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3 años después

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3 años después

—Estás bajando la guardia Vaj —Karissa regaño a su padawan—. Concéntrate, siente la intención de tu oponente.

—Sí, maestra.

La guerra continuaba expandiéndose por toda la galaxia. Karissa y Vaj pasaban la mayoría del tiempo junto a la 313 en el campo de batalla, pero Karissa prefería entrenar a su padawan lejos de la batalla, en el templo. Vaj era muy disciplinado y su habilidad con el sable había mejorado mucho, pero Karissa sentía que había algo que aún no conseguía enseñarle.

Vaj se lanzó hacia ella, Karissa esquivo a su padawan y respondió a su ataque. Los sables chocaban, Karissa se movía con calma, percibiendo los movimientos de su aprendiz. Karissa siempre había tenido una muy buena conexión con la fuerza por lo que esta siempre era su aliada en los duelos. Por el contrario, Vaj era más impulsivo a la hora de lanzar un ataque y se frustraba cuando fallaba. Karissa lo aconsejaba sin juzgarlo, después de todo ella también había sido una padawan y había sido más imprudente que él y lo seguía siendo frente a otras cosas.

Los sables chocaban, la respiración de Karissa era suave y contante, pero noto que su padawan comenzaba a agotarse. Apago su sable y lo puso en su cinturón.

—Ha sido suficiente por hoy —dijo Karissa—. Descansa y recuerda lo que has aprendido.

—Sí, maestra —Vaj la miro. Karissa supo que él quería preguntar algo, pero no se atrevía,

—¿Qué sucede, padawan?

—¿Sabe usted cuando nos asignaran una nueva misión? —pregunto el padawan mientras miraba hacia el piso.

Vaj era así, siempre a la espera de una misión que le permitiera mostrar de lo que era capaz.

—Paciencia, mi joven padawan —dijo Karissa guiándolo fuera de la sala de entrenamiento—. Pronto nos asignarán una, por ahora necesito que mañana me veas temprano en el gran árbol. Tengo algo que compartir contigo.

El joven padawan se alejó corriendo. Karissa se puso en camino a su lugar favorito para meditar, el gran árbol, cuando era una padawan, Karissa ansiaba viajar por la galaxia enfrentando esclavistas, pero todo cambio cuando se convirtió en la aprendiz de Treg Horn, él le enseñó a conectarse con la fuerza a través de la meditación, al principio, Karissa detestaba meditar, pero su maestro la llevo al lugar donde está el gran árbol y le hablo de lo importante que era mantener fuerte su conexión con la fuerza. Karissa se había esforzado por seguir aquella enseñanza y ahora que tenía a su propio padawan se esforzaría para que Vaj aprendiera esa valiosa lección.

Karissa se sentó frente al árbol, cerro los ojos e hizo lo que había aprendido. Abandono todas sus preocupaciones y sus dudas, en ese momento solo existían ella y la fuerza. Desde hace algún tiempo, los recuerdos dolorosos de su pasado la habían estado persiguiendo y por más que intentara no conseguía sacarse esa sed de venganza para nada propia de un jedi. Karissa pensó en el gran árbol, conectado a la fuerza siempre siguiendo su voluntad. Karissa pensó en aquella ira que continuaba en su interior, quería dejarla salir, pero el rostro de su hermano, dispuesto a sacrificarse por ella, en su maestro antes de hacerse uno con la fuerza, dispuesto a morir para cuidar la paz.

Illicit affairs | Obi-Wan KenobiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora