Darkness feel like home

11| Weak point [Part I]

Démeter carraspea, intentando captar la atención de su hermana y Tom, pero no sirve de mucho. Ambos parecen estar retándose el uno al otro a asesinarse. No comprende qué ha sucedido entre ambos. Después de todo, solo entre ellos logran entenderse.

—Hola, Tom —lo saluda, dejando a un lado su casco—. Es bueno verte.

—Sí... —masculla, sin apartar la mirada de Artemisa—. Opino lo mismo.

Le da un último vistazo de pies a cabeza y gira hacia la otra melliza. Descubre que no está sola, Georg, Tayson, Levi y Gustav la acompañan. A este último le agrada ver al fin a su amigo consciente, mas no dice nada al respecto.

—¿En dónde estamos?

Démeter le hace una seña con la cabeza —Sígueme —le indica, para luego observar tras él—. Tú también, Misa.

La mencionada bufa y muy a su pesar los sigue por detrás. Al llegar a la oficina, toman asiento junto al resto. Artemisa evita a toda costa la mirada curiosa de Levi sobre ella, pero eso no evitará que se libre de las preguntas que él tiene en mente. Sabe que algo ha sucedido entre Tom y su amiga, pero ya tendrá tiempo después para averiguarlo.

—Estamos en Nueva Zelanda —anuncia tomando asiento tras el escritorio. Todos le prestan atención—. Gregory ha enviado grupos de la Interpol a buscarnos. Nos hemos deshecho de la mitad de ellos, pero encontrar a la mitad restante nos hará perder más tiempo y eso es lo que Bill menos necesita ahora.

—¿Bill? —cuestiona Tom desconcertado—. ¿De qué hablas?

La rubia se remueve incómoda, había olvidado ese pequeño detalle. Su gemelo enloquecerá al saber lo que sucedió con él. El de barba busca respuestas al posar la mirada sobre todos los que se encuentran en el lugar, pero ninguno dice nada. Y eso empieza a cabrearlo.

—¿Dónde está Bill? —El silencio que se instala en la oficina hace que frunza el ceño. Así que, regresa la mirada al frente, esperando una explicación—. Démeter —la llama. Ella vuelve los ojos a él—. ¿Dónde está?

La melliza traga saliva, jugando con sus dedos nerviosa.

—Se entregó.

El mayor de los gemelos ríe seco. No puede creer lo que está escuchando. Esto debe tratarse de una broma pesada. Una maldita broma de muy mal gusto.

—Él jamás haría eso.

—Cuando aterrizamos en Paris, Bill y Artemisa decidieron llevarte al hospital central. Los médicos estaban tratando de revivirte justo cuando la policía y la Interpol aparecieron fuera del lugar, así que, él... —dice con dificultad, sintiendo su pecho doler al recordar, al mismo tiempo en que siente la rabia emerger de su interior—. Él decidió entregarse para ganar tiempo. De otra forma ahora no estarías vivo y no habríamos logrado huir.

Tom se pone de pie, causando que su asiento caiga al suelo. Tiene la mandíbula tensa, los puños apretados y está al borde del delirio. ¿Bill se había vuelto loco? ¿Por qué carajos siempre piensa que debe sacrificarse por él? ¿Por qué no simplemente lo dejó morir?

—¡Mierda! —suelta sujetando su cabeza, caminando de un lado a otro.

Sin embargo, a pesar de creer que su hermano se volvió loco, no puede evitar sentirse culpable. Está casi seguro que lo hizo para que pudiera recuperar a Selene y a Artemisa, para que él pudiera ser feliz, para que la vida no le arrebatara más cosas. Pero ¿y Bill? ¿Es que acaso él no merecía ser feliz también?

—Bien. ¿Cuál es el plan? —cuestiona sin aliento—. ¿Qué tenemos que hacer?

—Hay una mujer...