26| Where I am? [Part I]

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[TRES DÍAS DESPUÉS...]


Base militar subterránea de alta seguridad, Alaska.



D É M E T ER




Trabajos simples como el hecho de abrir los ojos o elevar un brazo se han convertido en algo extremadamente difícil. Mi cuerpo se siente débil, como nunca antes, a veces ni siquiera lo siento y lo agradezco.

Sentirme asqueada conmigo misma es lo más sencillo en los últimos días y si no lo hago, Bill siempre está presente para recordármelo.

—Estás muy lastimada, demasiado diría yo. No sé cómo has logrado sobrevivir —me dice una enfermera, revisando unos documentos—. Es probable que no puedas tener hijos después de esto, pero vivirás.

—¿Se supone que eso es una buena noticia?

Me da una mirada apenada y sin decir más, sale de la habitación. Vuelvo a recostarme por completo sobre la cama con la vista clavada en el techo, deseando poder conciliar el sueño al menos por unas horas.

Esta base militar es diferente. No sé en qué momento me trasladaron a este lugar, pero infiero que no estoy en un país desértico como el anterior. Aquí el ambiente se siente gélido, como si estuviera dentro de una congeladora.

El primer día estuve en un calabozo, hasta que Bill decidió traerme a una habitación hecha de paredes de metal con dos camas.

Al parecer es una especie de enfermería y aunque hay una cama extra, no han traído a nadie aquí en más de tres días a pesar de que las peleas a muerte sigan realizándose sin falta cada noche. Lo sé porque ahora que no lo tengo sobre mí, logro escuchar con claridad los gritos de aliento y los golpes lejanos.

Las puertas se abren sin previo aviso y al elevar la mirada, encuentro a mi peor pesadilla ingresando. Lleva puesto un suéter negro ceñido, pantalones militares y botas. Nada ha cambiado, ni siquiera lo mucho que mi cuerpo tiembla al verlo.

—¿Q-Qué quieres? —logro decir, cubriéndome con las sábanas—. La enfermera dijo que estoy muy herida, no puedo...

—No vengo para eso —me interrumpe, arrastrando una silla de madera hasta dejarla a un par de metros de distancia, para luego sentarse y cruzarse de brazos—. Solo quiero hablar.

Recorre el lugar con la mirada, analizando cada rincón, cada centímetro en búsqueda de quién sabe qué, hasta que sus ojos recaen en algo bajo mi cama que lo hace fruncir el ceño.

Desde que Gregory me tomó, he notado que Bill busca sin cesar algo a mi alrededor. No sé de qué se trata y no tengo la menor idea de lo que podría ser.

—Vi a Tom hace unos días —empieza a decir, volviendo su atención a mí. Sus ojos marrones se ven más claros de lo normal y eso hace que mi corazón salte de emoción. Aún causa el mismo efecto, aún me tiene—. Creo que le dará un colapso... No se veía bien.

Sus palabras son como golpes y ni siquiera me ha tocado. Lo son porque cuando nos amábamos, cuando estábamos juntos y nada ni nadie más importaba, nos escabullíamos entre las sábanas y charlábamos durante horas. De todo y nada, sobre mí, sobre él..., justo como ahora.

Echo mucho de menos esos días.

El hombre que tengo en frente se ha convertido en un completo desconocido. Creía conocerlo a la perfección, pero ahora no estoy muy segura.

Lo tengo ante mis ojos buscando encontrar un punto en el que ambos nos sintamos cómodos con la presencia del otro y lo cierto es que soy débil, débil porque, aunque sea por un segundo, quiero sentir cerca al Bill que tanto amo.

Darkness feel like homeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora