Capituló 23 -

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Anahi despertó casi a medio día, sorprendentemente había tenido una buena noche.

Se sentía más relajada justo aquello era lo que necesitaba.

Era extraño pero teniendo en cuenta que el invierno estaba por llegar aquel día era caluroso y soleado.

Disfrutó tomando el sol y comiendo uno que otros antojitos eso sin excederse pues sabía cual era su presupuesto.

El humor de Alfonso había cambiado por completo,había tratado de encontrar a Anahí pero no había podido obtener ninguna pista sobre su paradero y aquello más que otra cosa le preocupaba.

Margareta había tratado de hablar con el varías veces pero no había querido escucharla,estaba tan centrado en encontrar a Annie Ni siquiera paso por su mente que ella pudiera estar con Manuel. Sabía que ella había huido de casa por su culpa, por sus malos tratos y sus crueles palabras.

Alfonso apenas iba a la casa y cuando lo hacia se encerraba en su despacho a beber.

Anahi regreso el lunes bien temprano y como todo estaba listo para el desayuno se dirigió al invernadero.

Alfonso no sabía que hacer aun no tenía noticias de Anahi, salió al jardín y empezó a caminar sin rumbó entro al invernadero y lo que vio le hizo pensar que estaba viendo una visión, Anahi estaba allí.

Se acerco a la chica y la brazo, su cuerpo frágil y delgado. sentía la necesidad de volver a besarla, como cuando no se veían por días, por impulso la beso, sus labios suaves, su aliento, era ella, ella era tan real como aquel momento.

Cuando el la dejo de besar, ella lo miro con asombro y preocupación Alfonso parecía diferente y no solo era por las ojeras en su rostro.

-Volviste-susurrò él.

-Si... -contesto aún estando en sus brazos.

Alfonso la soltó y tomó distancia de ella.

-Bienvenida entonces.

Después de aquello se alejó de allí.

Se topo con Margareta en el vestíbulo.

-Ella volvió-dijo.

-Pues claro que volvió, solo se fue por unos días para descansar lejos de aquí, esta embaraza y últimamente lo único que consigue es disgusto en esta casa. Te lo hubiera dicho si me hubiera dejado hablar.

Así que Anahi solo se había ido por unos días para descansar,le había presionado demasiado.

Subió a su nueva habitación con una botella en mano ¿Que mejor forma de ahogar sus penas, que con el alcohol?

Paso toda la tarde allí pensando.

Había tomado una decisión era lo mejor para él y para Anahi. Aquella estúpida venganza los estaba destruyendo a los dos,tenia que parar.

Si Anahi quería a Manuel el no podía hacer nada, le dolía solo dios sabia el dolor y el sufrimiento que llevaba en su interior al fin había entendido que la había perdido para siempre.

Sabía que nunca podría alejarse de ella, no del todo. Tomo la decisión que después de su boda le buscaría un lugar seguro para que ella y el bebé vivieran, pues conocía a Manuel y sabía que era un sin vergüenza de lo peor y sabía perfectamente que nunca se haría cargo de Anahi y el bebé.

Y el no quería que le pasara nada malo. El dolor se reflejo en sus ojos con lagrimas sin caer. Deseaba tanto ser el padre de aquella criatura.

El no podía dejar a la mujer que amaba desamparada en el mundo ella no tenía a nadie más. Él la protegería se dijo, aunque no personalmente pues tenia que alejarse de ella si quería olvidarle, tenía que darle una oportunidad a su matrimonio.

Khristeen no era tan mala solo caprichosa y el sabía como mantenerla bajo control. Atribuyó que lo que le había hecho a Anahi había sido por los celos. Aunque aquello no le justificaba por sus acciones.

Tenía que intentarlo se dijo,tenía que hacer que su matrimonio funcionará,aunque sabía que nunca amaría a Khristeen porque otra era la dueña de su corazón.

Solo faltaba cinco días para la boda que se realizaría el sábado y el no quería estar presente en aquéllos días pues sabía todo el alboroto que habría en casa para la preparación de la boda.
Pensó que un viaje no le caería mal porque podía ir a su casa de la montaña y decir que tenía un viaje de negocios así nadie sabría que estaba en el país.

Se iría aquel mismo día.

Tomo una maleta y la lleno de ropa casual a donde iba no necesitaría trajes. Organizó su propia maleta pues si le hubiera encomendado la tarea a Margareta que era quien siempre arreglaba su maleta esta se hubiera dado cuenta que no iba a un viaje de negocios.

Allí tenía su equipo de escalar y eso sin mencionar que no llevaba su laptop.

Solo llevaba su celular por si ocurría una emergencia.

El venía saliendo y ella entrando cuándo lo vio.

Alfonso se acerco a ella.

-Regresare el sábado-dijo él, al notar que ella veía la maleta que tenía en mano.

-Buen viaje-dijo,cuando en realidad quería decirle tantas cosas.

-Cuidate mucho cariño, prometo que todo cambiará para ti, todo ira bien-dijo a la vez que acariciaba una mejilla de la joven.

Alfonso se alejó hacía el garaje y luego lo vio salir a una velocidad impresionante en su convertible negro que raramente solía usar según lo que recordaba ella.

Poncho le había dicho que todo iba cambiar para bien, estaba segura de que todo iba a cambiar pero no para bien ¿cómo iba a cambiar para bien si el hombre que amaba se iba a casar?

Aquello era inevitable, ya no había esperanza de que la boda se cancelara.

Pero el destino podía ser cruel y aveces justo y en la vida real todo podía pasar.

Dolorosa venganza Donde viven las historias. Descúbrelo ahora