Capítulo 46 ¡Una cita!

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Amaury:

¡Hola! ¿Ya llegaste?

Esteban:

Eh… si, mi mamá aún no llega. XD

Amaury:

No te preocupes, pronto lo hará.

Gracias por venir hoy y ayudarme.

Esteban:

Eso hacen los amigos, ¿cierto?

De camino a mi casa estuve pensando en algo y no sé si será una locura pero quiero intentarlo.

¿Te gustaría salir mañana y conocernos un poco más?

Amaury:

¡Wow! Me tomaste por sorpresa.

Esteban:

¿Entonces no quieres? :v

Amaury:

No, no, claro que sí quiero.

Solo es que jamás pensé que todo saldría tan bien.

Esteban:

Eso sucede cuando no piensas tanto y solo te arriesgas.

Suelto el teléfono y ahora comienzo a tener miedo de lo que pueda pasar, creo que no me di el tiempo suficiente para pensar y asimilar todo esto y ahora ya no hay forma de volver atrás.

Me recuesto sobre el sofá porque mi cuarto aún huele a pintura y comienzo a pensar en que dirá mi padre cuando sepa todo lo que pasa y las cosas que siento y pienso. Creo que por esa razón le decimos primero a nuestros amigos; porque es más fácil de manejar y llevar, nuestros padres tienden a ser un poco más… impredecibles.

—¿Qué haces durmiendo aquí en la sala? —Pregunta mi padre al entrar a la cocina, hoy llegó un poco más tarde de lo normal.

—¿Recuerdas que te dije que quería pintar mi habitación? Ya lo hice y el olor no me dejará dormir. —Bloqueo la pantalla y guardo el teléfono bajo los cojines.

—Verdad que si, —gracias a su bostezo casi no logro distinguir lo que dice.

Cuando vuelvo a tomar mi teléfono y reviso los mensajes es cuando por fin entiendo que mañana tendré un cita, ¡Con Esteban! Me pongo de pie y comienzo a dar vueltas por el sofá dando grandes exhalaciones para calmar los nervios que me invaden.

Esteban:

¿Te dormiste?

Amaury:

No, pensaba en mañana.

Esteban:

Oh, ya veo, estás pensando en mi.

Me sonrojo y no sé cómo responder a eso.

Amaury:

No seas imbécil. XD

Iré a dormir, nos vemos mañana.

Esteban:

Descansa. 👋🏼

•••

Llevo un par de minutos en la cafetería donde acordamos vernos y ya pedí un café helado mientras espero, ojalá no sea de mala educación, cuando termino de tomarlo comienzo a jugar con la servilleta que está en la mesa mientras escucho música desde el teléfono.

Cuando levanto la vista, allí está Esteban acercándose a mi y no puedo evitar perderme en la forma de su cuerpo, en los pantalones que lleva puestos que se amoldan a sus piernas y en el suéter que oculta sus brazos y la parte superior de su cuerpo.

¿De dónde vino eso? Reacciono cuando vuelvo a la tierra.

—Veo que empezaste sin mi, —dice al sentarse a mi lado.

—Pensé que no vendrías, —espero que mi sonrisa deje claro que no lo digo en serio.

—Solo llegué cinco minutos tarde, si lo ves desde otro punto; tu llegaste muy temprano.

—Buen punto, —busco algo en mi mente para decir ahora, pero estoy en blanco, mierda.

—Bueno —dice luego de unos segundos—, estamos aquí para conocernos, así que podemos hacer algo, tu haces una pregunta y yo hago la otra y haremos así hasta saber lo suficiente el uno del otro.

Pedimos una ronda de café y una torta de chocolate y vemos como pasan los minutos correr, me cuesta creer que ya ha pasado una hora y que no ha habido otro momento incómodo.

—Hay algo que debo preguntar —hago una pausa para terminar de tragar—, ¿Eres gay, hetero, bisexual? Tengo esa duda desde que te vi besar a esa chica en la cafetería.

—Buena pregunta —dice al tomar un sorbo—, estoy experimentando, apenas estoy comenzando a hacerlo, pero lo único que sé es que no soy completamente heterosexual, de eso no hay duda. —Dice en una pequeña risa.

—Al menos sabes lo quieres y estás descubriendo quien eres, yo ni siquiera eso.

—Eso no es cierto, si lo no estuvieras intentando no me hubieras dicho nada ayer y no estarías aquí hoy, solo date tiempo para procesar todo y saber con claridad que es lo que quieres.

Te quiero a ti, pero me ahorro el comentario.

Hablamos durante otro rato y debo admitir que he disfrutado mucho de este día, pero ya se acerca la hora de irnos.

—Me gustó conocerte un poco más y, no creo que seas un caos.

—A mí también me gustó conocerte y solo dices eso por educación, —se ríe de su comentario y se levanta para indicarme que debemos irnos.

Se ofrece a llevarme hasta a mi casa, lo pienso por un momento pero termino aceptando la invitación, aprovechamos el rato que nos queda y hablamos de esas cosas que no logramos conversar en la cafetería.

—La pasé muy bien hoy, —dice desde la entrada del departamento.

—Yo también lo hice y no me molestaría que esto se repitiera. —Me despido chocando los puños y el me interrumpe y lo hace con un abrazo, esto me toma por sorpresa, pero termino sediento ante el.

—Ahora sí debo irme, —se separa de mi y baja por las escaleras.

Entro a la cocina para tomar un vaso de jugo y escucho como tocan la puerta, ¿habrá olvidado algo? Pero si ni siquiera entró.

Me acerco a la puerta y la abro con cierta duda, pero solo son mis amigos que están del otro lado.

—Me obligaron a volver, —Esteban los apunta con el dedo mientras ellos hacen sonidos morbosos, solo necesito que la tierra me trague en este momento.

—¿Recuerdas cuando te dije lo increíble que sería viajar en auto con tus amigos? —Consulta Henrick.

—Sí…

—Pues ya hablamos con tu padre.

—Fuimos a llorar con tu padre, —interrumpe Sofia.

—En fin, mañana saldremos de vieje.

Mierda.

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