44| Come back to me

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☾⭑Tom y Selene en multimedia⭑☽




[HORAS ANTES...]


Namibia, África.

A R T E M I S A




—¿Qué sucede? —Sophia busca mi mirada—. Me preocupas, Artemisa. ¿Es el embarazo? ¿Sucedió algo? Llamaré al médico.

Se apresura a dirigirse a la puerta, pero mi voz la detiene.

—Quiero pedirte algo —vuelve a plantarse frente a mí—. Algo que es de vida o muerte. Y te lo pediré a ti porque eres la única persona en la que verdaderamente confío. Has demostrado ser una buena amiga y sé que tal vez pedirte esto será mucho, pero...

—Aceptaré lo que sea que me digas —me interrumpe envolviendo mis manos entre las suyas, sonrío con lágrimas en los ojos—. ¿Qué puedo hacer por ti?

—Tom y yo estamos a punto de ir a una misión casi suicida —empiezo a decir sentándome en la cama, ella lo hace también escuchándome con atención—. No sé... No sé qué sucederá, no sé si regresaré con vida...

—No digas eso.

—No, escúchame. Si algo llegara a pasarnos, si Tom y yo... —me cuesta hablar— no regresamos, te pido, por favor, que cuides de Selene. No me perdonaría jamás haberla abandonado a su suerte.

»He dejado en su habitación cuatro maletines con dinero, alcanzará para lo que sea que necesite el resto de su vida. Educación, comida, ropa, lo que sea. Las escrituras de las dos mansiones que Tom y yo compramos en Brasil las pusimos a su nombre, encontrarás los documentos dentro. Solo... te pido, por favor, que si no regresamos, no permitas que nos olvide.

—Lo haré.

Su respuesta agita mi corazón.

—Lo haré, Artemisa, pero no será necesario porque sé que regresarán.

Asiento emocionada y la abrazo con fuerza. No me permito llorar porque sé que si lo hago, no pararé hasta nuevo aviso, así que le agradezco, le doy un último abrazo y salimos de la habitación.

Ahora me dirijo a la de Démeter. El médico que se está encargando de ella dijo que está estable, le colocó suero durante toda la noche y esta mañana ha despertado con mejor semblante.

Sus ojos verdes se fijan en los míos cuando ingreso, me sonríe sin mostrar los dientes.

—Buenos días.

—Hola —murmura cuando me planto a su lado—. ¿Cómo estás?

—¿Yo? ¿Cómo estás tú? ¿Los medicamentos están haciendo efecto? —asiente—. Me alegro.

Arreglo la manta que tiene encima, me aseguro de que tenga suero suficiente y reviso las máquinas a las que está conectada aunque no sepa qué demonios significan.

No sé qué decirle, ha vivido un infierno y no quiero preguntar. Quiero darle su espacio, permitir que hable cuando esté lista, y mientras eso sucede, yo estaré a su lado.

Misa.

—¿Si?

—Quiero ir por Bill.

Darkness feel like homeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora