Guardo la barra a medio comer y comienzo a caminar para así ahuyentar los pensamientos que me atormentan, la brisa del parque es un tanto tibia, cómo si estuviéramos en la época calurosa del año.
La risa de los niños, los juegos del lugar; las familias que caminan por la zona me recuerda a todo lo que en algún momento perdí, aunque solo sea ella quien está ausente; su partida dejó un vacío que separó a mi familia por completo; supongo que cada uno lo asimila de forma distinta, Nancy intenta salvar el año académico, papá deja todo su estrés en el trabajo y supongo que así olvida su vacío, si acaso ya no lo habrá hecho y Ashley, cree que mamá se fue de viaje.
Cómo desearía que fuera así, que esa fuera una posibilidad; un viaje, saber que está bien en algún lugar del mundo, respirando, viviendo, existiendo la mínima posibilidad de que en algún momento regrese, pero eso es algo que nunca pasará.
Cuando estoy a punto de irme, me encuentro con un señor echado en el suelo con un cartel pidiendo ayuda, cualquiera que puedan darle, pero solo tengo la barra de frutos, así que con un poco de vergüenza; ya que está a medio comer, se la ofresco y sigo con mi camino.
No tengo claro a dónde ir ahora, no tengo dinero para un café, ya que lo he dejado todo en casa y es el lugar a donde menos quiero ir en este momento, así que solo camino por las calles hasta que el sol comienza a ocultarse.
Resignado; detengo mi paso y vuelvo por donde vine para llegar a mi hogar y allí está, a unos cuantos metros de mí, con su cabello castaño y esos ojos que son tan oscuros que pueden confundirse con el negro, ¿qué está pasando?, ¿por qué estoy sintiendo esto? estoy... ¿feliz?
Nah, debe ser otra cosa.
O tal vez...
No puede ser, no debería, llevo mi vista a otro lado y acelero mi paso para llegar más rápido a mi destino, mi respiración pesada y el sudor en mi frente hace creer a cualquiera que estuve corriendo durante el tiempo el que estuve afuera, y ni siquiera sabrían lo equivocados que están.
Estando a solo unas cuadras de llegar al apartamento, comienzo a escuchar unos ruidos en unos botes de basura, es como si algo intentara salir, el sonido es desagradable, igual que frotar un tenedor por la superficie de un plato de vidrio. Con esa sensación por todo mi cuerpo, me acerco con rapidez y quito la tapa para así encontrarme con el maullido de un gato.
Es un tanto pequeño, pero tiene una gran cantidad de cabello, como si fuera... efectivamente; una bola de pelos, este me ve con detenimiento mientras intenta llevar su cuerpo hacia arriba y los reflejos de luz caen sobre sus ojos cambiando un poco su color y después de pensarlo un poco, meto la mano al bote de basura y lo dejo salir.
Una parte muy retorcida de mi mente piensa en que debo oler mi mano, pero mi parte lógica cree que eso no es una buena idea; por lo que evito hacerlo, así que continuo de camino a mi casa pero la pequeña bola de pelos comienza a maullar y correr detrás de mi, o eso intenta, ya que no es lo suficientemente grande para hacerlo.
—¿Qué pasó amigo? —Otro maullido—, no puedo llevarte conmigo a casa.
Se detiene frente a mi y me mira como si escuchara lo que estoy diciendo, en realidad su pelaje no es tan largo, pero gracias a su diminuto tamaño parece que así fuera, podría decir que es blanco, pero estaría mintiendo; es una especie de fusión con el negro, su cola lo es, parte de su cabeza y unas cuantas manchas al rededor de su cuerpo.
—No puedo llevarte conmigo a casa -me agacho y el se recuesta en mi zapato para maullar una vez más.
Un sentimiento de tristeza corre por mi pecho; pero no es similar a los que he sentido todos estos días; este es totalmente diferente, se siente más como... ¿culpa? En realidad no quiero dejarlo aquí, está solo y no hay un gato más grande para suponer que es su madre; y que estuviera dentro de la basura no parece indicar que tenga un dueño.
—Mierda —suspiro—, ¿y ahora que haré contigo? Tal vez si insisto lo suficiente me dejen tenerte.
Maullido; no se si estoy enloqueciendo o solo responde en el momento indicado, pero ya he tomado una decisión.
Nos vamos a casa, pequeño.
ESTÁS LEYENDO
Solo quedaron recuerdos
Novela JuvenilMorirás, lo tienes claro, ¿cierto? La muerte es algo que puede llegar en cualquier momento, sin siquiera avisar en el preciso instante en lo que hará, todos sabemos que de su mano se lleva a los seres que más amamos, pero... ¿qué pasa si el vacío de...