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—Satine —Obi-Wan se acercó

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—Satine —Obi-Wan se acercó.

Tenía que haber algo para salvarla, pero al ver la herida que el sable había dejado Obi-Wan supo que no había manera.

—No lo olvides mi querido Obi-Wan —Satine apenas podía respirar—. Que siempre te he amado y siempre lo haré, pero no la dejes ir.

Al pronunciar estas palabras el cuerpo de Satine se quedó inmóvil. Obi-Wan no intentó detener las lágrimas que comenzaron a caer y tampoco quería alejarse de Satine. Quería hacer pagar a Maul por lo que había hecho, quería desatar toda su ira contra todo aquel que intentara detenerlo, pero a ver el cuerpo de Satine y a Karissa tumbada en el suelo, decidió que no caería tan bajo, ellas jamás lo dejarian caer al lado oscuro.

—¿Ya lo matamos hermano? —escucho decir a Savage Opress.

—No, aprisiónenlo abajo —dijo Maul—. Dejen que se ahogue en su miseria.

—¿Y qué hacemos con la jedi?

Karissa, Obi-Wan se giró a donde se encontraba. Karissa estaba tumbada en el piso tosiendo. No la dejes ir había dicho Satine, ella se había dado cuenta de lo que le estaba pasando con Karissa. Ahora se daba cuenta de que había sido demasiado obvio, no le sorprendería que el maestro Yoda se hubiera dado cuenta.

—Déjenla en la misma celda —ordeno Maul—. Que pase tiempo con ella antes de que comparta el mismo destino de la duquesa.

Los guardia los llevaron a donde hace un momento había estado Satine. Obi-Wan quiso decirles que no tocaran a Karissa, pero si lo hacía estaba seguro de que le harían daño. Durante todo el camino hacia las celdas Karissa permaneció callada, la única vez que Obi-Wan la escucho fue cuando un mandaloriano la empujo haciendo que cayera sobre su abdomen.

Cuando llegaron a la zona de detenciones, tanto Obi-Wan como Karissa continuaban cayados. Obi-Wan repasaba en su mente lo que había pasado. Jamás se permitiría olvidar lo que paso con Satine, sabía que no era su culpa y no dejaría que el odio y la culpa lo consumieran, él era más fuerte que eso.

Los guardias los obligaron a caminar hasta el ascensor. De repente un disparo impacto en el guardia que Obi-Wan tenía detrás.

—Los rebeldes —grito uno de ellos.

Obi-Wan aprovechó la confusión y se acercó a Karissa.

—¿Estás bien?

—Perfectamente —dijo Karissa, pero Obi-Wan noto que seguía agarrándose el vientre.

—Eres como un imán de golpes —dijo Obi-Wan, tratando de alivianar la tensión entre ellos.

—¿Te parece que es momento para chistes?

Mientras Karissa hablaba Obi-Wan se dio cuenta de que uno de los guardias tenía un explosivo en la espalda así que lo aparto con una patada y cubrió a Karissa con su propio cuerpo para protegerla de la explosión.

Illicit affairs | Obi-Wan KenobiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora