— ¿Ya terminaste de profanar a ese tipo, niño gato? — Style levantó una ceja mientras se cruzaba de brazos, observando al pelirrojo salir de aquella habitación llena de elementos de tortura... y sadomasoquismo.
"La habitación de la muerte", así les gustaba llamarla.
— Meh — Karma se encogió de hombros — No fue tan interesante. ¿Mamá ya está preparando los cuerpos? —.
— Sí. Timber ya esta preparando la carne molida. ¿Gustas la sangre que sobró? — Se acercó al menor, cargándolo como a un niño.
— ¡Sí, sangre! —.
Ambos bajaron las escaleras y entraron al bar. Ese día Timberland había decidido no abrir, por lo que todo de esa masacre sangrienta sólo se quedaba en familia, y quizás en los desafortunados vagabundos que cruzaban por el lugar.
Yumiko estaba parada frente a la mesa, cortando pedazos de carne y colocándolas en bandejas, en la barra, estaba Timberland moliendo los últimos pedazos de carne. En una esquina, estaban los restos de aquellas dos chicas que tuvieron el infortunio de cruzar sus caminos con el pelirrojo, y de un chico que simplemente estuvo en el lugar menos indicado, y con la chica equivocada.
— Huele delicioso — Karma sonrió alegremente.
— Oh, joven Karma — Timber levantó la mirada — La sangre está en la nevera —.
Style bajó a Karma, que rápidamente se dirigió a la barra, tomando un vaso de cristal que estaba en la mesa, yendo después al refrigerador. Abrió la nevera, y sí, ahí estaba una jarra llena de sangre, sin embargo, lo que más llamó su atención, fueron los paquetes de carne que estaban en el fondo.
— ¿Esa carne de quién es? — Cuestionó con curiosidad, sacando la jarra.
— De una de las amantes de Style — Yumiko explicó con tranquilidad — A esa perra se le ocurrió venir ayer por la mañana para buscarlo... Timber simplemente quiso reclamar lo suyo —.
— ¡Mamá! ¿Tú lo hiciste? — Preguntó con emoción.
Timberland era el único de todos ellos que no había quitado una sola vida... y ahora descubría que había asesinado a una de las amantes de su "pareja". Ni siquiera Karma podía definir su relación.
— Se atrevió a poner sus asquerosas manos en sus hombros... — Susurró en voz baja, aún moliendo la carne restante — En mi defensa, le expliqué perfectamente que Style sólo me pertenecía a mí... hubo advertencias y no las escuchó, no me hago responsable de lo que pasó con ella — Soltó con indiferencia.
Style sólo se esforzó en sonreír.
— Karma, dejé está carne para ti — Shinigami se acercó a la barra, dejando una lonchera llena de carne molida — ¿Está bien así o prefieres que la cocine? —.
— Así está bien, gracias onii–chan —.
~ • ~
— ¿Estás listo, niño gato? —.
Eran las 5:00 de la mañana, Timberland se encontraba mirando las noticias en el bar, Yumiko en su teléfono, y Shinigami y Style estaban en la habitación del pelirrojo, para acompañarlo mientras que él menor abría aquella misteriosa caja, que Karma se había esforzado en no abrir hasta ese día.
Y qué justamente sus padres le habían dicho que no podía abrirla hasta que no cumpliera los 15 años.
— ¡Shi! — Respondió infantilmente, dejando la caja sobre su cama.
Karma se arrodilló frente a su cama, sus manos tomando la tapa de la caja para poder quitársela. La caja ya estaba algo malgastada por los años transcurridos, la tapa con algunos trozos faltantes, y manchas de un tono marrón oscuro, con toques carmín.
Lo que había en el interior eran algunos documentos, más una carta y cinco fotografías.
Los dos adultos y el joven adolescente miraron con curiosidad las cosas. Karma sacó primero los documentos, comenzando a leer el silencio, mientras que Shinigami y Style se asomaban por curiosidad para descubrir lo que decían.
Expedientes médicos, facturas, cartas de renuncia y demás...
Las primeras hojas hablaban sobre algunos problemas que la familia Yoarashi tenía con el dinero, luego la situación con la familia Akabane, donde la mayor parte de sus integrantes estaban tras las rejas o en algún centro de salud mental. En otros documentos, se hablaba sobre el árbol biológico del pelirrojo... la mayoría de sus familiares ya muertos y diagnosticados con algún tipo de enfermedad.
Nada que Shinigami no sabía.
Atrás de esos documentos, el acta de matrimonio de Kairo Akabane y Natsumi Yoarashi..
— Mamá y papá son felices juntos —.
Ignorando cualquier documento que estaba en sus manos, centró su atención a la primera fotografía. La boda de sus padres.
En la segunda fotografía estaban Kairo, Natsumi, y muy seguramente Karma cuando era un bebé. Sólo dos fotografías normales que cualquier persona pudiera tener como recuerdos de sus mejores momentos.
Eso sólo se quedaba en las primeras dos fotografías.
En la tercera, estaba Kairo, pero succionando la sangre una bolsa de plástico, aquellas que los hospitales utilizaban. En la cuarta, estaba Natsumi, tan delicada y hermosa como siempre... su vestido de novia manchado de sangre, y un cuchillo ensangrentado en su mano, mientras que en la otra sujetaba el ramo.
En la quinta... estaba Karma.
Un Karma se quizás tres o cuatro años, sentando y sonriendo inocentemente a la cámara, sus manos manchadas de sangre sobre un perro muerto.
— No recuerdo este día — Karma murmuró, mirando con atención la imagen.
Style tomó las primeras dos fotografías, mirando con interés la forma en la que esa extraña familia se veía tan feliz. Shinigami tomó la última, su mirada indiferente sobre aquel niño pelirrojo que parecía jugar con el cuerpo inerte de aquel canino.
Madre y padre asesinos, incapaz de sentir culpa por las muertes que provocaron, indiferentes a la red de mentiras que habían creado para protegerse, y mantener esa imagen de la familia feliz.
¿Realmente eso de la familia feliz podría ser una mentira?
Jamás hubo abuso por ninguna de las dos partes, Kairo trataba como una reina a su esposa, y Natsumi trataba como un Rey a su marido. Asesinaban juntos de noche, guardaban sus secretos y jamás hubo traición. La llegada de Karma fue sólo una bendición para ellos, un asesino más en el árbol, un loco más que tenía la opción de vivir ocultando todo lo que le rodeaba, o que decidiera hacer lo que nadie de su familia se atrevió.
Demostrar la oscuridad con la que ya había nacido, sin ninguna salvación.
— ¿Qué dirá la carta? —.
Esa familia estaba podrida desde dentro.
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Hasta regresar a mi hogar
FanficHistoria de humor negro, amor tóxico y enfermizo, violencia explícita, abuso sex, trastornos mentales, Karushuu, y Karma teniendo una "relación" con otros personajes. • Ninguna relación en esta historia será sana. • No trato de romantizar ningún tem...