4O| Ivanov

550 42 16
                                    

[UN DÍA DESPUÉS...]

T O M

Río de Janeiro, Brasil.

Vuelvo a negar con la cabeza cuando Artemisa intenta obligarme a tomar vitaminas. No necesito esa mierda, necesito respuestas, señales..., pero aún no hay nada. Y creo que empiezo a enloquecer.

Aparto su mano de mi boca una vez más, terminando con su paciencia.

—Si quieres morir, adelante. Yo me voy.

Sujeto su brazo y la atraigo a mi pecho antes de que logre irse.

—No podrías vivir sin mí —sus ojos me miran enfurecidos—. Lo sé porque yo tampoco podría hacerlo si algo llegara a pasarte.

—Entonces tómalas —la suelto al mismo tiempo en que río por lo bajo—. Ahora.

—Te ves sexy dando órdenes. ¿Ya te lo había dicho?

Sujeto las cápsulas de la mesita de noche y las introduzco en mi boca. Sonríe satisfecha cuando me ve tragarlas.

—¿Feliz?

Asiente con la cabeza, haciendo un gesto con la nariz que me recuerda a nuestra hija, que me recuerda lo que debo hacer si quiero que siga con vida.

En algún punto de mi vida después de conocer a Artemisa, creí que podía dejar atrás el mundo en el que Gregory me obligó a vivir, el mundo en el que, a fin de cuentas, decidí quedarme... Terminé haciéndolo porque no conozco algo más que no sea esto, porque no sé ser alguien más.

Y ahora estamos atascados, esperando ser cazados por un psicópata que no ha dejado de atormentarnos desde que tengo uso de razón.

Piensa que puede herir a los que me importan.

Primero fue Artemisa, ordenó secuestrarla, hizo que perdiera a mi hijo que llevaba en el vientre, luego fue Bill..., lo convirtió en su perrito faldero y cuando no lo necesitó más, lo envió al infierno... Y fui yo quien decidió enviar a los míos a ese mismo agujero.

Ezequiel cayó en sus garras y eso causó que Georg, su padre, lo buscara como loco y que por eso aceptara meterse en la boca del lobo. O en otras palabras, por eso accedió ser atrapado por la Interpol, por eso aceptó ser enviado a una base militar de alta seguridad en algún lugar remoto. Gustav decidió ir porque no piensa permitir que Bill sufra más de lo que ya ha sufrido. Y últimamente no dejo de preguntarme quién es el siguiente.

¿Quién será su próxima víctima? ¿Selene?

Puede joder a todos, pero no a mi hija. Es una Kaulitz, la entrenaré para convertirse en alguien mucho más letal que su madre, incluso más letal que yo mismo. Será temida y deseada por todos, inclinarán la cabeza al verla pasar. Y de que eso se cumpla me encargaré yo.

Pero no podré lograrlo si su madre no me lo permite.

—¿Qué tienes en mente? —me pregunta cuando regreso la mirada a ella—. Y no me digas que no es nada porque te conozco, Tom. Sé leerte.

Es ahora o nunca.

—Entrenaré a Selene —suelto de una vez por todas—. La entrenaré, pero no para aprender a escapar. Estoy hastiado de que tengamos que huir, de no poder vivir en paz, de pensar que pueden arrebatármela en cualquier momento. No más, Artemisa.

—¿De qué hablas?

—Hablo de que entrenaré a nuestra hija, no solo para sobrevivir, sino para ser temida. Le enseñaré todo sobre este mundo, le mostraré lo mejor y lo peor, el paraíso y el infierno. Selene nació para convertirse en una reina, no para esconderse de psicópatas como tu padre. El mundo la conocerá, sabrán de ella. Y será mejor que le teman, no por llevar mi apellido, sino por ser hija nuestra —la sujeto de ambos brazos, intentando no perderme en los zafiros que tiene por ojos—. ¿Y quiénes somos nosotros si no hacemos más que ocultarnos?

Darkness feel like homeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora