Darkness feel like home

3O| Goodbye, Rudson

⚜︎ N A R R A D O R ⚜︎

[1 A.M]

—¡Vas a hacer que pierda la cabeza, Tom! ¡Solo cállate!

—No lo haré hasta que me escuches. Fue ella quien se lanzó sobre mí y me besó, yo no...

—¿Acaso te estás escuchando?

—Rudson estaba cerca y...

—Basta —suelta en voz baja, negando con la cabeza—. No quiero escuchar más.

No puede creer que esto esté sucediendo.

Después de concretar el trato con Artemisa, Francesco fue a entretener a Miles y Rudson hasta que todos se encuentren listos para atacar. Artemisa tenía en mente buscar a los demás para tener una reunión improvisada en medio de los baños del club, pero Tom frustró su plan al irrumpir en ese lugar.

Empezó a explicarle que Irina fue quien se lanzó sobre él, que fue ella quien lo besó, que todo fue idea suya. Rudson y Francesco estaban muy cerca y sin verlo venir, Irina se montó sobre su regazo. Lo cubrió con su cuerpo y le susurró al oído:

—Sígueme la corriente si no quieres que Rudson se dé cuenta de que estás aquí.

Entonces lo besó. Estuvo a punto de quitársela de encima, pero logró visualizar de reojo al mencionado acercarse cada vez más con Francesco detrás y no le quedó otra opción. Así que, simplemente cedió.

Solo tenía dos opciones: besar a Irina para camuflarse, tal y como hicieron Gustav y Georg en el segundo nivel o permitir que lo vean. Por supuesto, eligió la primera.

El mayor de los Kaulitz expuso cómo sucedió todo en realidad, por qué lo hizo, pero la peli negra no cree poder convencerse de algo que diga, ya nada parece ser confiable viniendo de él.

—Es suficiente, Tom. No importa lo que sea que haya sucedido. No tenemos tiempo para esto.

—Por favor, solo...

—Iré a buscar al resto.

Artemisa pasa por su lado, dirigiéndose hacia la salida de los baños. Lo escucha llamarla una y otra vez por detrás, pero no se detiene.

—¡Artemisa, espera!

Tom está a punto de sujetar su brazo, sin embargo, Levi, quien ha escuchado todo, se lo impide. Artemisa sale de los baños sin más, perdiéndose entre la gente, dejando a ambos dentro.

—Ya la escuchaste —espeta Levi, interponiéndose en su camino antes de que logre llegar a la puerta. Los ojos marrones del gemelo le taladran la cabeza—. Es suficiente.

—¿Quién carajos crees que eres? —Se planta frente a él. La ira se desprende de su mirada, de cada poro en su piel. Levi no se inmuta—. Artemisa es MI mujer, la madre de MI hija. Tú no pintas nada aquí, desaparece de una puta vez antes de que te ahorre el trabajo de hacerlo.

El rubio se echa a reír.

—¿Desaparecer? —suelta burlón—. Bueno, en ese caso, dime cómo hacerlo porque el experto en desaparecer eres tú.