Capituló 24 - dolor

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Alfonso llevaba tres días fuera y la casa era un caos por los preparativos de la boda.

Pues la boda estaba prevista celebrarse en el jardín de la casa, ya que Alfonso se había negado a casarse por la iglesia.

Alfonso Herrera era la clase de hombre que pensaba que sólo dos personas que se amaban profundamente debían cansarse en la iglesia y como él no amaba a Khristeen no estaba dispuesto a casarse por la iglesia, Como iba a jurar amar una mujer hasta que la muerte los separará si él ni siquiera la quería.

Alfonso disfrutaba de su soledad, la casa que tenía en el campo estaba en una colina y aquello le daba más privacidad.

Alfonso había comprado aquella casa hacia algunos meses atrás cuando había pensado en casarse con Anahi, se había enamorado de aquella propiedad nada mas verla. Había planeado pasar allí su luna de miel con Annie

Alfonso maldijo en voz alta, no valía la pena pensar en eso.

Khristeen entró a la cocina con una enorme caja en mano y una amplia sonrisa.

Tara la cual estaba allí se acercó a ella.

-Señora Herrera ¿Es su vestido se novia?-dijo con su segunda intención a la vez que miraba a Anahi de reojo.

-Así es querida, ya casi todo esta listó para el gran día.

-Por cierto llamaron de la floristerías para informar que ya llegaron la rosas que usted estaba buscando .

-Perfecto, sera la boda del año. Anahí ven, acompañarme necesitó que me ayudé a ponerme mi vestido. Necesitó verificar que este perfecto.

Anahi cual se había mantenido dándole la espalda se giro lentamente.

-Póngaselo usted sola y si no puede pídale ayuda a su queridita amiga, y a mi déjeme en paz-Le especto con una calma que no sentía.

-Igualada eres una envidiosa, tu quieres lo que yo tengo.

-¿Porque iba a sentir envidia de usted? Envidia de un hombre que ni siquiera la ama, créame no siento envidia de eso.

-Alfonso me ama-replicó Khristeen enojada.

-Pues no parece un hombre enamorado, un hombre enamorado no se iría de viaje faltando poco días para su boda.

-El esta en un viaje de negocio.

-Si realmente te hubiera amado él hubiera cancelado ese viaje y se hubiera quedado aquí ayudando a que todo estuviera perfecto. Pues Alfonso es un hombre perfeccionista.

-Callate, él es un hombre de negocios y no podía faltar.

-Enserio, porque yo recuedo que aveces sólo bastaba con que yo le pidiera que no fuera y el cancelaba cualquier viaje-dijo Anahi con una enorme satisfacción.

Ante aquella afirmación Khristeen no supo que contestar, aquella pequeña batalla la había ganado Anahi

Khristeen paseaba furiosa en su habitación de un lado a otro. Tenía que hacer pagar a Anahí por haberle humillado, le pagaría con la misma moneda solo que su humillación sería más grande y presenciada por muchas personas y lo mejor era que Alfonso estaba fuera del país y no regresaba hasta el sábado en la mañana.

La tarde paso sin ningún percance.

Anahi estaba lista para ir a dormir, pero extrañamente no tenía ni una pizca de sueño.

Tomo su celular y salió un rato al jardín en el cual se podía ver los adelantos que se había realizado para la boda. Aquello fue como patada en el estómago.

Con un suspiro de resignación se sentó en unos de los bancos.
La noche era clara y estrellada por un momento se perdió en la belleza de la noche.

El sonido de su celular la saco de sus pensamientos.

-Hola.

-Hola Annie

Al escuchar aquella ronca voz su corazón se aceleró. Pero no entendía porque Alfonso le estaba llamando.

-¿Se le ofrece algo Señor Herrera? —Pregunto tratando de que su voz sonará normal.

Alfonso estaba en la terraza mirando la increíble noche. Desde allí arriba era una vista impresionante.

-Solo hablar contigo y llámame poncho, no sabes cuando lo extraño—

-Pero usted dijo-Pero no pudo seguir hablando pues él le interrumpió.

-Se lo que dije, aveces hablo sin pensar -Dijo sinceramente.

Su voz era suave y sonaba triste y melancólico. Pero aquello no podía ser real se dijo Anahi, La que estaba realmente tristes era ella, tanto que ya estaba imaginando cosas.

Pero Anahi  no sabia que aquello era tan real como las estrella que iluminaba el cielo aquella noche.

Alfonso estaba triste, no deseaba aquel matrimonio.

-Usted dirá de que quiere hablar.

Él solo quería escuchar su hermosa y tranquilizadora voz, no le importaba el tema que se tratará solo quería escúcharla .

Estuvieron conversando durante un largo rato, al principio había sido algo incómodo pero Alfonso era un hombre inteligente y poco a poco había ido haciendo que aquella incomodidad desapareciera, además había aprovechado la oportunidad para disculparse con ella, por las cosas que había dicho días antes.

Ninguno toco el tema de la boda, era un tema delicado y doloroso para ambas partes.

Anahi se encontraba en su habitación con el teléfono aún en mano, Había entrado después que Alfonso le hubiera regañado tiernamente al enterarse de que estaba afuera a aquella altas horas de la noche.

Conversaron por horas, aquello era una despedida y ambos lo sabían.

Fue una triste despedida, así lo sintieron ambos.

Alfonso no lograba conciliar el sueño, sabía que estaba a punto de cometer el más grande de sus errores.

Anahi logro dormirse después de un largo tiempo acostada mirando el techo.

Ella no tenía idea de lo que estaba por ocurrir y lo peor era que la única persona que podía ayudarle no estaba presente.

Alfonso

Este estaba lejos sin saber la humillación tan grande a la que estaba a punto de ser sometida Anahí,

Algo estaba por cambiar, algo malo estaba por suceder pero quizá aquello diera paso a algo bueno.

Quizás aquello era todo lo que necesitaban.

Aveces se podía ver la luz al final del túnel, aveces después de tanto sufrimiento llegaba la felicidad y aveces después de tantas mentiras surgía la verdad.

Dolorosa venganza Donde viven las historias. Descúbrelo ahora