Karissa Mágnum y Obi Wan Kenobi se conocían desde que eran padawans, pero su relación siempre había sido complicada es por eso que el fallecido maestro de Obi Wan los había mantenido alejados durante su misión en Naboo. Después de la muerte de su ma...
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Esperaron una hora para asegurarse de que no hubieran droides en el callejón por donde habían subido aquel techo. Anakin y Karissa prefirieron seguir hacia la base separatista por los techos para pasar desapercibidos. La mente de Karissa no dejaba de pensar en porque le había dolido que Obi-Wan no hubiera querido ir con ella, se supone que ya lo había superado, aparto ese ridículo pensamiento y se concentró en lo que tenía enfrente.
—¿Por qué es tan importante que entremos en esa base? —pregunto Anakin.
—Porque uno de mis soldados fue capturado y llevado a ese lugar —dijo Karissa, centrándose en la misión—. Y no voy a lanzar un ataque sin antes haberlo recuperado.
—Entiendo, yo haría eso por la 501 —dijo Anakin.
—Gracias, muchos no lo comparten, pero los clones son iguales a nosotros y deben ser tratados como tal.
Anakin no dijo nada, pero le dedico una sonrisa.
—Siento lo que le paso a tu maestro en Geonosis —dijo Anakin.
Karissa se quedó sin palabras desde que su maestro había muerto no había querido hablar con nadie sobre como se sentía, había enterrado su dolor en lo más profundo con la esperanza de que algún día desaparecería.
—Era un gran maestro —dijo Karissa aguantando las ganas de llorar—. Merecía entrenar a más jedi, pero la voluntad de la fuerza era esa, no te voy a negar que lo extraño mucho él era como un padre para mí, me salvo de vivir como mis padres.
—¿De qué te salvo? —pregunto Anakin con curiosidad.
—De ser la esclava de la familia Pyke.
—No sabía que también habías sido esclava —dijo Anakin.
—Solo lo sabe el consejo y antes mi maestro —dijo Karissa—. Y ahora tú, pero júrame que no le dirás a nadie o te voy a golpear hasta que olvides tu nombre.
—Lo juro.
Los dos continuaron su camino hasta la base. Compartir aquel secreto con Anakin la hizo sentirse un poco más ligera, aquel muchacho entendía lo que era ser un esclavo desde muy joven, por lo tanto, jamás intentaría saber más de lo necesario porque sabía lo horrible que era recordarlo.
Cuando estuvieron cerca del edificio decidieron aguardar hasta que anocheciera, así pasarían desapercibidos y podrían infligir el mayor daño posible en las filas enemigas. Cuando el sol se ocultó Anakin y Karissa bajaron del tejado y se escondieron tras unas cajas de suministros que se encontraban en el hangar.
—Veo por lo menos unos cincuenta droides ¿cómo se supone que entremos a la base? —dijo Karissa.
—Para tu suerte, soy excelente creando planes —dijo Anakin, sonriendo.
—Creando planes para que nos maten —dijo Karissa, pero Anakin ya había salido de su escondite.
—La próxima vez, los planes los haré yo —susurro Karissa.
