Morirás, lo tienes claro, ¿cierto?
La muerte es algo que puede llegar en cualquier momento, sin siquiera avisar en el preciso instante en lo que hará, todos sabemos que de su mano se lleva a los seres que más amamos, pero... ¿qué pasa si el vacío de...
Las clases terminan y salgo con Olivia ya que se ofreció a acompañarme cerca de mi casa; habló con Esteban antes de salir para que no viniera con nosotros, me aseguró que no reveló el verdadero por qué.
Espero que sea cierto, no quiero imaginar lo que pasará cuando se entere de la verdad, solo espero que no pase aún.
Ambos caminamos en silencio, en este momento no quiero hablar de nada de lo que pasó y me alegra saber que ella respeta eso, por momentos la miro de reojo y noto como su cabello se mueve con soltura gracias a la brisa que genera el día.
Misma que provoca resequedad en mis ojos y hace que estos se humedescan con cada paso que doy.
—Gracias… por lo de hace rato. —Mi mirada se pierde en el borde de una calle.
—No hay de que, espero haber ayudado.
—Lo hicieron, —digo sin pensar.
—¿No crees que deberías hablar con él? Y no es por crear presión ni nada por el estilo. —Comenta con naturalidad.
—En este momento no estoy listo para hablar de eso, he tratado de borrar todo eso de mi mente, bloquearlo, olvidarlo.
—Entiendo. Pero debes saber que no debe darte vergüenza quien eres. Eso jamás debe pasar.
—Olivia, no soy gay.
—¡Disculpa no quise decir eso! —Expresa apenada al llevar una mano a su boca.
—No le des importancia, solo quería dejarlo claro, —mi mirada cae al suelo.
—¿Entonces ya no te gusta?
—¡Olivia! —arrojo un suspiro—, hoy estás haciendo muchas preguntas.
—¡Es qué las tengo! Pero disculpa si te molesto.
—No molestas, como ya te dije; es un asunto que intento olvidar. En este momento no hablaré de eso.
No sé de dónde salió tan paciencia.
Eso es nuevo.
El resto del camino se mantiene en silencio, pero no de esos que incomodan ni algo por estilo, o al menos es lo que yo siento, necesito silencio y ella pudo dármelo.
Llegamos a un punto de la ciudad en dónde ella se despide con un abrazo y separamos nuestros caminos para llegar a nuestros respectivos hogares.
El frío y el olor del lugar inundan mis fosas nasales, suelto mi bolso en el umbral y froto mi cabello cuando camino hacia la cocina, tomo un poco de la comida de Noah y entro a mi habitación para dejarla allí.
El me espera bajo la cama y salta sobre mis pies cuando paso un poco cerca, después de un pequeño susto; lo tomo entre mis manos y descubro lo grande que está.
—¿Cómo estás amigo? Espero que bien. —Se las ingenia para mover sus patas y clavar sus uñas en mi piel.
Maullido, un tanto agudo, pero uno.
—¡No te molestes! —Suelto cuando comienza a desesperarse y lo dejo sobre la alfombra... que no he limpiado.
Lo haré pronto.
Salgo de mi habitación y Noah corre detrás de mi, ya que solo estamos el y yo no le doy importancia y dejo que juegue por el lugar; mientras que me dejo caer sobre el mueble y noto como todo a mi alrededor se ve tan diferente pero de cierta forma sigue igual.
Muchas de las cosas siguen en el mismo sitio sin tener ningún tipo de cambio o modificación; pero hay algo que cambia, esto ya no se siente como un hogar.
Suelto una respiración pesada y regreso a uno de los últimos recuerdos que tuvimos juntos, fue justo aquí.
•••
¡Amaury! —Gritó desde el umbral—, voy a salir un momento, ¿quieres acompañarme?
Estaba por terminar una ilustración, pero también quería salir.
—¡Sí! —Grité desde suelo de mi cuarto— Busco un pantalón y nos vamos.
—No te vayas a tardar.
•••
Este es uno de tantos recuerdos y fragmentos de algo que ya pasó que corren por mi mente durante todo el día, en ocasiones logro pensar en otra cosa y creo que logré superarlo un poco por un par de días, pero retrocedí todos los pasos que había avanzado.
Me quedo en el umbral con la mirada pegada en el perchero, observando el punto en donde antes estaba su blaicer color beige, extiendo mi mano como si de cierta forma fuese a rozar la tela, pero en cambio choca con textura de la pared.
Y luego de unos segundos camino a su habitación para sentirme más cerca de ella.
Para intentar sentirme bajo su compañía de nuevo.
Intento no pensar mucho, porque si termino haciéndolo, no haré nada, así que abro la puerta y cierro los ojos por un momento.
Su aroma…
Aún está aquí.
Se mantiene intacto.
Tenso mi abdomen y respiro con rapidez para mantener controladas mis emociones, un tick se crea en mi ojo izquierdo cuando noto que nada está igual, que sus cosas no están y que su escencia tampoco.
Aunque eso no es del todo cierto, ella se mantiene intacta en cada lugar, en cada zona, en cada espacio, y termino de confirmarlo cuando mi mirada cae en su cama y se crea de nuevo esa silueta traslúcida que me mira con detenimiento.
Cierro la puerta con seguro, busco mi teléfono y salgo de ese lugar lo más rápido que puedo.
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