13| Top of the world

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La peli negra regresa su atención a Elettra y antes de que pueda hacer algo, esta le apunta directo a la cabeza con un arma. Está furiosa, realmente furiosa, nunca nadie se había atrevido a pasar por encima de ella ¿y ahora aquella mujer de ojos azules piensa que puede tener a todos bajo sus pies? Está muy equivocada y sería ella misma quien se lo demuestre.

—Acabaré contigo, maldita perr... —y no dice más cuando Tom libera su arma. Se posiciona frente a Artemisa, apuntando directo a la castaña que tiene ante sus ojos. Está exhausto de la actitud de niña mimada que demuestra. No hay nada más en este preciso momento que le repugne más que ella. La mujer lo repasa de pies a cabeza, para luego soltar una risa seca—. Tú debes ser Tom Kaulitz.

—Lo soy —declara—. Así que, supongo que eres lo suficientemente inteligente como para saber que no te conviene seguir apuntándome.

La castaña relame sus labios.

—Por supuesto.

Elettra esboza una sonrisa después de acatar su sutil orden, una sonrisa que el gemelo descifra a la perfección. Se da cuenta entonces que Irina no tiene mucho en común con su hermana. La primera de estas es astuta, no le gusta jugar con fuego si considera que no vale la pena, pero Elettra es... simplemente lo contrario. Quiere tener lo que desea cuando quiera, es una niña mimada, le encanta ser el centro de atención, está dispuesta a ver el mundo arder y arder junto con este, y detesta obtener un «no» como respuesta.

Ella les causará problemas, de eso está seguro.

—Eres una leyenda aquí —suelta, observando los movimientos de Tom con detenimiento mientras este guarda su arma—. Eres el rey de las carreras clandestinas en Tokio —empieza a decir, dando un par de pasos hacia él—, ocupas uno de los primeros lugares dentro de «Los diez más buscados» de la Interpol, eres el mejor en tu área... y en algunas otras cosas. ¿O me equivoco?

Artemisa siente que está a punto de explotar. Ver cómo esa zorra le coquetea descaradamente al de barba, la descoloca sin poder evitarlo. Siente la ira subir desde la punta de sus dedos, recorriendo todo su cuerpo hasta llegar a su cabeza. Da un paso hacia adelante, dispuesta a hacerla comer polvo una vez más, pero se detiene al ver lo que sucede.

Tom sujeta la mano que Elettra intentó colocar sobre su pecho. Ejerce fuerza sobre su agarre, causando que la mujer haga una mueca de dolor. Artemisa se queda sin aliento, incrédula ante tal escena.

¿Tom Kaulitz acaba de rechazar a una mujer? Eso es nuevo.

—También soy el mejor rompiendo extremidades, ¿quieres ponerme a prueba? —espeta, soltándola con brusquedad. La castaña retrocede un par de pasos, frotando con molestia la zona afectada—. No vuelvas a intentar tocarme si quieres conservar tus manos intactas —Le da
una última mirada y empieza a caminar hacia su auto—. Larguémonos de aquí.

A la peli negra le cuesta mover los pies después de lo que acaba de suceder, pero termina haciéndolo de todas formas. Le da un último vistazo a Elettra y se adentra a su auto con una sola pregunta en mente: ¿Dónde está el Tom que conocía? Porque si hay algo de cierto dentro de esta situación, es que aquel gemelo de trenzas de hace cinco años atrás, no estaba dispuesto a rechazar a ninguna mujer que se lanzara encima suyo como perra en celo.

Ella gira hacia su derecha, encontrando al dueño de sus pensamientos observándola desde el auto continuo. No le da tiempo a descifrar su mirada, pues el de barba enciende el motor de su auto y conduce lejos del lugar, así que, se obliga a olvidar lo sucedido antes de empezar a conducir también, pero ¿cómo hacerlo después de lo que acaba de presenciar?


Darkness feel like homeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora