Cada vez que las pesadillas amenazaban con arrastrarme de nuevo a la oscuridad, Kurama estaba allí para rescatarme.
—¿Quieres hablar de eso? —preguntó suavemente, sus ojos buscando los míos en busca de consuelo.
Negué con la cabeza, incapaz de articular las palabras que aún resonaban en mi mente. Él entendió, y con paciencia, Kurama solo estuvo ahí, a mi lado.
En el silencio compartido, sentí el lazo irrompible que compartíamos. Kurama estaba dispuesto a enfrentarse a lo desconocido para asegurarse de que mis pesadillas no se convirtieran en realidad. La noche se volvía más tranquila, y, con la promesa de su protección, cerré los ojos, esperando que esta vez, el sueño me llevara a un lugar más apacible.
La oscuridad de la noche se cernía sobre mi mente, envuelta en una maraña de pesadillas que me acechaban sin piedad. Cada noche, el tormento de esos sueños oscuros se apoderaba de mí, dejándome exhausta y agotada. La angustia se reflejaba en mi mirada, y el peso de las pesadillas se manifestaba en la falta de apetito que consumía mis días.
Mis amigos, seres queridos que compartían la luz de mi vida, observaban con creciente preocupación cómo mi esencia se desvanecía. La comida se quedaba intacta en mi plato, y la falta de energía en mi rostro revelaba las noches de insomnio y los sueños perturbadores que se apoderaban de mis horas de descanso.
Intentaban hablar conmigo, encontrar las palabras que pudieran destapar el nudo de ansiedad que me aprisionaba, pero mi lengua parecía estar atada por las sombras de mis propios temores. No podía articular el tormento que habitaba en mis sueños, como si las palabras se escondieran en la oscuridad misma que me perseguía.
Las ojeras debajo de mis ojos, oscuras como la misma sombra de mis pesadillas, evidenciaban la batalla que libraba cada noche en el reino de los sueños. La falta de sueño se apoderaba de mi cuerpo, dejando rastros de fatiga que pesaban en cada movimiento, en cada suspiro.
Intentaba enmascarar la tormenta que se desataba dentro de mí, pero mis amigos, perceptivos y amorosos, no podían ignorar el cambio en mi comportamiento. Se acercaban con cariño, sus ojos llenos de preocupación, buscando respuestas que yo no podía dar. ¿Cómo expresar la vorágine de imágenes aterradoras que se repetían en mi mente cada noche?
Me sentía atrapada en un ciclo vicioso de terror nocturno y agotamiento diurno. El manto de las pesadillas me perseguía incluso cuando estaba despierta, nublando mi visión y oscureciendo cada rincón de mi vida.
¡Hasta aquí el capítulo de hoy!
Espero que lo hayáis disfrutado muchísimo!
Mil gracias por el apoyo~
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AUTORA DE: Kaori, la esfera mágica.
EDITORIAL: Ediciones Arcanas.
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El chico del cabello rojo - Kurama hermano perdido | ✔️ TERMINADA
FanfictionKurama guarda un secreto. Lyna Guarda otro secreto. ¿Y si Kurama te oculta la verdad? ¿Y si todo es falso? ¿Y si tu especie en realidad....no existe? *Los personajes no son mios, todos los derechos son de su autor. ¡Muchas gracias por leer y coment...