Capituló 5 - ¿donde estas?

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Afortunadamente pudo dormir toda la noche, estaba tan cansada, su cuerpo aún estaba débil,  pero hizo un gran esfuerzo para ponerse en pié, tenía que salir de allí se dijo aquello le animó a continuar a pesar de la pesadez que sentía.

Conocía aquella casa hasta el último centímetro, no le costó trabajo llegar a la puerta secreta que había en el piso inferior.Aquella puerta era usada pocas veces poncho mle había mostrado alguna vez hacia donde daba,  tomaba aquel pasadizo nadie le vería.

Todo estaba oscuro cuando entró y cerró la puerta detrás de sí, continuó avanzando por aquel pasadizo secreto sabía que aquel pasadizo le llevaría al lado atrás de la casa. De aquella forma saldría de la casa sin ser vista.

Sus fuerzas estaban al límite pero se esforzó por llegar al final. Se maldijo por haber hecho una idiotez como aquella, entrar a aquel lugar oscuro sin nada con que alumbrar.

El primer mareo le hizo parar y apoyarse en la pared, estaba dispuesta a retornarr cuando su cuerpo protestó y el segundo mareo le hizo caer al suelo inconsciente.

Alfonso entró a la habitación esperando ver una Anahi dormida, pero se quedó sorprendido al ver la cama vacías.

Revisó el cuarto de baño pero allí tampoco estaba.

-¿Dónde diablos está?-gruño furioso.

Acaso aquella mujer no sabía en el estado que se encontraba,como diablos había salido de la cama.

Salió de allí gritando órdenes para que le encontraran.

Veinte minutos más tarde aún la chica no había aparecido y Alfonso estaba más insoportable y gruñón con cada minuto que pasaba.

Una llamada de la empresa le hizo irse, pero antes le advirtió a sus empleados que la encontraran. Varios hombres se habían dispersado por la propiedad, pero no lograron encontrarla.

Habían revisado la casa por todos lados pero tampoco habían tenido suerte.

Cuando recobro la conciencia, trato de ponerse en pié, pero no pudo, clamó por ayuda pero nadie le escuchaba.

Alfonso frunció el ceño al ver como sus empleados le miraban.

-¿Dónde estás?-preguntó con tono duro.

-No la encontramos señor Herrera la hemos buscado por todas parte pero no logramos encontrarla-dijo el empleo a cargo.

-No es posible que desaparezca así-gruñó él.

-La buscamos en toda la casa pero no la encontramos, es extraño porque nadie la vio salir, revisamos las cámaras de vigilancias pero no hay rastro de ella.

Alfonso asimilo la noticia soltando una maldición.

Claro nunca la encontrarán porque la muy estúpida había utilizado el pasadizo. Debía estar allí se dijo, seguro desmayada o sin fuerza para moverse. Estaba muy débil y lo más probable era que sus fuerzas se hubieran agotado.

Tomó una linterna y se adentró en la oscuridad.

No duró mucho para encontrarla, los sollozos de la chica se hacían más fuerte según avanzaba. Y sin querer sintió pena por ella.

-poncho...—sollozó, aquél hombre era su peor enemigo, pero en aquellos momentos era su Salvador, el alivio que sintió le hizo llorar más.

Él estaba allí, había ido por ella.

-¡Dios!-susurró él tomándola en brazos. Ella no se resistió, se aferró a él como si de un salvavidas se tratara. Aquel duro cuerpo fue de gran apoyo.

-Hablaremos luego sobre esto-dijo con frialdad para ocultar sus verdaderos sentimientos.

Ella bajo la mirada y cerró los ojos.

Alfonso le depositó en la cama y luego empezó a caminar de un lado a otro ella sabía que estaba por explotar.

Él la fulminó con la mirada, en aquellos momentos una empleada llamó a la puerta.

El tomo la bandeja y la acercó a Lara.

-Más te vale que te coma todo, luego toma una ducha. Debemos hablar.

-Solo quiero irme-susurro ella.

-No tienes a donde ir.

-Encontraré un lugar.

-Embarazada y sin empleo dudo que resista mucho allá afuera y mas con este clima brutal.

-No es de tu inconveniencia.

-Lo es ese niño es mi sobrino y como el padre es un maldito sinvergüenza y la madre una idiota sin cerebro, yo me encare de que este bien y no le falte nada.

-No te permito que me humilles ni me que me hables así, aquí el único estúpido eres tú, por no ver la verdad.

-No colmes mi paciencia porque tiene un límite. Deberías estar agradecida, otro en mi lugar te hubiera dejado allí tirada, Pero yo a pesar de que estás embarazada de Manuel te traje a mi casa. Una casa que también fue tuya una vez, pero tú te comportaste como una cualquiera.

-Basta Po..Alfonso no pienso seguir escuchándote.

-¿Porque no? Te remuerde la conciencia por lo que me hiciste, sabiendo que te amaba. Tú destrozaste mi corazón, sabes cuánto anhelaba tener un hijo contigo-las palabras se escaparon de su boca antes de que la pudiera retener, cada palabra fue pronunciada con rabia y dolor.

Ella lo miró con dolor, las lágrimas mojaron sus mejillas, Alfonso Herrera aún Amaba aquel hombre. Le dolía escuchar sus palabras nunca hubiera querido hacerle daño. Porque él no entendía que todo había sido un falso engaño.

-Lo siento, nunca quise causarte dolor. Y aunque no lo creas no se como llegue a la cama de tu hermano, todo fue una trampa.

-No soy estúpido, ahora que estas sola quieres hacerme creer esa mentira. ¿Que pensabas? Pensaste que aquel maldito se haría cargo de ti, pensaste que él se casaría contigo. Idiota yo estaba dispuesto a casarme contigo. Todo estaba planeado aquella noche.

-¡Tu querías casarte conmigo!-susurro asombrada y con un nudo en la garganta

-Sí, pero descuida ya tengo sustituta. Alguien mas ocupara tu lugar-dijo para consolar su orgullo herido.

-Eres un cerdo repugnante.

-Dale gracias al cielo que eres mujer, porque ahora mismo solo tengo deseos de matarte.

Aquello fue como si le hubieran clavado una estaca en el corazón. Estaba segura que él vació que sentía en su alma no desaparecería con el paso del tiempo.

Alfonso salió como un zombi de la habitación ,camino a su despacho sin percatarse de nada a su alrededor.

Había hablado más de la cuenta, no pretendía haberle dicho aquella mujer que le había roto el corazón, no era un hombre débil.

Le había dicho que se iba a casar lo cual no era mentira ,desde luego no amaba aquella mujer con la que se casaría pero Anahi no tenía porqué saberlo, su orgullo estaba herido y de alguna forma tenía que remediar aquello. Le haría pagar muy caro su traición.
Y comenzaria aquella misma noche.

Dolorosa venganza Donde viven las historias. Descúbrelo ahora