Gakushū se encontraba sentado en el suelo, sus manos sujetando con fuerza su cabeza, las lágrimas resbalando por sus mejillas como sí fueran dos ríos que se estaban desbordando por la tormenta, con sus piernas a la altura de su abdomen, y sus labios suplicando que todo terminara en ese lugar, que ya no hubiera una página siguiente en su historia.
Que ese fuera el final de la película.
Karma estaba frente a él, manteniendo su misma expresión de calma y serenidad, y su mirada comprensiva y llena de empatía.
— Gakushū–kun, por favor, déjame ayudarte — Comentó con una voz suave y dulce, se arrodilló frente al mayor para estar a su altura, mirándolo con calidez y ternura, algo que nunca se veía en él.
— Déjame, por favor — Sollozó sin dejar de sujetar su cabeza, su mente dividida en dos partes, una queriendo escuchar al pelirrojo y conseguir el consuelo que tanto quería, y la otra, que le advertía del peligro que representaba el pelirrojo.
¿Cuál sería el resultado de aceptar el consuelo del diablo mismo?
El pelirrojo acarició suavemente las mejillas de Gakushū, limpiando con cuidado sus lágrimas, tratando de no parecer una amenaza.
Siendo sincero, desde su perspectiva, el mayor parecía ser un tierno conejo que apenas salía de la madriguera, un cachorro que no conocía nada del mundo, alguien que le tenía miedo a todo y a la vez, quería enfrentarse al mundo entero.
Alguien cobarde y valiente a la vez, alguien a quien no le dieron muchas opciones y que los juzgaron sólo sabiendo sus respuestas.
« Mami, papi, ¿están aquí–? »
« Otro adolescente se suicidó, no comprendo por qué
tan repentinamente hay aumento de suicidios en los jóvenes »« Por como van las cosas,
no me sorprendería que mañana más gente se suicidara »« ¿Pero por qué? »
« El mundo es una mierda, no te sorprendas »
— Por favor, me preocupas, Gakushū–kun, quiero que estés bien — Susurró en su oído con una voz lenta y suave — Cuéntame qué es lo que te perturba, dime lo que te provoca tanto miedo, tanto dolor... tanto sufrimiento... —.
Un escalofrío recorrió la espalda del mayor, su mirada ahora carente de emociones observó al pelirrojo, sin saber su propia respuesta.
Karma sonrió con suficiencia al verlo a los ojos, la mente humana siempre había sido tan frágil, tan delicada, tan fácil de manipular, que con unas simples palabras podían hacer que se corrompieran de manera irremediable, porque la gente siempre buscaba lo que ellos querían escuchar, incluso sí eso los hacía entrar a la boca del lobo.
Era algo que aprendió a las malas, pero a diferencia de Gakushū, él tenía más opciones.
— Eres importante para mí, Gakushū–kun, me dolería perderte — Siguió con sus palabras, ahora con una voz más profunda — Quiero protegerte, pero para eso necesito que me sigas sin ninguna excepción, que cumplas mis órdenes incluso sí eso te hace desafiar a gente más fuerte, ¿está bien, Gakushū... Akabane? — Preguntó viéndolo fijamente a los ojos.
— Si... Karma–sempai... — Respondió en un murmullo.
— Buen chico — Sonrió con alegría mientras le daba unas cuantas palmadas en su cabeza, su mirada con un atisbo de malicia y perversión.
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Hasta regresar a mi hogar
FanfictionHistoria de humor negro, amor tóxico y enfermizo, violencia explícita, abuso sex, trastornos mentales, Karushuu, y Karma teniendo una "relación" con otros personajes. • Ninguna relación en esta historia será sana. • No trato de romantizar ningún tem...