Capítulo 05 Ansiedad social

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Ni siquiera logré superar lo de ayer y hoy me obligan a venir al instituto, que por cierto, apenas comienza el día y ya todo va de la mierda. Al igual que el resto de los días, mi ropa va en tonos oscuros y neutros, lo que no me hace resaltar pero tampoco me hace pasar desapercibido.

Nunca he sido alguien popular y tampoco una persona totalmente invisible, siempre estuve en ese punto medio que genera comodidad, pero este día en particular todos han volteado a verme, personas que conozco y las que no, rompiendo la poca paz que me queda,

Mierda.

Vuelve esa sensación inquietante al centro de mi pecho y siento como mi nariz no toma todo el aire que necesito, así que subo la capucha de mi suéter y acomodo los rizos en mi frente en un intento de cubrir mi rostro, es la primera vez que regreso desde lo que pasó.

—Hola amigo —dice un chico que no conozco al detenerme en medio del pasillo—, supe lo que pasó con tu madre y en serio lamento todo lo que está pasando, —me limito a contestar y solo hago un gesto afirmativo.

¿Se supone qué eso debe hacerme sentir bien?, ¿eso debería subir mis ánimos o ser una especie de consuelo?

¿Qué mierda le pasa a la sociedad? Que sientan lástima por mi y que en cada segundo una persona nueva me recuerde que mi madre está muerta no me ayuda en lo absoluto. Nadie se ha acercado a preguntarme cómo me siento o lo que quiero para estar mejor, solo me dan un montón de palabras vacías en espera de que eso pueda consolarme, cuando no es así.

Solo me hacen sentir peor.

Solo me recuerdan todo lo que he perdido.

Me obligo a pensar en otra cosa pero lo único que viene a mi mente son las ganas incontrolables de tomar mi cuaderno y escribir todas las cosas que he sentido estas últimas horas, que son mucho más de lo que imaginé.

•••

La segunda clase de hoy es Lenguas extranjeras, clase que odio, dato que me gustaría agregar, mientras que el profesor habla y habla como una máquina que no tiene freno, yo apoyo mis brazos en el asiento y lucho con las ganas de no dormirme.

—Oye, Amaury —susurra una chica a mi lado—, sé que debes estar pasando por un momento horrible y que tal vez no estés de ánimos para esto, pero creo que eres muy valiente, yo no hubiera sido capaz de venir hoy.

¿Por qué cuando pienso que estoy a punto de olvidarlo debe llegar alguien y volver a recordarme el tema?

—Eh... gracias, —respondo al intentar no mirarla.

—¡Olivia y Amaury! —Suena la voz del docente desde el comienzo del salón—, si lo que están hablando es tan importante pueden compartirlo con el resto de la clase.

Digamos qué quiero meter ese borrador en su boca para que al fin se calle, ¿en serio quieres oír eso? En cambio, solo tuvo silencio de nuestra parte.

—Supongo que lo consolaba por la muerte de su mamita. —Dice Bryan al hacer un gesto de llanto.

—Vete a la mierda, —respondo con asco ante su comentario.

—Mejor vete tú a dónde está tu madre, creo que sería mejor para todos, —dice mientras se crean murmullos por todo el salón.

Gracias a su comentario me detengo a procesar todo por un momento, nunca hemos sido, nunca estuvimos cerca de estarlo, pero nunca habíamos llegado a este punto y menos al que estoy a punto de cruzar.

Siendo más conciente de lo que dijo unos segundos antes, mi vista va por todo el escritorio en busca de algo, pero solo hay cosas livianas, así que me lo pienso por un momento y termino tomando mi teléfono, fijo bien el lugar y con la adrenalina corriendo por mi venas arrojo el teléfono a la cabeza de Bryan.

La velocidad en la que va el teléfono es tan intensa que al chocar con la parte trasera de su cabeza esta provoca un sonido hueco y que el aparato se divida en varias partes al chocar con el suelo.

Muchos comienzan a reír, otros nos miran con cara de idiotas y yo me levanto de mi asiento en espera de que reaccione e intente golpearme, la tensión que recorre mi cuerpo se disparaba en cuestión de segundos y supongo que la furia que hay en él es aún peor.

Se toma de la cabeza por un momento mientras suelta pequeños quejidos, aparta los asientos que están a su paso y corre en mi dirección, mi corazón late con fuerza, estoy asustado, pero no puedo permitir que diga eso de mi madre, aún cuando siempre decía que la violencia en ningún motivo sería la solución. Aunque siempre me ha parecido una estupidez.

—¡Basta! —Grita el docente al detenerse entre ambos cuando Bryan está a solo unos pasos de mi—, es como si fueran un par de animales, los tres irán con la directora, ahora.

—¿Los tres? –Consulta Olivia.

—Necesito que vayas para que evites que ambos se maten.

•••

—Me debes una hijo de perra, sabes que me la pagarás, ¿cierto?

—Oh, por Dios, ¿en serio?, puedes ver cómo tiemblo de miedo.

Y perra tu puta madre.

—Chicos dejen de discutir, igual saben que no llegarán a nada.

—Sí, sé que mí puño llegará a su cara.

—Quiero ver qué lo intentes imbécil. —Murmuro.

—¿Qué dijiste?

—¡Qué quiero verte intentándolo pesado de mierda! —Grito al levantarme de mi asiento y notar por los gestos de Olivia que la directora está detrás de mi.

No puede ser...

No puede ser

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