—Selene está bien —habla Levi del otro lado de la línea telefónica—. Nos movimos hacia el norte. Estamos en Auckland.Al escucharlo, mi alma regresa a mi cuerpo. Siento que al fin puedo respirar con normalidad. Desde que Gustav me informó sobre el caos que Bill hizo en Australia, instantáneamente pensé en Selene. Fue él quien le dio a la Interpol la ubicación de la casa de seguridad en la que se estaban ocultando, así que, saber que se encuentra a salvo en otro lugar me permite mantener a raya la poca cordura que me queda.
Tomo asiento tras el escritorio de Takeshi y exhalo todo el aire que tenía retenido.
—Quédense allí hasta que Gustav y Georg regresen. Enviaré hombres, llegarán mañana por la mañana —indico, mientras Takeshi termina de instalar una aplicación extraña en la computadora. Finalmente eleva la mirada y asiente con la cabeza, dándome a entender que está listo—. Ahora contesta la llamada.
Dejo a un lado el teléfono satelital y después de unos segundos, el rostro de Levi aparece en la pantalla.
—¿Dónde está mi hija?
—Hola a ti también —contesta sonriendo sarcástico.
—¿Quién es, tío Levi?
Esa voz... Esa voz angelical no pertenece a este mundo. ¿Cómo sería posible si en la tierra existen tipos como yo? Todos mis músculos se tensan y siento mi corazón latir con fuerza cuando Levi gira la cámara de la computadora entre sus manos hacia ella.
Su hermoso rostro aparece y me dedico a apreciarla como si fuera la primera vez. Tiene mis cejas y mi nariz, pero no hay duda alguna que los labios, la sonrisa y la mirada son rasgos idénticos a los de Artemisa. Sin embargo, el hecho de que use una camiseta holgada que no parece ser suya, pues es cuatro veces más grande que el tamaño de su cuerpo, llama mi atención. Frunzo el ceño, mas no digo nada. Sus cabellos negros ondulados, iguales a los de su madre, revolotean a su alrededor y sus ojos... Suspiro. Es perfecta.
—¡Papi!
—Mi pequeña luna... —la mención de su apodo la hace reír—. ¿Me has echado de menos?
Ella asiente sin dudar ni siquiera un segundo.
—Le hablé a la luna como me dijiste —me dice orgullosa, apoyando las manos sobre la cama e inclinándose hacia adelante—. ¿Volverás pronto?
Dejo caer los hombros, negando con la cabeza muy a mi pesar. Lo que más deseo justo ahora es poder tenerla entre mis brazos.
—No, cariño —La expresión de felicidad en su rostro desaparece al escucharme—. Mamá y yo tardaremos un poco más en regresar.
Entonces, cuando sus hermosos ojos de colores se tornan acuosos, mi pecho se contrae, como si un enorme agujero acabara de instalarse en medio. Todo lo que se trate de Selene cala en mi interior con mucha más fuerza que cualquier otra cosa. Y verla llorar es una de estas.
—Y-Yo... quiero... quiero que regresen —logra decir, en tanto un puchero se apodera de sus labios.
Trago saliva, intentando con todas mis fuerzas no flaquear frente a ella. Pero verla así de triste hace que mi corazón duela como un carajo.
—No llores, por favor —le pido en un hilo de voz—. No llores, cariño.
—Quiero que regresen... —solloza, frotando con su pequeña mano sus ojos, mientras las lágrimas escapan de estos.
¡Maldición! Daría todo para poder atravesar esta puta pantalla y abrazarla. Sería capaz de construir una barrera indestructible para que nadie pudiera hacerle daño, pero sé que eso es imposible. Aunque no por completo. Artemisa y yo estamos en Tokio por un motivo: conseguir el arma PEM que nos pondrá en ventaja frente a Gregory cuando la guerra inicie. Solo así lograremos ponerla a salvo, solo así lograremos ser libres.
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Darkness feel like home
FanficLibro #2 [TERMINADO] Tom no esperaba que separarse de ella lo consumiera poco a poco. El odio es poderoso y el desamor... es letal. Juntos son una bomba de tiempo que echará a volar a todos a su alrededor. ¿Estarán dispuestos a correr ese riesgo? ¿...