Capítulo 34 El inicio de un fin

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24/04/2023

—Soy tu hermana mayor y ahora es mi turno de cuidarte, también sé que merezco el odio que sientes, porque fui una completa perra durante todo este tiempo; pero te amo, eres mi hermano y eso nunca cambiará. Pero en serio, discúlpame por todo.

—No te odio —digo por fin después de un rato— solo no podía soportar nada de lo que pasaba y ustedes eran ese recuerdo constante de lo que he perdido. También por eso me alejé de todos.

—Lo entiendo, ahora si puedo hacerlo.

Me recuesto de un muro el cual nunca comprendí su función y me quedo mirando como comienza a ocultarse el sol. Esta tarde en particular, los colores se vuelven algo asombrosos e irreales.

El azul que se forma en el cielo es tan peculiar que fácilmente podría confundirse con el morado; mientras que las pocas nubes que aún no han sido invadidas por esos tonos oscuros, se mantienen con detalles rosas resaltando el espacio.

Es hermoso, pero sigo sin comprender cómo se formaron esos colores.

—¿Estás bien?

—Sí, solo miro al cielo, la última vez que estuve con ella me dijo que quería volver a Venezuela, —suelto sin pensar.

—Pues, iremos en algún momento, en su honor.

—En su honor, —repito al sentir que mis palabras se pierden en el viento.

Me alegra pensar que resolví las cosas con Nancy y saber que ahora estamos bien, eso convierte mi decisión en algo mucho más fácil. Al menos no terminaremos en malos términos.

Unos minutos después me encuentro en el balcón, Nancy me dijo que no hiciera algo loco y luego se fue a su cuatro porque comprendió que necesito mi espacio. Mis pulmones liberan todo el aire que logré recuperar, últimamente lo he perdido con rapidez, mi estado no ha sido el mejor pero aún así intento pasar esto por alto.

Puedo sentir los huesos de mi cara con mayor facilidad y vuelvo a notar lo que reseco que se ha vuelto mi cabello, sigo siendo un desastre.

Siempre seré un desastre.

Ya no sé si es un recuerdo, una silueta o cualquier otra mierda, pero puedo ver un par de figuras borrosas a unos pasos de mi, una es mi madre, la otra soy yo.

Mi mirada se mantiene fija entre ambos y noto como mi madre le entrega un libro de tapa azul, mismo que está en mi estante justo ahora. Un pequeño sentimiento similar a la nostalgia corre por mi pecho al recordar lo feliz que fui en ese momento.

—Mi primer y último libro en físico. —Digo para mi al regreso a mi cama. 

Desde que se fue todo ha sido un caos.

Yo he sido un caos.

Tuve nuevos amigos.

Me enamoré.

Me confundí.

Lloré.

Perdí a muchos.

Me gané el odio de unas cuantas personas.

Intenté suicidarme.

Estarías decepcionada de mi.

En realidad lo estarías.

Camino hacia el baño y tomo una afeitadora para golpearla repetidas veces contra el suelo hasta que logro desarmarla en varias partes. Tomo la hojilla entre mis dedos con cuidado de no cortarme antes de tiempo y vuelvo a mi cuarto para cerrar la puerta con seguro y escribir un último fragmento antes de irme.

Cuando cierro el cuaderno y quedo frente a la tapa de color negro pongo los brazos en el escritorio y soy conciente de todo lo que está pasando.

Cierro los ojos e intento imaginar algo totalmente diferente a lo que está pasando frente a mi, cualquier cosa es mejor que esto.

Mi pulso se acelera y siento como los minutos corren con lentitud aún cuando no tengo nada que indique la hora frente a mi, siendo mi respiración lo único que puedo escuchar justo ahora y un pequeño cuadro metálico siendo lo único que salta a mi vista en este momento, mi mano comienza a temblar cuando lo acerco a uno de mis brazos y con esto viene un cosquilleo que llega a todo mi cuerpo.

Doy el primer corte en un esquina de mi muñeca y suelto un pequeño quejido cuando noto un pequeña aventura y la sangre que comienza a salir de ella, mi corazón late apresurado y un nudo se crea en mi garganta, las lágrimas salen y no precisamente por el dolor, sino porque soy conciente de que este es el fin de todo, soy conciente de que esta fue la única forma en la que puede ser libre.

Intento respirar con calma mientras observo la sangre fluir fuera de mi piel, las gotas recorren mi muñeca y la sensación ardiente sigue intacta al igual que mis ganas de continuar.

Después de dar un repaso por mis recuerdos y despedirme de cada una de las personas que amo, hago un último corte sintiendo como este llegó mucho más lejos que los demás, sintiendo como desgarró mi piel, sintiendo como se derrama mi sangre y comienza a crearse un charco sobre lo escritorio.

Apoyo la frente en el escritorio, alejo la muñeca de mi rostro y cierro los ojos para que esto termine más rápido.

Al fin estaré contigo mamá...

Al fin estaré contigo mamá

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