Capituló 22 - vacaciones

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Como cada mañana entro a la cocina a cumplir con su deber. Estaba lavando los platos cuando Alfonso entro a la cocina. Continuó con su tarea como si nada.

-Anahi, tráeme un vaso de jugó a mi despacho-Le ordenó con voz dura y con arrogancia. Esto hizo a la joven sonrojar .

Con un suspiro de pesar hizo lo que le había ordenado. Sabía que él estaba molesto pues había tomado toda la ropa y los regalos que él había comprado y se lo había aventado en la cama e incluso algunos habían terminado en el pisó.

Toco la puerta antes de entrar y entro solo después que él le diera la orden para entrar.

Coloco la bandeja encima del gran escritorio de caoba, estaba apunto de salir cuando él se lo impidió.

-Toma asiento. Tenemos que hablar.

Ella lo miró dudosa y tubo un extrañó presentimiento de que algo malo estaba por pasar.

-¿Aque hora llegaste ayer del médico?

-A las siete, lo que pa...-iba a responde pero el la corto y Él levantó una ceja con arrogancia y la miro con superioridad.

-Al parecer has olvidado que tu solo eres un empleada aquí. Según tengo entendido solo se te dio la tarde libre. Y tu llegaste a las siete de la noche. Se te descontará la horas que estuviste afuera sin permiso. En cuanto el reloj marca las 6 la tarde desaparece. Por lo cuál se decantaran 2 horas de tu salario.

Ella se puso en pie molesta.

-No es justo. No tengo la culpa de que en los hospitales no se trabaje con las mismas rapidez que en las clínicas privadas, además no podía permitirme una.

-No es mi problema ¿Porque no le pides ayuda económica al padre de tu hijo? Yo no pienso hacer más obras de caridad contigo. Y ahora sal de aquí. Y recuerda debes seguir las reglas al igual que lo demás empleados.

La crueldad con la que la trato más que enfurecerla le dolió. Hizo que sus ojos se cristalizaran, Sobretodo porque no sabía quien era el padre de la criatura. Había sido un golpe bajo.

Alfonso no se arrepintia de su comportamiento y de sus palabras. Pues estaba seguro de que Anahi había pasado la tarde con Manuel y al pensar aquello la rabia y el odio le consumía.

Pero aquel hombre no sabía lo equivocado que estaba.

No lloro pues ya lo había hecho bastante. Se obligó a permanecer serena.

Cuando poncho se marchó al trabajo ella se alegró de no tener que verlo durante algunas horas.

Pero la felicidad le duró poco pues a la hora de almuerzo Alfonso apareció en casa junto a algunos socios.

El almuerzo había terminado y a Anahi y a sacha le tocaba retirar los platos de la mesa,el ambiente estaba tenso entre Alfonso y Anahí

Anahi entró nuevamente al comedor para llevar el postre.

-Nunca había visto una criatura tan hermosa-dijo uno de los invitados de Alfonso Aquello no le hizo gracia a Alfonso él cual le miro como si ella hubiera tenido la culpa.

-Gracias-se limitó a decir Anahi para no ser descortés. Y luego se retiro a la cocina.

Nuevamente hizo acto de presencia para retirar los platos del postre.

-¿Uste a hecho esta delicioso tarta?-Le preguntó el mismo hombre el cual le había lanzado un piropo minutos antes.

-Si,señor.

- Aparte de hermosa también es buena cocinera, si no fuera por mi edad querida te hubiera propuesto matrimonio.

Aquello hizo sonreír a Anahi, púes sabía que aquel hombre sólo estaba siendo amable.

-Esta embarazadas!! ¡por todo los cielo! - trono la voz de Alfonso reprendiendo a su socio Brandon.

-Eso no importa, además a mi edad no me vendría mal una criatura que le de vida a mi casa- dijo Brandon.

-No sabes si Anahi esta comprometida, para estar diciendo eso-En aquella ocasión Alfonso no disimuló su disgusto algo que no paso desapercibido para los presentes.

-Ella esta soltera-Afirmo

-¿Como lo sabes?-Replico el en un tono enfadado

- Fácil, si yo tuviera una chica como ella nunca le dejaría trabar en su estado, así que imaginó que la joven esta sola pues no veo a nadie por aquí ocupándose de ella.

Anahí prácticamente corrió a la cocina, para escapar de todo aquello. Ya sabía la que se le iba a armar.

Tenía la tarde libre y el domingo completo. Así que decidió que alejarse de aquella casa durante aquel tiempo le haría bien.

Reservo dos noche en un pequeño hotel era un lujo que no podía permitirse pero realmente necesitaba alejarse de Alfonso aunque fuera un día.

Aquéllo le sentaría bien.

En cuanto terminó su turno de trabajo subió a su habitación a preparar una bolsa con ropa.

Después de tener todo listo tomo el taxi que la llevaría a su destino.

Poncho llego a casa pasada las 8 y de buen humor, subió a su habitación pero aquéllo no le duro mucho cundo vio las cosas que estaban esparcidas en su cama y en el suelo.

No había visto aquel desastre pues la noche anterior había amanecido en la habitación que estaba al final del pasillo pues no había querido entrar a su habitación, Margareta se había encargado de llevarle algo de ropa a aquella habitación. Estaba pensado en cambiar de habitación ,pues en cada rincón de su habitación habían recuerdos de su pequeña Anahí. irónico que la siguiera amando

Todo estaba allí esparcido.
Por un momento le remordio la conciencia al ver las ropitas y los juegos que había comprado para la criatura.

Salio de la habitación dando un portazo.

No encontró a Anahi en su habitación, pero no se detuvo allí.

-¡Santo Dios Alfonso! que es todo esté alboroto-murmuró Margareta.

-¿Donde está? -tronó.

-¿Quien?

-Es maldita mujer-gritó fuera de sí.

-Controla esa boca y respetame-Le reprendió la mujer mayor.

-Lo siento-se disculpó no menos calmado.

-Anahi no está, ella se fue. Tomo algo de ropa y-No pudo seguir hablando porque Alfonso le interrumpió.

El se puso pálido de repente todo el color abandono su cuerpo, aquello lo golpeó con intensidad.

-¡Como que se fue! No es posible.

Salio de allí antes de que Margareta le explicará que la joven solo se había ido por dos día y que el lunes a primera hora regresaría.

¿Adonde había ido? ¿Que estaría haciendo?¿Estaría bien? Esa y más pregunta rondaban por su cabeza.

Muy a su pesar no podía evitar preocuparse.

Anahi se sentía de lo mejor estaba sentada cómodamente en la cama mientras cenaba con gusto. Había preferido cenar en la habitación.

La playa estaba cerca y la vista era hermosa. Mentalmente anotó recordar ir a la playa al día siguiente. Estaba muy pálida y un poco de sol no le caería mal.
Pero mientras ella disfrutaba en otro lugar lejos de allí había un hombre preocupado que caminaba de un lado a otro en su habitación.

Dolorosa venganza Donde viven las historias. Descúbrelo ahora