Capítulo 17 Secretos

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Con el lápiz entre mis dedos realizo un movimiento de arriba a abajo mientras que la superficie alargada golpea con la madera plana del escritorio.

Hoy tuve que venir sin ningún suéter ya que estos aún están sucios, se siente extraño no tener nada sobre mi cabello, pero aún así no me siento totalmente incómodo.

Detengo el sonido del lápiz y apoyo la frente en una de mis manos mirando directo a la pizarra y pensando que posiblemente el docente no venga hoy, ya que sus treinta minutos de retraso no me dan buena espina.

Y es ahí cuando mi mirada cae en esa persona que ha generado confusión en mis emociones durante todos estos días, concentradome en esa cosa oscura que rodea su muñeca, aún me pregunto si está bien sentir todo esto, con todo lo que ha estado pasado, tal vez sea una forma de distracción, o tal vez no.

Después de unos segundos llevo mi mirada a otro lado y me centro en las notificaciones más recientes de mis redes.

Nuevo mensaje de Henrick:

¡Ey! Espero estés bien y disculpa por no escribir, Sofia me dijo que lleva unos pocos días sin saber de ti.

Es inusual en nosotros pasar tanto tiempo sin hablar.

¿Cuando podemos vernos?

Sé que nuestra comunicación no ha sido la mejor estos días, pero estuve pasando por muchas cosas a la vez y en ese tipo de ocasiones, solo te centras en ti, en realidad no quiero lastimar a nadie, espero estar lograndolo.

—¡Hola Amaury! ——Saluda Olivia al acercarse a mi— Nos dijeron que en la siguiente hora la tendremos libre.

—¡Al fin algo bueno! —Me levanto del asiento mientras el cansancio recorre mi espalda.

—Esteban nos espera afuera, ¿vienes? —Debo confesar que no noté cuando salió.

—Sí, —digo al caminar junto a ella esperando que él no le haya contado lo de ayer.

Salgo al corredor junto a Olivia y se me hace inusual ver estos pasillos vacíos, con solo una porción de personas caminando por el lugar.

—¡Hoy te ves diferente! —Mierda, ¿tan evidente es?

—Eso no es cierto, estoy igual que siempre. —Miento.

—¡Desde que te conozco nunca había visto tus brazos! —Oh... ¿es eso?, espero que si.

—No te acostumbres —le dedico una sonrisa y camino junto a ella hasta encontrarnos con Esteban—, me gusta tu pulsera.

—¡Gracias!

Las clases han terminado y me alegra pensar en la posibilidad de que si estoy haciendo amigos, tal vez mi círculo social crezca, aunque sea un poco.

Al caminar junto a una vía más ruidosa de lo inusual, recuerdo a que nunca respondí a los mensajes de Henrick, así que tomo el teléfono y me obligo a acercarme a la sombra para poder ver con claridad lo que aparece en la pantalla y aún así; no logro ver lo suficientemente.

Mierda. 

Entro a uno de los negocios y envío un par de mensajes explicando porque no pude responder y cuando llegan sus respuestas, me dice que está en un parque muy cercano, que podríamos vernos allí, entonces acepto y guardo el teléfono.

Pero al levantar la mirada, veo que las personas que están en el mostrador me miran con detenimiento. Sin saber que hacer y con la vergüenza recorriendo mi cuerpo, me acerco a ellos y compro una bebida, agradezco haber traído un poco de dinero.

Al salir del negocio acelero el paso aún sintiendo esta estúpida vergüenza, pero al menos al encontrarme con mi amigo podremos reír de esto, pero recuerdo nuestro tema de conversación y llega esa sensación de inseguridad a mi estómago.

•••

—¿Creés que esté bien que sienta esas cosas? —Pregunto con vergüenza y temiendo a la respuesta.

Contar todo esto no ha sido nada fácil para mí, mis piernas aún siguen temblando y en mi cuerpo aún está esa sensación fría la cual no quiere irse, tal vez esto esté mal, como puedo sentir todo esto con las cosas que han pasado.

—Sé que es una decisión difícil y es muy raro que digas lo que sientes, por eso me sorprendo —hace una pausa—, pero no debes sentirte mal por esto, tú también mereces ser feliz sin importar lo que ha pasado.

—¿No es contradictorio que esté mal por la muerte de mi madre y que esté sintiendo todo estas cosas?

—No, tal vez así puedas pensar en otra cosa y superar todo de esto de a poco ¿Pero en realidad te gusta? ¿O solo es una vía de escape?

—Ese es el problema, no lo sé, no tengo una respuesta para eso. —Digo al pasar las manos por mi cabello.

—Solo intentalo, pero antes piensa muy bien todo, debes estar conciente de que es lo que quieres. Sabes que no te juzgaré y te apoyaré en lo que decidas.  

—Muchas gracias por apoyarme.

—Vamos a comer, —me toma el hombro— sé que estás pensando muchas cosas, así te olvidas un poco.

—Vale, —si estoy pensando demasiado, solo espero que la comida no me haga vomitar.

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