One Shots | Harry Potter - Male Characters | Male Reader

39. Severus Snape

Reconfortando El Alma

Caí en un sueño profundo, mi cuerpo y mente lo exigían después de esta guerra a la cual me enfrente sin quererlo. Sentía que por fin descansaba, que todo lo malo que pasa en la vida desaparecía por un momento y mi alma egoísta lo disfruto.

Sentía como mi cuerpo se libraba de toda tensión y como mi mente se desconectaba de este mundo tan injusto. Me siento un egoísta por disfrutar de este descanso.

Todo deseo de seguir descansando desaparece cuando siento como con un ligero movimiento y una sedosa voz me intentan despertar.

- ______. - Pronuncian mi nombre con un cariño especial. Reconozco tu voz y rápidamente abro mis ojos y me siento sobre la superficie acolchonada, tan rápido que me mareo y me toma algunos segundos enfocar mi vista, pero cuando por fin lo logro, puedo verte. - Sí que estabas cansado eh. - Dices con un tono divertido, dejando ver una pequeña sonrisa.

Ver tu sonrisa provoca una en mi y sin esperar un segundo más te abrazo con fuerza. Siento tu cálida piel, tu aroma que llevo tan grabado y mi olfato reconoce al instante, puedo tocar tu cabello lacio y suave, siento esa presión de tus brazos rodearme, te siento a ti, siento tu corazón latir con fuerza, me siento en mi hogar.

Finalmente me separó de ti, me vuelves a sonreir y me acaricias el cabello y la mejilla.

- Vamos, el desayuno esta listo. - Dejas un beso en mi frente, para después ver como te levantas y caminas a la puerta de la habitación. Comienzas a salir de mi campo de visión y sin querer perderte de vista me levanto rápidamente y me pongo los zapatos que estaban al pie de lo que vi era la cama donde hasta hace un momento, yo descansaba.

Camino deprisa y llegamos a la cocina, me posicionó a un lado tuyo y veo que vistes esas túnicas negras que tanto conozco. Tomas los platos y los colocas con tranquilidad sobre la mesa con el desayuno servido.

Me siento a tu lado y comenzamos a comer en silencio, era tan cómodo.

- ¿Cómo te sientes? - Eres el primero en romper el silencio mientras tomas tu taza de café negro. Me miras en espera de una respuesta, pero yo no sé que responder, simplemente levanto levemente los hombros mientras evitó mirarte a los ojos. - Sé que te pasa algo, es obvio, ______, pero tranquilo todo está bien.

- Ha sido diferente... Al parecer las cosas cambian más de lo esperado. - Por fin tomo el valor de mirarte a los ojos y con solo una mirada logras que me calme.

- Lo sé, créeme. Para mi también resultó difícil, pero... Así es todo esto. - Tomás mi mano y le brindas una suave caricia, que llena a mi rotó corazón de alegría.

Mientras comemos me siento tranquilo, siento a mi pobre corazón rotó unirse una vez más, para que pueda sentir la calma del momento. Me considero egoísta por estar disfrutando de esto, mientras muchos otros sufren, pero a veces debemos ser egoístas ¿no?

Al terminar el desayuno me dices que saldremos y eso me emociona, extrañaba que dijeras esas palabras. Cuando me doy cuenta ya estamos en un parque, caminando mientras la suave brisa choca contra nuestros cuerpos, el pasto nunca se vio tan verde y suave como lo parece ahora, la gente nunca se vio tan feliz como lo veo ahora, el ruido de las hojas en los árboles moviéndose al compás del aire, nunca me pareció tan relajante como ahora.

Volteo a verte y no traes tu capa, solo tu levita. Nos sentamos en una banca y comienzas a hablar con esa voz tan calmada y sedosa, como un canto al alma. A mi alma.

- Recuerdo la vez que estuvimos en este parque por primera vez y me dijiste que te gustaba, comenzamos a venir más seguido y yo lo disfrutaba igual que tú, el ruido de la gente que pasa, el césped que da más color y vida al lugar, su olor, los árboles que sin darme cuenta me calman, todo ese ruido que muchos odian porque dicen roban tranquilidad, a mi me la otorga. - Mirabas a tu alrededor mientras señalabas cada cosa, viéndote en paz.