamorfosis feroz. Mi piel se convierte en un blanco resplandeciente, y el aire vibra con una presencia sobrenatural. Mi figura humana se desdibuja, y en su lugar surge la forma majestuosa de un yoko, una criatura mítica de furia y poder.

Mi cola blanca se agita con fuerza y mis ojos dorados brillan con una intensidad que no conoce límites. El resplandor de mi esencia se refleja en el entorno, iluminando la arena con una luz etérea. Soy Yoko Kurama, el ser de poder que se encuentra en las raíces de mi ser, liberado por la rabia incontenible que ahora consume mi corazón.

- Lyna... - rugí en un susurro.

Los presentes: Yusuke, Botan, Kuwabara, Hiei...me miraban boquiabiertos. No era la primera vez que veían aquella transformación, pero si la primera vez que había surgido desde la ira.

La multitud queda en un silencio sobrecogedor al presenciar mi transformación. La realidad de mi naturaleza yoko, una leyenda temida, se revela ante ellos. La energía que emano se convierte en una fuerza tangible, una manifestación de mi furia incontrolada.

Segundos después, poco antes de intentar lanzarme a atacar, mi hermana enloquece...un destello blanco resplandece cegándonos.

Ahí estaba.

Había vuelto.

Yoko Lyna.

Su pelo era mucho más largo y frondoso que el mío, llegaba hasta el suelo. Sus orejas puntiagudas y plateadas embellecían su preciosa figura.

Sin pensar, me lanzo hacia el agresor de mi hermana con una velocidad asombrosa. Mi presencia domina la arena, y cada paso resonante es un eco de la venganza que se avecina. El manto blanco de mi pelaje y la luz que emana de mi figura crean una visión imponente, una encarnación de la cólera liberada.

El grito de mi hermana se une al rugido gutural que escapa de mi garganta. Mis garras se afilan y mi cola se agita como un látigo, dispuesto a castigar a aquel que osó herila. En este estado de furia desencadenada, soy una fuerza imparable, un yoko blanco, la personificación misma de la justicia y la protección ante el mal que se atreve a dañar a los míos.

La gente empieza a gritar y a huir, todo en el estadio se descontrola.

Sobre todo Lyna y yo.


¡Hasta aquí el capítulo de hoy!

Espero que lo hayáis disfrutado muchísimo!

Mil gracias por el apoyo~

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AUTORA DE: Kaori, la esfera mágica.

EDITORIAL: Ediciones Arcanas.

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♡¡Hasta pronto!♡

El chico del cabello rojo - Kurama hermano perdido | ✔️ TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora