Solo quedaron recuerdos

Capítulo 43 Hola...

Nancy se la pasó hablando por todo el camino y llorando en más de una oportunidad, se disculpó por lo estar cuando desperté y por no ser el verdadero apoyo que necesitaba.

Aunque esas disculpas ya no eran necesarias, ya no los culpo por todo lo que pasó y ya no existe el mismo resentimiento de antes.

—Lo único que pido es que no pregunten a cada rato "¿Cómo estoy?" en más de una oportunidad dije lo mismo y no quiero que sigan preguntando, al menos no por hoy.

—Cómo tú digas campeón, —dice mi padre desde el volante.

—Wow, pero que humor, —rie Nancy a mi lado.

—Me parece un trato justo y razonable, ¿para qué preguntar lo mismo cada dos minutos?

—Porque te amamos.

—Pueden amarme en silencio, —respondo a papá.

—Ya estamos llegando, —dice Nancy al mirar por la ventana.

—Lo sé, —aún no olvidado dónde vivo.

Mi padre estaciona frente al departamento y desde allí logro ver a Ashley desde la puerta del edificio junto a la vecina anciana de al lado.

—Te dije que volvería pronto, —la abrazo cuando llega hacia a mi.

—¡Pensé que nunca vendrías!, —dice con voz chillona.

—Pues aquí estoy, y no pienso irme.

—¡Vamos arriba! ¡Tengo una sorpresa para ti! —Da pequeños saltitos mientras jala de mi mano.

—¿Enserio?, ¿me hiciste un dibujo?

—No —alarga esa palabra—, es mucho mejor.

¿Entonces qué será?

Me lleva hacia el interior del lugar y paramos justo frente a nuestra puerta esperando a que Nancy suba con la llave.

—¿Se te perdió el camino? Te estamos esperando para que abras la puerta. 

—Lamento informarte que la puerta está abierta, genio.

—Ahora me siento como un imbécil.

—Siempre fuiste uno. 

—¡Entremos! —Ashley jala de mi brazo y abre la puerta, ¿el departamento no tiene luz?

—¿Y mi sorpresa?

—¡Sorpresa! —Gritan desde el interior mientras Nancy enciende las luces y es allí cuando se hacen visibles mis amigos.

Mierda, me quedo en mi lugar viendo cómo todos corren hacia mí y hacen un círculo para poder abrazarme, cierro los ojos y siento la presión de todos; es abrumador.

Después de ese largo abrazo, todos intentan hablar a la vez y se me hace imposible entender lo que dice cada uno.

—Uno a la vez, por favor. —Dice Nancy detrás de mi.

—Lo sentimos, es la emoción, —comenta Olivia.

—Muchas gracias por venir… en serio.

Me aterra el hecho de que sepan que fue lo que pasó conmigo, el motivo por el que estuve en el hospital, el lugar de donde vine y todas las cosas que hice.

—Hola... —evito mirar al suelo cuando saludo a Sofia y Henrick— sé que merecen una disculpa, también sé que no debí tratarlos así. —Mi voz se traba.

Mis manos tiemblan y un cosquilleo corre desde mis dedos hasta mis codos; no sé que decir ahora.

—No hay nada porque disculparte —Henrick toma mis hombros y mira mis ojos—. Sabemos que no era nada fácil por lo que pasaste y a pesar de todo; siempre serás nuestro mejor amigo.

—Apoyo cada una de las cosas que dijo, —se une Sofia a nosotros y nos envuelve en sus brazos.

—Me alegra verlos juntos de nuevo, enserio, —esta vez habla Olivia.

—Muchas gracias por todo, —digo al separarme de mis mejores amigos y abrazarla.

—Me alegra que estés bien y estoy muy feliz de poder verte ahora. —Dice con esa sonrisa que la caracteriza.

—Ya no sé que decir, siento que dije gracias muchas veces.

—No tienes porque decir nada, si no estás cómodo o no quieres; no lo hagas.

Me limito a sonreír y camino para saludar a la única persona que me falta, y aquí estoy de nuevo, cayendo en sus ojos como siempre lo hago.

—Hola, —comento con incomodidad y con las manos dentro de mis bolsillos.

—Hola —responde él y se me queda viendo por un instante— sé que no somos tan cercanos como lo eres con los demás, pero igual me preocupé un montón por ti. Estoy feliz de que estés bien. —Comenta con una gran sonrisa para después llevarme a sus brazos.

No permití que fuéramos tan cercanos como los demás porque aún me gustas. Y el hecho de que me estés abrazando genera muchas cosas dentro de mi.