Capítulo 43 - ¡Feliz cumpleaños!

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— ¡Muchas gracias por venir! —.

Karma sonrió alegremente con un rubor en sus mejillas, mientras se posaba frente a la mesa que estaba en medio del bar, donde no sólo estaban sus "padres" y "hermanos" sentados, sinó que también sus queridos invitados, sus amigas y los novios de estás, que en aquel momento, se encontraban amordazados y amarrados a la silla.

— Ryoma–kun, Tomohito–kun, sé que ya me conocen, pero igual me presentó. Me llamo Karma Akabane, o bueno, Karma Ishida, y en la primaria, Kurahashi–chan y Kanzaki–chan fueron mis queridas compañeras de clase — Sonrió alegremente, juntando sus manos.

— ¡Hm! ¡Hgm! —.

Las chicas lo miraron con obvio temor, mientras que los chicos con un miedo muy mal disimulado. Los cuatro tenían diferentes heridas, por no decir que demasiado dolorosas.

Kurahashi, por ejemplo, la mitad de su rostro se encontraba desollado, su cabello completamente arrancado de raíz, con unos golpes y arañazos en sus brazos y piernas. Tarasaka, su novio, por el contrario, tenía un brazo con los huesos partidos en miles de pesados, su rostro morado por los golpes, por no decir que la mordaza en su boca estaba bañada en sangre por los dientes ahora faltantes.

Kanzaki no era una imagen diferente a Kurahashi, pero a diferencia de está, aún mantenía su cabello, ahora quemado, acompañado con quemaduras de agua hirviendo en sus piernas. Pero Tomohito... él estaba peor que todos. Con un rostro casi desfigurado por los golpes, uno de sus ojos sangrantes, sus tobillos destrozados, un brazo entero desollado, y con una muy fea cortada en la boca.

Creo que Gakushū–kun se pasó un poquito con Tomohito–kun, pero hizo un buen trabajo. Al menos sirve para algo ese inútil a parte de ser una perra — Karma pensó mientras veía a sus invitados — ¡Espero disfruten la fiesta! —.

Timberland se levantó de su silla, comenzando a dejar platos frente a cada persona sentada. Estaba servido un plato de Carbonara y un trozo de bistec.

Style también se levantó, dirigiéndose a los queridos invitados de su hijo, quitándoles las mordazas. No hubo gritos, sólo lamentos de dolor. Habían sido arrebatados de su había, y sólo les quedaba pertener a esa tétrica familia.

— ¡Espero les guste la comida! ¡Cualquier cosa, sólo tienen que pedirlo! —.

Disfrutando de la situación, estaba Karma, que felizmente comía la Carbonara en su plato, sus mejillas sonrojadas, y su mirada juguetona puesta sobre los ojos de Kurahashi y Kanzaki.

— ¡HM! ¡HGM! —.

Kurahashi se movió violentamente en su silla, Timberland que estaba sirviendo la Carbonara caliente en su plato, había dejado caer accidentalmente la pasta sobre sus piernas, donde no contaba con cierta parte de su piel.

— Una disculpa, señorita Kurahashi — Timber, indiferente a su situación, con las pinzas tomó la pasta de las piernas de Kurahashi y la colocó en el plato, sin importar que ahora estaba manchada con sangre — Espero disfrute la comida, fue preparada especialmente por mi — Hizo una reverencia y siguió con Kanzaki.

~ • ~

— ¿¡Cómo que están desaparecidos!? —.

En la casa de Karasuma había un caos total. Compañeros del trabajo habían llegado desde el día anterior para instalar nuevas cámaras de seguridad y reforzar las puertas, por lo que todo el día había sido ajetreado, y ya siendo Navidad... y justamente ahora...

Le estaban diciendo que cuatro de sus ex alumnos habían desaparecido, dejando un sangriento mensaje detrás de ellos.

[Feliz navidad]

— P–Papá... ¿qué sucede?, ¿quién desapareció? — Nagisa preguntó con duda, tomándolo suavemente de la manga de su chaqueta.

— Nagisa... — Karasuma frunció el ceño, negando con su cabeza mientras devolvía su atención a la llamada — Manda patrullas e investigadores a sus hogares, hagan una revisión completa de los alrededores, y lleven a las familias a un lugar de resguardo. Iré ahora mismo —.

Guardó su teléfono en el interior de su chaqueta. No había pasado ni una semana desde que él y Nagisa habían salido del hospital, y ahora había un nuevo ataque.

¿Hasta dónde llegaría el pelirrojo?

¿Cuándo estaría satisfecho?

— Tengo que irme, mis compañeros se encargarán de protegerte. Llamaré a Aguri–san y a Kayano para que vengan aquí y también se mantengan seguras — Está vez, no había tiempo de dudar.

Nagisa trató de alegar, pero está vez ya no fue escuchado por el mayor. Lo último que vio de su padre, fue su espalda al salir de la casa, él retenido por los compañeros de Karasuma para que no lo siguiera. Y al final terminó encerrado en su habitación, resguardado para evitar cualquier peligro.

Un peligro que jamás sería detenido.

— ¿Ahora quiénes más están en sus manos? — Se cuestionó en sus adentros, abrazando sus piernas — Por más que la policía y el gobierno trata de encontrarlos, simplemente no hay pistas... todos en la ciudad temen por sus vidas, lo que Karma hace afecta a muchas más personas, algunas ni siquiera están involucradas... no quiero que nadie más muera —.

~ • ~

— ¿Por qué... no comen? —.

A este punto, Timberland ya se encontraba lavando los trastes, Yumiko metida en su teléfono, Style y Shinigami aún en la mesa, presenciando lo que parecía ser un arranque de ira en el menor. Ya nada raro.

Karma caminaba por detrás de sus invitados, pasando su mano por sus cabezas, sin importar el dolor que parecía provocarles el simple toque.

— Mamá se esforzó en hacer la comida... — Los villancicos navideños se seguían escuchando, un contraste para la situación — ¿¡Acaso no les gusta la fiesta!? — Tomó con fuerza los hombros de Kurahashi y Kanzaki, tirando para atrás hasta tirarlas al piso — Comerán... quieran o no — Rió suavemente.

Los adultos apartaron la mirada, sólo escuchando los gemidos adoloridos de las chicas, que se movían violentamente mientras que Karma con un cuchillo, abría sus estómagos, sacando uno de sus órganos que no tardó en destrozar.

Los trozos los metió sin la menor consideración en las bocas de las chicas, luego tomando el plato de Carbonara, metiendo también parte de la pasta y un trozo de carne, metiendo su mano para llevar la comida hasta la garganta. No tardó mucho para que sus cuerpos dejaran de moverse.

— ¿Les gusta la comida? — Karma sonrió con psicopatía, llevando su mirada a Sugino y Terasaka.

Los chicos rápidamente asintieron, Tomohito arriesgándose e inclinando su cuerpo hacia la mesa, para tener su rostro cerca de la comida, incluso sí no podía comer, quería al menos simular hacerlo.

Lo que consiguió, fue que Karma lo tomara del cabello, estrellando incontables veces su rostro contra la mesa, tirando después de él hacía el piso.

Miró a Terasaka.

— A ti... aún te dejaré vivo... estoy seguro que me servirás demasiado —.

Un destello de excitación cruzó sus ojos.

Hasta regresar a mi hogarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora