Final chapter

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FINAL CHAPTER

"Pact with the devil"

[CINCO MESES DESPUÉS...]

Borrow, Alaska

Borrow, Alaska

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—¿Estás bien?

Giro a verlo con mala cara. Hace una mueca y continúa su intento de arreglar la radio.

—¿Cuánta comida nos queda? —cambio de tema mirando el estante casi vacío.

—Suficiente.

Ruslan es de pocas palabras, igual que su difunto padre, quien sospechaba de la traición de su propio hermano. Y fue por eso que envió al mayor de sus hijos aquel día a la base militar en la que asesiné a Gregory y de la que Sergei Novikov logró escapar.

Ese día se repite en mi cabeza más veces de las que puedo contar, como una constante tortura. Estuve a punto de morir después de lanzarme al océano, pero Ruslan me salvó, logró desactivar la bomba y entonces me sacó del agua congelada. Casi no vivo para contarlo, sin embargo, sigo aquí.

Se convirtió en el nuevo Zar de la Bratva automáticamente después de que Alexei, su padre, muriera. Pero hay un problema: nadie lo sabe. En realidad, nadie tiene idea de que seguimos vivos. La CIA ha tomado el caso y desde entonces no podemos quitárnoslos de encima. Todas las autoridades estadounidenses registran cada rincón de Alaska buscándonos sin cesar desde hace casi medio año.

No podemos recorrer más de cinco kilómetros sin encontrar al menos un pelotón de policías. Solo somos dos, y en mi estado, básicamente solo uno; no puedo arriesgarme a perder a mi bebé.

Por culpa de la CIA no he podido volver a casa. No sé nada de Selene, la echo de menos como nunca antes, un pedazo de mi corazón se quedó con ella cuando la dejé con Sophia. Tal vez piense que estoy muerta... Y la realidad es que no. Sigo aquí pensando en ella día y noche.

Suspiro.

Lo guerra que iniciamos pasó a ser un asunto de estado y, según escuchamos por la radio antes de que dejara de funcionar, están decididos a declararle la guerra a todas las mafias.

¿Ambicioso? Sí. ¿Misión suicida? Sin duda.

Sin embargo, con el nuevo Zar de la Bratva a miles de kilómetros de su territorio, con el líder de la mafia japonesa y el líder de la mafia francesa muertos, la CIA tiene ventaja.

—Der'mo! —espeta en ruso estrellando los pedazos de la radio en el suelo. No digo nada—. Iré a traer leña.

Se pone de pie, sujeta su arma, se coloca el abrigo y sale de la cabaña azotando la puerta.

Sé que «traer leña» para él es igual a decir «intentaré llegar a la cabaña más cercana antes de que un agente de la CIA me atrape». Es imposible movernos sin que nos pisen los talones, sobre todo ahora que la barriga ha empezado a pesarme más que antes y las contracciones son cada vez más fuertes.

Darkness feel like homeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora