O4| Hi, Bill

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—Te sacaré de aquí, ¿de acuerdo? —Asiento con la cabeza, en tanto él gira hacia los hombres que lo acompañan—. Debemos irnos antes de que despierten.

Los sujetos asienten, al tiempo en que yo intento volver a la realidad. Nada tiene sentido. Hasta hace un momento estuve en las manos de Tom y ahora... ahora no lo sé. ¿Qué hace él aquí? ¿Cómo sabía que estaba en este lugar? ¿A dónde piensa llevarme?

Doy un par de pasos hacia el frente, haciendo una mueca de dolor debido a los golpes que recibí, la cual no pasa desapercibida para Georg.

—¿Te duele?

—No —miento, poniéndome de pie—. Estoy bien.

Me da una mirada incrédula de pies a cabeza, para después sujetar con firmeza su arma y apuntar fuera de la habitación.

—Bien. Andando —espeta volviendo a quienes lo acompañan—. Amir, Rodric, detrás de ella.

Escuchar ese nombre me hace girar hacia uno de los hombres. Este tiene las cejas marcadas, los ojos negros y exactamente la misma expresión tranquila que lo caracterizaba hace un tiempo.

—Hola —me saluda en voz baja, dándome una sonrisa a medias.

No respondo, no puedo, todo esto ha ocurrido demasiado rápido. ¿Qué significa que Amir esté aquí? ¿Acaso...? No. Sacudo la cabeza, negándome a sacar conclusiones apresuradas, así que me limito a seguirlos.

Al salir descubro que se trataba de una mansión. Tiene hombres sobre el suelo inconscientes, otros con algunos disparos en el pecho se encuentran muertos. Recorro con la mirada cada rincón, sintiendo mi estómago revolverse.

La brisa del viento mueve mi cabello, haciéndome sentir viva. Tomo una bocanada de aire y los sigo hasta llegar a una camioneta. Más hombres se encuentran fuera, esperando por nosotros. Al adentrarme en el vehículo, dos hombres se colocan a mi lado en la parte trasera, luego ingresa Georg en el asiento del conductor y Amir en el del copiloto.

El motor se enciende, dejando atrás lo que pudo haber sido mi infierno en la tierra por quién sabe cuánto tiempo. Exhalo todo el aire que tenía contenido, aguantando las ganas interminables de llorar. De pronto, Georg se quita la máscara, dejándola a un lado, al igual que el resto de hombres, dejando ver que el cabello ahora lo lleva corto, muy diferente a lo que era antes. Incluso se ve mayor. Me da una mirada rápida por el retrovisor, sonriendo ampliamente.

—¿Te sorprende que haya cortado mi cabello? —pregunta sin intenciones de que responda—. Decidí hacerlo después de... eso.

Sé que se refiere al día en que Tom lo desterró, así que simplemente asiento

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Sé que se refiere al día en que Tom lo desterró, así que simplemente asiento.

—Los cambios siempre son buenos, Georg —le digo encogiéndome de hombros.

—Sí, tienes razón.

—¿Puedo preguntar cómo supiste en dónde encontrarme?

—No fui yo quien te encontró.

Darkness feel like homeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora