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—Espero un poco, Vaj —pidió Obi-Wan—

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—Espero un poco, Vaj —pidió Obi-Wan—. Dijiste separatistas ¿de cuántos estamos hablando?

—Es un pequeño destacamento de droides de batalla, pero no pude ver a sus generales, si me acercaba más podrían haberme capturado.

—Hiciste bien, si te atrapaban tu maestra hubiera ido a la ciudad a enfrentarse a los droides sola o se hubiera muerto de la preocupación.

Karissa le propino una patada, Obi-Wan fingió indignación, pero le alivio saber que todo volvía a ser como antes.

—No dije nada que no fuera cierto.

—Obi-Wan y yo iremos a la ciudad al amanecer —dijo Karissa, ignorándolo—. Vaj necesito que te quedes y mantengas la nave preparada para salir del planeta.

—Sí, maestra.

—Los dos vayan a descansar —dijo Obi-Wan—. Yo haré la primera guardia.

Obi-Wan salió de la nave, lo cierto era que se había ofrecido para hacer la primera guardia porque necesitaba un momento a solas para pensar. Si bien agradecía la normalidad entre Karissa y él, había algo que aún lo perturbaba. Había aceptado que tenía sentimientos por ella, pero por alguna razón no había podido dejarlos de lado.

Se apartó lo suficiente de la nave para poder meditar aquello siempre le había ayudado a tomar decisiones y esta estaba siendo especialmente difícil de tomar. En su meditación Obi-Wan se sumergió en dichos sentimientos e inevitablemente estos lo llevaron a momento en el que comenzaron a surgir.

La federación de comercio había establecido su bloqueo en Naboo y Obi-Wan y su maestro fueron enviados como intermediarios, a ellos se les unió una padawan de su misma edad, su maestro había sido herido en una misión, pero considero que sería buena idea que la padawan aprendiera de otro maestro el arte de negociar.

Al verla, Obi-Wan pensó que jamás había visto a una persona tan hermosa, pero aparto aquel pensamiento tan rápido como apareció y se regañó por haber permitido que apareciera. Sin embargo, algo lo atraía hacia la chica, pero esta solo lo veía como un rival y Obi-Wan asumió su papel como tal.

En medio de su meditación, se permitió que estos sentimientos fluyeran a través de él como si fueran un río y pudo reconocer la complejidad de estos. Lo llenaban de paz, pero también percibió su vulnerabilidad y lo peligroso que sería dejarlos fluir.

Al concluir su meditación, supo qué hacer, tenía que hablar con Karissa. Sabía que ella lo rechazaría, pero también sabia que aquello le permitirá apartar el sentimiento y dejar que se evaporaran y ni él ni Karissa serían presa fácil para el lado oscuro. Justo en ese momento sintió la presencia de Karissa detrás de él.

—Deberías descansar —Obi-Wan no volteo a verla.

—Debería, pero no quiero —dijo Karissa sentándose a su lado—. Lo siento si interrumpí.

—No te preocupes, ya había terminado.

Los dos se quedaron en silencio. Mientras observaba el rostro de Karissa, Obi-Wan sintió el impulso de besarla, aquello no era nuevo, la había sentido muchas veces, pero siempre apartaba aquel impulso como si se tratara de una mota de polvo en su túnica. Ya había decidido hablar con Karissa, pero no sabía por donde comenzar y no quería quedar como un estúpido, Obi-Wan tomo aire y se armó de valor.

—Karissa.

—¿Sucede algo? Pareces algo contrariado.

—¿Recuerdas lo que me dijiste en Geonosis?, cuando estallo la guerra —dijo Obi-Wan antes de que pidiera arrepentirse.

El rostro de Karissa cambio rápidamente, pero no parecía preocupada ni avergonzada. Así que, Obi-Wan se permitió calmarse.

—Sobre eso —dijo Karissa—. No tienes por qué preocuparte, ya es un tema del pasado.

—Me alegro en serio —fue lo único que dijo Obi-Wan.

—Supongo que en ese momento confundí amistad con amor —dijo Karissa mientras jugaba con una roca.

Al escuchar las palabras de Karissa el plan de Obi-Wan de hablar con ella sobre los que estaba pasándole se vino abajo, así que prefirió guardárselo con la esperanza de que así como Karissa pudo superarlo con el tiempo él también pudiera.

—Deberías ir a descansar —dijo Obi-Wan, ignorando el puñal invisible que se había alojado en su corazón.

Karissa se levantó y se fue a la nave. Tal vez aquel no era el momento de hablar y tal vez nunca sería el momento. Karissa tenía razón en algo y tal vez él también estaba confundiendo amistad con amor.








Si me sentí mal por Obi-Wan para qué les miento.

Espero les haya gustado, no se olviden de comentar, votar y compartir, los quiero y gracias por leer esta historia.

Illicit affairs | Obi-Wan KenobiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora