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—Karissa, despierta —dijo Obi-Wan moviendo su brazo—

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—Karissa, despierta —dijo Obi-Wan moviendo su brazo—. Ya casi salimos del hiperespacio.

Karissa se enderezó en su asiento, miro hacia el espacio y se le vino a la mente que por primera vez en su vida no había soñado con su familia.

—¿Por qué siempre me quedo dormida en estos viajes?

—Tienes muy malos hábitos de sueño.

—No voy a negar eso—dijo Karissa.

—Iré a buscar a Vaj —Karissa se levantó del asiento.

Karissa se alejó de la cabina apresuradamente, le preocupaba que al pasar tanto tiempo con Obi-Wan pudiera volver a tener sentimientos por él, pero sabía que estaba siendo inmadura y que la solución no era escapar del problema, sino afrontarlo. Cuando entro al lugar donde Vaj descansaba lo encontró despierto, mirando sus pies con aire pensativo.

—¿Todo bien? —pregunto Karissa sentándose a su lado.

—Sí, supongo.

—Sabes que puedes decírmelo.

El chico no levantó la mirada, Karissa pudo percibir una pequeña chispa de temor en él.

—Esto es como una prueba y tengo miedo de decepcionarla maestra —dijo Vaj, levantando la cabeza.

—Jamás me decepcionarás —dijo Karissa, poniendo una mano en su hombro—. Si tú fallas yo también lo haré después de todo yo soy tu maestra y eso no ha pasado.

—No me siento preparado para algo como esto.

—Yo siempre estaré a tu lado, Vaj. Créeme, entiendo lo que estás sintiendo, pero si mi maestro no se rindió conmigo y eso que yo era una padawan un poco difícil, te aseguro que yo jamás me rendiré contigo.

—¿En serio? —dijo Vaj, sus ojos brillaban de felicidad a Karissa le entraron ganas de abrazarlo y eso hizo.

—Hablo en serio —dijo Karissa, apartándose—. Ahora levántate y vamos a la cabina, estamos a punto de llegar.

Vaj corrió hacia la cabina y Karissa fue tras él, ver a su padawan feliz hacía que Karissa se sintiera feliz y por más que trato de ocultar la sonrisa que tenía en el rostro no lo consiguió y tan poco es que tuviera muchas ganas de hacerlo.

En la cabina, Vaj estaba sentado en el asiento junto a Obi-Wan. Karissa se acercó justo en el momento que la nave salía del hiperespacio, Braxxar parecía tranquilo, la guerra aún no había llegado al planeta. La nave entró en el planeta, tal y como había dicho Vaj, el lugar estaba rodeado por un extenso bosque, el único punto de luz artificial era la ciudad.

—Aterriza lejos de la ciudad —le pidió Karissa a Obi-Wan.

Obi-Wan guio la nave a un lugar rodeado de árboles. Cuando aterrizaron Karissa salió a investigar si era seguro. Karissa camino un rato por los alrededores hasta que decidió regresar a la nave.

—El sitio es seguro —dijo entrando en la cabina—. Por el momento.

—Tenemos que darnos prisa —dijo Obi-Wan mientras pasaba su mano por la barba, pensativo—. La ciudad está lo suficientemente alejada y no podemos dejar la nave sola.

—Yo iré a la ciudad —dijo Karissa.

—Maestra —dijo Vaj—. Creo que lo mejor es que yo vaya, soy pequeño y además soy bueno pasando desapercibido.

Karissa no dudaba de las capacidades de su aprendiz, así como tampoco dudaba de la moralidad de los sindicatos criminales, si atrapaban a Vaj lo harían su esclavo y Karissa no iba a permitir que eso ocurriera.

—Tu padawan tiene razón —dijo Obi-Wan.

—Está bien —dijo Karissa no muy segura—. Pero tienes que tener cuidado Vaj.

—Siempre tengo cuidado, maestra.

Vaj tomo algunas provisiones y se marchó cuanto antes a la ciudad. Karissa seguía sin estar convencida sobre el plan, pero se recordó así misma lo que le había dicho a Obi-Wan en la segunda batalla de Geonosis, si ella había entrenado bien a Vaj, él iba a estar a salvo.

Ya estaba comenzando a oscurecer y Vaj aún no aparecía, Karissa comenzaba a creer que algo malo le había pasado al chico, pero se reusaba a entrar a la lanzadera. Tenía su sable en la mano, quería estar preparada para el momento en el que tuviera que ir a la ciudad para buscar a su aprendiz.

—Deberías comer algo —Obi-Wan se acercaba con una de las raciones que habían preparado.

—Podre comer cuando Vaj regrese —dijo Karissa sin apartar la mirada del bosque.

—¿Acaso no confías en él?

—¿Tú confiabas en Anakin cuando lo mandaste a Naboo?

Obi-Wan guardó silencio, tal vez estaba siendo dura con él, pero la preocupación era un peso insoportable sobre sus hombros. Quería salir corriendo a la ciudad, buscar a su padawan y dejarlo en la nave por el resto de la misión.

—No, no confiaba del todo en él —Obi-Wan la saco de sus pensamientos—. Pero sabía que él mantendría a salvo a la senadora.

—Perdóname, pero es que me preocupa que no aparezca.

—Te entiendo, pero tienes que calmarte —dijo Obi-Wan, poniendo su mano en el hombro de Karissa.

Karissa se giró quedando frente a frente con Obi-Wan, había querido evitarlo para no volver a sentir nada por ahora veía que había sido una decisión tonta. Obi-Wan era su amigo. Además, él no tenía la culpa de que ella confundiera la amistad con el enamoramiento. Karissa iba a disculparse por haber tratado de alejarlo cuando escucho que algo se movía en el bosque, se apartó de golpe y encendió su sable, Obi-Wan hizo lo mismo.

Esperaron un rato, pero lo que sea estuviera allí avanzaba lentamente, fue entonces cuando Karissa sintió la presencia de su aprendiz, apago su sable y espero a que este se acercara.

—¿Por qué esa cara, maestra? —dijo Vaj entrando al sitio donde se encontraban Obi-Wan y Karissa.

Karissa corrió hacia su padawan y lo abrazo, la preocupación que había estado sobre sus hombros a punto de derrumbarla, desapareció. Vaj se quedó inmóvil ante la muestra de afecto dada por Karissa, pero al final correspondió su abrazo.

—¿Gracias?, por eso eso maestra —dijo Vaj, confundido—. Pero tengo malas noticias.






Ya sabemos que no va a ser fácil para Karissa ver como Vaj deja de ser su padawan.

Espero les haya gustado, no se olviden de comentar, votar y compartir, los quiero y gracias por leer esta historia.

Illicit affairs | Obi-Wan KenobiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora