Capítulo 20 - Pero no gracias

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Nagisa despertó en el hospital, estando aturdido y algo perdido, la puerta era bloqueada por guardias de seguridad y había al menos cinco doctores que escribían sin parar en sus portafolios.

— Joven Shiota, veo que ya despertó —.

Tardó un momento en reaccionar, pero al hacerlo, dirigió su mirada al otro lado de la habitación, donde se encontraba su maestro de Educación Física, Tadaomi Karasuma, siendo éste también parte del ministerio de defensa de Japón.

— ¿Karasuma... sensei? — Preguntó en voz baja, sintiendo un leve dolor en su garganta.

Se quedó en silencio luego de decir aquello, bajó la cabeza, sus ojos sin estar fijos en ningún lugar, sólo estaba procesando algo que aún no comprendía, algo que todavía no había asimilado y por ende, desconocía muchas cosas de la nueva situación en la que se encontraba.

Karasuma no habló, sólo esperó a que el mismo adolescente comprendiera la situación.

Nagisa mantenía sus ojos abiertos, reflejaban cansancio y las ojeras se remarcaban bajo ellos, con una expresión ligeramente confundida y algo indiferente.

Trató de repasar lo que había pasado, primero teniendo los recuerdos de su encuentro con el pelirrojo, y el como fue arrastrado hacia el interior de una tienda de animales, luego, su encuentro con la aparente nueva familia de su "amigo", y finalmente...

Finalmente...

« ¡Gracias! »

El cuerpo de Nagisa se tensó cuando aquella palabra hizo aparición en su memoria, sus labios comenzaron a temblar mientras comenzaba a murmurar cosas que sólo el entendería, con el dolor persistente en su garganta por eso mismo, y con los recuerdos cayendo sobre su cabeza como lo hacía un balde de agua fría sobre la espalda.

— Él regresó... él lo hizo... vendrá por mí... por él... gracias.... gracias... gracias... — Sus murmullos comenzaron a tener más fuerza, mientras llevaba sus manos a su cabeza.

Karasuma quiso acercarse cuando vió como su estudiante en aquel estado, con una mirada enloquecida y una expresión llena de pánico, con sus murmullos convirtiéndose en palabras normales, para luego subir de tono hasta llegar a los gritos.

Más sin embargo, uno de los médicos lo detuvo.

No le dirigió ninguna palabra, pero con su mirada, le decía que no se acercara.

Nagisa sujetaba su cabeza con fuerza, sus gritos lastimaban más su garganta, y los Flash backs de la obra macabra de arte en su baño llegaban de golpe, algunos con escenas borrosas y otras mostradas de la forma más explícita posible.

— ¡Hagan algo! —.

Karasuma trató de acercarse para ayudar a su alumno, empujando al doctor que lo detuvo tiempo atrás para apartarlo del camino, pero dos de los guardias que protegían la puerta lo detuvieron, sujetándolo de los brazos para poder someterlo.

Algo cruel, considerando que sólo quería ayudar a un menor de edad que estaba sufriendo luego de una experiencia traumática, pero era lo que había.

Los gritos llenaban la habitación, Nagisa gritaba sin importar el dolor de garganta y estómago, gritando que alguien lo ayudara, que salvaran a alguien de quien no decía su nombre, con su mente torturándolo con cada recuerdo que llegaba, sintiendo punzadas en su cabeza y con un temor creciente a una persona que ni siquiera estaba presente con él, al menos no de forma física.

Cuando su cuerpo colapsó.

~ • ~

Nagisa despertó sobresaltado luego de unas horas, con sudor frío en su mente y su respiración acelerada, como sí hubiera tenido una muy mala pesadilla.

— Joven Shiota —.

Se sobresaltó al momento de sentir como una mano de posaba de manera repentina sobre su hombro, pero al ver a su maestro de traje negro, no dudó en abrazarlo, aferrándose a él con fuerza mientras ocultaba su rostro en su abdomen.

Estaba buscando un refugio.

El adolescente trató de hablar, trató de pedir ayuda, suplicar que lo sacaran de su propia mente, más sus cuerdas bucales no lo ayudaban, y de su boca, sólo salían lastimeros gemidos de dolor y uno que otro sonido sin sentido.

Sentía un extraño pero gran dolor en su garganta.

— Tranquilo — Fueron las palabras del adulto, correspondiendo el abrazo mientras daba ligeras caricias en su cabeza para calmarlo — Estás a salvo, él no está aquí —.

Luego de unos minutos que parecieron ser eternos para ambas partes, el adolescente dejó de intentar hablar, aceptando las palabras de su maestro al ya haberse tranquilizado, y aunque el miedo persistía, se sentía en paz.

El abrazo siguió por un tiempo, cuando Nagisa se separó de forma lenta, temiendo de que en cualquier momento aquel que le brindó seguridad momentánea se fuera.

Por suerte, no fue así.

— ¿Estás mejor? —.

La voz de Karasuma, antes fría y seria, ahora era tranquila y suave, con una mirada comprensiva. Buscaba ayudar a su alumno, aunque sea un poco.

Nagisa asintió sin decir una palabra, comprendiendo que intentar hablar sólo le haría más daño a su garganta, que por el momento, había dejado de doler, al menos un poco, pero la diferencia de cuando intentaba hablar y de ahora que no lo hacía era clara.

Karasuma se separó de Nagisa, llamando su atención rápidamente mientras que sus manos de aferraban a la chaqueta del adulto con la poca fuerza que tenía.

Karasuma soltó un suspiro, sabiendo que ahora sería difícil tratar con el adolescente debido a la experiencia traumática que sufrió en tan poco tiempo. No trató de apartar al adolescente, simplemente lo cargó entre sus brazos, y junto a él, se acercó a un mueble que estaba al lado de la puerta.

Nagisa sólo veía sus alrededores en silencio, aferrado al abdomen de Karasuma, viendo como el adulto tomaba un portafolio y un bolígrafo.

Regresaron a la cama, Karasuma se sentó en el inmueble y Nagisa permaneció en sus piernas, sin estar dispuesto a alejarse de la única persona que le daba una estabilidad momentánea pero segura.

— Usa ésto para comunicarte — Dijo el mayor, pasándole el portafolio y el bolígrafo.

Nagisa tomó los objetos, sus manos temblaban ligeramente, residuo de los recuerdos que lo atormentaron al despertar, aunque ésta vez, se veía considerablemente más tranquilo.

No hizo nada los primeros minutos, sólo se quedó viendo el portafolio en blanco y su mano que sujetaba el bolígrafo, como sí estuviera pensando en lo que debía de escribir, pero finalmente, con movimientos algo torpes, acomodó el portafolio en sus piernas y comenzó a escribir algo, mientras que Karasuma se aseguraba de sujetarlo.

[Las víctimas... Shin Ishida e Iura Amano...
ellos eran dos de los bully de Karma en el pasado]

Lo escrito apenas era legible, la mano de Nagisa temblaba al escribir cada una de las palabras, y sin embargo, cuando Karasuma leyó detenidamente el mensaje, comprendió lo que sucedía.

[El siguiente será Amane Hisashi]

Hasta regresar a mi hogarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora