38| The devil fell in love [Part II]

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*Canción en multimedia: Always been you - Chris Grey*





Los ojos de Érica se llenan de lágrimas, al igual que los míos. Sé que no quiere hacerlo, pero tampoco quiere morir... Y hacer lo que Tom ordene es su única salida.

Mis piernas flaquean cuando la otra mujer empieza a besar su cuello, él no se aparta de la boca de Érica, sus manos tocan todo su cuerpo, repasándola de arriba hacia abajo una y otra vez, mientras yo solo deseo matarlos. Quiero acabar con ellos y luego cortarme el cuello.

—Es suficiente.

Mi voz retumba en las paredes de la habitación, pero Tom no hace más que ignorarme. Le arrebata las estrellas de los pezones a Érica, para luego introducírselos en la boca. Tiene marcas y cicatrices que aparentan ser pasadas pero aún parecen doler.

Chupa y muerde, en tanto la otra bailarina desciende dejando besos húmedos por su torso, jugando con el elástico de su ropa interior.

Toma a Érica de la nuca, empotrándola contra la cama. Eleva su trasero y encaja su erección entre sus nalgas. La tela del bóxer es lo único que separa sus cuerpos.

—¡Dije que es suficiente!

—Cállate.

—¡Voy a matarte, hijo de puta! —escupo con la ira latente entre mis venas. Forcejeo con el hombre que me sujeta, pero es inútil—. ¡Deja de tocarlas! ¡Aleja las putas manos de ellas!

—¿Por qué? —pregunta inocente, deslizando el tanga de Érica por sus piernas—. ¿Por qué debería hacerlo si tú hiciste lo mismo con ese al que llamabas «hermano»?

Un grito cargado de frustración sale desde lo más profundo de mí. La ira y los celos terminarán comiéndome viva.

—¿Acaso no te corriste sobre su polla? ¿No lo montaste?

—¡Deja de tocarlas!

—Voy a matarte si no te callas, Artemisa.

Al escuchar mi nombre, Érica gira a verme con sorpresa, como si estuviera frente a una eminencia. O tal vez frente a un monstruo.

Mi cabeza no puede pensar con claridad, lo único que hace es repetir sus palabras una y otra vez. Quiere vengarse de mí, quiere que sienta lo mismo que él, pero estoy segura que lo que está decidido a hacer, es tres veces peor.

—¡Y yo voy a matarte si no dejas de tocarlas!

—Yo soy lo que soy, no aparento ser un cordero inofensivo como tú —veo que se deshace de su bóxer, para luego deslizar las manos por las piernas de Érica. Las lágrimas se desbordan por mis ojos, humedeciendo todo a su paso—. Y ahora haré que vivas tu propio infierno, el mismo que me hiciste vivir a mí, el mismo asqueroso y desastroso dolor que me atravesó cuando te vi con él, lo sentirás tú ahora.

No puedo más.

No puedo.

Mi corazón ha sido rasgado por la punta fina de una espada, marcándolo para siempre y no creo poder vivir con lo que estoy a punto de presenciar.

Otro grito escapa de mi interior cuando veo que se posiciona en medio de las piernas de Érica, dispuesto a cogérsela. Me inclino hacia adelante, tomo impulso y golpeo con mi nuca la nariz del hombre que me sujeta. Le doy un pisotón en el pie, logrando librarme de él. Introduzco la mano en mi bota, libero la navaja que tenía oculta y la lanzo directo a la garganta de la bailarina que no paraba de besar el cuello de Tom.

Si seguía haciéndolo, me habría arrancado el corazón yo misma.

Su cuerpo perdiendo gran cantidad de sangre, cae al suelo, creando un ruido estruendoso. Giro, le arrebato el arma al hombre que me sujetaba, le disparo en la cabeza y vuelvo mi atención al frente.

Darkness feel like homeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora