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El Tantive IV se dirige hacia Naboo para dejar el cuerpo de Padme con su familia y después llevaría a los jedi a un lugar remoto en la galaxia donde el imperio no lo encontrara, pero antes tenían que decidir qué hacer con los bebes de Padme

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El Tantive IV se dirige hacia Naboo para dejar el cuerpo de Padme con su familia y después llevaría a los jedi a un lugar remoto en la galaxia donde el imperio no lo encontrara, pero antes tenían que decidir qué hacer con los bebes de Padme. Razón por la cual ahora estaban reunidos en una de las salas de la nave.

—Ocultos seguros, los niños deben estar.

—Los llevaremos donde los sith no detecten su presencia —dijo Obi-Wan.

—Lo mejor es que estén separados —sugirió Karissa—. La fuerza es intensa en ellos, si los dejamos juntos llamarán demasiado la atención.

—Razón Karissa tiene —dijo el maestro Yoda—. Separados deben estar.

—Mi esposa y yo cuidaremos a la niña —dijo Organa—. Mi esposa y yo siempre quisimos adoptar a una bebita. Tendrá amor con nosotros.

—¿Qué hacemos con el niño? —pregunto Obi-Wan.

—A Tatooine, con su familia llévalo.

—Me encargaré de él y voy a cuidarlo.

Obi-Wan miró a Karissa con discreción, sabía que lo que había dicho significaba que tendría que pasar el resto de su vida en aquel árido planeta y una idea había comenzado a surgir en su mente y no sabía si sería lo correcto.

—Hasta que llegue el momento, desapareceremos —la voz del Yoda lo saco de sus pensamientos.

Karissa y el senador salieron de la habitación. Obi-Wan se dispuso a seguirla, pero el maestro Yoda lo detuvo antes de que pudiera alejarse de su asiento.

—Maestro Kenobi, un momento.

Obi-Wan volvió a tomar asiento, esperando a que Yoda hablara.

—En tu exilio en Tatooine, entrenamiento hay para ti.

—¿Con quién? —pregunto Obi-Wan, intrigado.

—Un viejo amigo conoce el camino de la inmortalidad.

Obi-Wan miró al maestro Yoda mas intrigado que antes.

—Alguien que regreso del inframundo de la fuerza. Tu antiguo maestro.

—¿Qui Gon? —dijo Obi-Wan, sorprendido.

—A comunicarte con él, te enseñaré yo.

Lo que había dicho el maestro Yoda sobre comunicarse con su antiguo maestro lo había tomado por sorpresa y casi se sintió mal por la idea que había empezado a dar forma, pero ya no podía arrepentirse, Obi-Wan estaba seguro de que aquello era lo que quería, pero no sabía si Karissa sería capaz de hacer lo mismo. Además, también tenía miedo de que ella decidiera usar su exilio para a ayudar a Vaj y a Rex a reclutar clones.

Karissa le había contado lo que paso en Braxxar cuando regreso después de la orden. Ella no lloró en ningún momento por haber tenido que alejarse de su padawan, pero Obi-Wan la conocía lo suficiente como para saber que aquello la había dejado rota, quería decirle que se permitiera llorar, pero ella le diría que no le gusta que la vean débil. Obi-Wan la busco por casi toda la nave, pero Karissa no aparecía por ningún lado.

Antes de que pudiera rendirse, Obi-Wan decidió ir hacia el lugar donde los bebes se encontraban. Al llegar vio a Karissa parada frente a las cunas, ella no percibió su presencia por lo que Obi-Wan pudo acercarse lo suficiente como para escuchar lo que decía.

—Siento mucho no haber podido ayudar a su padre —la voz de Karissa se escuchaba rota—. Soy la peor amiga que alguien pudiera tener.

Obi-Wan no quería que Karissa se culpara por lo que había pasado, él era el que había fallado a Anakin, no Karissa. Ella había sido una buena amiga y si Anakin pudiera escucharla habría pensado lo mismo.

—No es tu culpa —dijo Obi-Wan sin apartarse de la puerta—. Soy yo el que debería pedirles perdón.

—Hiciste lo que pudiste —Karissa se giró para mirarlo—. En todo caso los dos hemos fallado.

Obi-Wan se acercó a donde se encontraba Karissa, ella le estaba sonriendo y Obi-Wan deseo poder conservar aquella sonrisa grabada en su mente para siempre. Cuando estuvieron cerca, Obi-Wan tuvo la sensación de que el mundo podría desaparecer, pero mientras estuviera con Karissa estaría bien.

—Todo ha cambiado —dijo Karissa—. La orden a la que dedique mi vida entera ya no existe ahora no sé qué será de mí si ella.

—Pues es momento de comenzar un nuevo camino —dijo Obi-Wan, tratando de apartar la culpa.

—¿Y seremos capaces de hacerlo?

Obi-Wan tenía dudas sobre lo que estaba a punto de hacer, pero tenía que hacerlo, de no haber sido por Vaj, Obi-Wan la habría perdido y no quería estar alejado de ella nunca mas.

—Pensaba que tal vez quisieras venir conmigo a Tatooine —Obi-Wan tuvo que obligarse a sacar esas palabras.

Karissa lo miraba fijamente, como si estuviera tratando de encontrar la broma en sus palabras. Obi-Wan tampoco estaba seguro de lo que acababa de decir, pero recordó lo que le había dicho a Satine hace mucho tiempo, ahora no existía la orden jedi, ya no había un juramento que proteger. Sin embargo, haberle hecho esa propuesta a Karissa lo hacía sentir como si fuera un traidor.

—Hablas en serio, Kenobi.

—Si te soy sincero —dijo Obi-Wan, pasándose la mano por la nuca—. Ni siquiera estoy tan seguro.

—Yo tampoco estoy segura —admitió Karissa—. Me da miedo que esto sea pasajero y te termines aburriendo de mí.

—Jamás me aburriría de ti.

Últimamente, era Obi-Wan el que tomaba la iniciativa cuando de besos se trataba por esa razón le sorprendió que fuera Karissa la que lo besara. Este beso estaba impregnado del miedo que ambos sentían ante el futuro incierto que tenían frente a ellos, a las dudas que comenzaban a surgir, pero también a esperanza, la esperanza de vivir lo que sentían sin tener que esconderse en los callejones de los niveles bajos de Coruscant o en los pasillos vacíos del templo jedi.

Obi-Wan atrajo a Karissa hacia él, tenerla frente a él y poder abrazarla, le hizo recordar el momento en el que la orden 66 ocurrió, mientras caía varios metros en Utapau, lo único que pensaba era en Karissa, en que jamás la volvería a ver. Obi-Wan apartó el recuerdo de ese momento y se aferró al cuerpo de Karissa como si de eso dependiera su vida.

Hubieran continuado besándose hasta que sus pulmones se quedaran sin aire, sino fuera porque uno de los bebes comenzó a llorar, haciendo que Karissa se separara de él rápidamente.

—Creo que al pequeño no le gusta que interrumpan su siesta —dijo Karissa, sonriendo.

Obi-Wan quiso atraerla de nuevo hacia él, pero Karissa se adelantó y tomo sus manos mientras lo miraba fijamente.

—Volviendo al tema de tu propuesta —dijo Karissa, acercándose aún mas—. Me gustaría ir contigo a Tatooine, Kenobi.

—Me alegra que hayas aceptado —dijo Obi-Wan, abrazándola por la cintura—. Pero tenemos que solucionar tu mala costumbre de decirme Kenobi.

—Pues tendrás tiempo de sobra para intentar que deje de hacerlo.






Técnicamente, este es el final de la historia, pero falta el epílogo que aún no sé si publicarlo el otro martes o antes

¿Qué tal les pareció?

Espero les haya gustado tanto como a mí me gusto escribirlo.

Illicit affairs | Obi-Wan KenobiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora