Capituló 29 - no mas humillaciones

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Alfonso ya estaba listo cuando Eduardo el guardeparda que había designado para Anahi entro a la habitación.

-Señor Herrera le he perdido.

Alfonso lo miro con el ceño fruncido. Estuvo a punto de despedirlo. Pero reconoció que en la pista era fácil perder a un auto de vista. Pero al menos sabía el nombre de la compañía a la que pertenecía el taxi .

Asíque ella había huido nuevamente lejos de él.

Fue fácil salir de la clínica con la ayuda del Eduardo quién se encargo de que el saliera sin ser visto.

Aunque los pasos de Alfonso era un tanto torpes, pues aún no se había recuperado por completo, era un milagro que pudiera estar en pie. Tenia cortes y magulladuras en todo el cuerpo. Tenía leves cortes en los brazos y en el rostro y en la espalda tenía algunos que otros cardenales que habían empezado de desvanecerse pero no del todo.

Su chófer lo esperaba fuera. La primera parada fue en un cajero automático para sacar dinero, pues sabia que mediante este podría conseguir información más rápido.

El dolor de cabeza martillaba levemente, aun estaba débil y pálido.

Cuando llegaron a la compañía de taxi, dejo que Jason se encargará de conseguir la información que necesitaba. Aquella vez Alfonso lo felicitó por su trabajo. Ya tenía la información que necesitaba.

Cuando llego al hotel se sentía levemente mareado y el dolor de cabeza se había intensificando.

Le ordenó al chófer y a Eduardo que se marcharán.

La joven de la resección se negaba a darle información no fue hasta que el se identifico y soltó algunas amenazas que la joven le dio el número de habitación de Anahi.

No quería admitirlo pero tuvo que admitir que su salida de la clínica había sido apresurada se sentía hecho mierda, el dolor de cabeza era insoportable. Tuvo que hacer algunas parada en el pasillo antes de llegar a la habitación 312 donde estaba ella.

Anahí estaba triste no había querido ir se de aquella forma de la clínica sin ni siquiera verlo despierto.

Escucho golpes en la puerta y se sobresalto, pero pensó que quizás era el servicio a la habitación con su cena.

Una cena que no le apetecía comer, pero aún así se vio obligará a pedir por el bebé.

Se levantó del mueble en el cual llevaba horas sentada.

Cuando abrío la puerta no pudo sorprenderse más. Antes del que él dijera algo lo tomo de la mano y lo adentro en la habitación e hizo que se sentará en el mueble más sercano.

-¿Estas loco? ¿Que haces aquí? Alfonso es una locura, no estas bien, eres un inconsciente que es lo pretendes- eso y más reproches salieron de la boca de la joven. Estaba molesta con él por ser tan inconsciente.

Sus ojos se cristalizaron al recordar las noche en velas que había pasado deseando que el saliera del coma.

El estas sentado en el mueble con la cabeza apoyado en el espaldar y los ojos cerrados, estaba pálido y parecía débil. Sintió pena por él todo aquello habia sido por su culpa. Se sentía culpable por su estado. Se arrepintia de haberse ido de la clínica sin ni siquiera despedirse.

Se sentó a su lado en silencio.

Por la expresión de su rostro dedujo que estaba sintiendo un fuerte dolor.

El dolor era intenso, no podía ni hablar. Tenía tantas cosas que decirte. Abrió los ojos y abrazo a la mujer que estaba a su lado.

Varios minutos pasaron en los cuales el dolor disminuyó muy poco.

-Tienes que regresar a la clínica, necesitas calmantes para el dolor, además aún está en observación.

-No te vayas otra vez-le susurró.

-No lo haré, llamaré al doctor para que venga-dijo la cual recordo que tenía una tarjeta del doctor que había estado a cargo de Alfonso

Alfonso no se opuso, pues realmente necesitaba los medicamentos.

El doctor llego tan pronto como le fue posible y Alfonso recibió un segundo regaño aquel día. Había estado tan dolorido que ni siquiera había gruñido antes el reproche del médico.

Se sentía mejor después que el doctor le suministrara el calmante.

-Señor Herrera tiene que regresar a la clínica.

-No-fue su repuesta rotunda.

-No esta usted siendo prudente. Aún está convaleciente. Esto podría general secuelas desfavorables.

-No puedo regresar a la clínica, no es un lugar cómodo para ella. En su estado necesita estar lo más cómoda posible. Y no quiero dejarla sola, pero tampoco quiero que este en la clínica pasando malas noches.

El doctor compendio a lo que se refería.

-En ese caso, le recomiendo que vaya a su casa y guarde absoluto reposo. Si quiere recuperase. Es indispensable que contrate una enfermera.

Alfonso asintió. Habían llegado a un acuerdo el reposaría en su casa bajo los cuidados de la enfermera y el doctor le visitaría una vez por día. Era un hombre millonario podía permitirse eso y mucho más.

Llamo al chófer para que fuera a recogerlo.

Lara entro a la habitación desde que vio al doctor salir. Le había agradecido mucho por la ayuda.

-¿Como te sientes? - le pregunto preocupada.

-Mucho mejor.

-¿Entonces no regresará a la clínica? ¿Cierto?

-No, reposare en casa. Y tú vienes conmigo-aquello no fue una pregunta sino una afirmación.

-No regresaré a ese lugar.

-Bien-dijo el, Saco el celular y marco un número.

-¿Que haces?.

-Llamar a mi chófer para que no venga a recogernos . pues yo estaré donde tu este.

- Alfonso no puedes hablar en serio.

-¿No? Espero y veras.

Anahí maldijo en su interior.

-Espera-dijo a le vez que arrebata el celular de sus manos y cancelaba la llamada.

-y bien, que a decidido.

-Alfonso yo estoy cansada de tantas humillaciones-dijo con suaves y desvío la mirada para que él no viera sus ojos inundados en lágrimas - Si regreso a tu casa Kristten buscara la forma de humillarme más de lo que a hecho.

-Solo seremos tu y yo- dijo sosteniendo su rostro entre sus manos-La boda se canceló aquella noche.

-No es cierto, yo vi los preparativos todo estaba listo a la mañana siguiente para realizar la boda.

-En lo último en que pensé fue en llamar para cancelar los preparativos así que supongo que los diseñadores siguieron con su trabajo.

-Pero Tiana dijo que tu había salido a buscar tu traje para la boda.

-Solo patrañas, lo boda se canceló la misma noche en la que llegue. Ni siquiera sabía que estaba sucediendo.

-Ella dijo que tu ordenaste hacer aquella fiesta y que énfatisaste en que yo me ocupara de todo.

-Maldita mujer-maldijo Alfonso furioso.

En cuanto el chófer llego ambos subieron al auto que le llevaría de regreso a casa.

Anahi se dijo que sólo estaría con el hasta que se recuperará. Pero ella no sabía de los planes que el estaba maquinando para recuperarle.

Dolorosa venganza Donde viven las historias. Descúbrelo ahora