14| Marry me [Part II]

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—Tú —dice señalando a Artemisa—. Esperarás aquí. Y tú —Gira hacia Tom—, ven conmigo.

—Demian... —el de barba pronuncia su nombre amenazante, cerrando con fuerza la puerta de su auto.

La mano derecha de Irina se había encargado de guiarlos hasta un edificio fuera de la ciudad. A la melliza le recuerda a los edificios que Gregory tenía, los cuales estaban llenos de hombres y armas. Ahora se encuentran frente a uno con cristales que no permiten ver nada desde afuera, cristales que ocultan cientos de cosas.

—Te dije que Irina solo me envió por ti, querido.

Artemisa vuelve la mirada hacia Demian al escucharlo. «Parece un muñeco de torta», piensa al observarlo de pies a cabeza.

Demian es un hombre de no más de metro setenta y algo, usa ropa ajustada, tiene el cabello corto a los lados y perfectamente acomodado hacia la derecha con lo que parece ser laca y gel. Es rubio de ojos verdes, más pálido de lo normal y a juzgar por su acento y su apellido, debe ser ruso, al igual que su jefa y la hermana menor de esta; Elettra, de quien no ha sabido absolutamente nada desde su «pequeño» encuentro en el Underground.

Tom da un paso desafiante hacia el muñeco de torta, dispuesto a estampar los puños en su rostro pálido, pero ella lo detiene. Gira a verla desconcertado, encontrando sus preciosos ojos azules brillantes bajo los faros que rodean el edificio. Artemisa se acerca, para luego sujetar su rostro con suavidad. El gemelo suspira al sentir su tacto.

—Me quedaré aquí, ¿de acuerdo? —Él está a punto de replicar, pero no se lo permite—. Estaré bien, lo prometo.

—¿Estás segura de que no quieres venir conmigo? —pregunta colocando las manos sobre las suyas—. Puedo negarme si me lo pides. No quiero hacer nada que te incomode.

—Ejem... —Demian finge toser. Ambos regresan la mirada a él—. El reloj corre. Tic tac, tic tac.

Artemisa rueda los ojos. Aquel sujeto no le agrada en absoluto. Regresa su atención a Tom y se obliga a sonreír.

—Hemos hecho mucho para llegar aquí, Tom. Debes ir.

El de barba hace una mueca, asintiendo con la cabeza al final, sabe que tiene razón. Besa sus labios por última vez y la suelta. El frío no tarda en envolverlos cuando sus cuerpos no se tocan más.

A la peli negra no le agrada la idea de que su hombre esté entre cuatro paredes con una mujer desconocida con la que tuvo algo qué ver en el pasado. O mejor dicho, con una mujer a la que se cogió. El solo hecho de pensarlo la hace estallar en ira. Pero no puede perder los estribos, debe confiar en él, en su palabra, en las promesas que le hizo, así que, aprieta los dientes y regresa al auto, observando al gemelo alejarse cada vez más hasta que finalmente desaparece de su campo de visión.

Tom ingresa al edificio, encuentra un recibidor con dos guardias en la entrada, los cuales lo evalúan de pies a cabeza y deciden ignorarlo. Demian lo lleva hacia el ascensor, presiona el botón del piso veinticinco y espera paciente a que vuelvan a abrirse. Cuando lo hacen, una especie de oficina aparece ante sus ojos, aunque no lo parece en realidad, salvo por el enorme escritorio en medio y los grandes asientos de cuero. Las baldosas y los muebles son de color blanco y negro y las paredes de cristal, mostrando así una vista panorámica de toda la ciudad. Pero no es lo único que logra ver.

En medio del lugar, justo frente a los cristales, la silueta de una mujer se dibuja.

En medio del lugar, justo frente a los cristales, la silueta de una mujer se dibuja

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Darkness feel like homeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora