Karissa Mágnum y Obi Wan Kenobi se conocían desde que eran padawans, pero su relación siempre había sido complicada es por eso que el fallecido maestro de Obi Wan los había mantenido alejados durante su misión en Naboo. Después de la muerte de su ma...
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Anakin hecho un último vistazo al lugar donde había dejado a Karissa y cuando los hizo vio como uno de los hombres que los había atacado la levantaba y se la llevaba. Tenía que hacer algo, pero si iba tras ella y abandonaba a los niños Karissa lo mataría, pero si dejaba a Karissa con los Pyke, Obi-Wan lo mataría. Pero Anakin no era conocido por seguir las reglas y en su mente comenzaba a armarse un plan.
Llevó a los niños hasta la lanzadera. Cuando llegaron le pidió a R2 que los mantuviera vigilados y fuera de los controles y que si alguien y por alguien se refería a Obi-Wan llegaba a contactar con él, no le contestara. Lo último que su antiguo maestro necesitaba saber es que le habían secuestrado a la novia.
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Anakin esperó a que anocheciera, era necesario entrar al palacio de los Pyke sin que lo vieran. Antes de salir, se puso una capa para ocultar la armadura y el sable. Camino por las calles tratando de no llamar la atención. Cuando estuvo cerca del palacio, Anakin se dio cuenta de que había dos guardias. Los empujo lo suficientemente fuerte para que quedaran inconscientes y entró en el palacio.
Una vez dentro se escondió en un lugar donde no pudieran verlo. Atreves de la fuerza Anakin trató de sentir la presencia de Karissa, pero no fue necesario, la voz de la jedi se escuchaba desde el lugar donde él estaba.
—Quítame las manos de encima, desecho de bantha.
Anakin no pudo contener la risa; admiraba la habilidad de Karissa para controlar su ira, especialmente en presencia de aquellos que habían asesinado a su familia y la habían esclavizado. Ahora entendía por qué su maestro, aunque lo negara, sentía cierta fascinación por Karissa. Sin embargo, también le recordó a Padmé, a quien no veía desde hacía meses y ansiaba encontrarse con ella. Poniéndose en marcha, siguió la voz incesante de Karissa exigiendo ser liberada
Tal y como suponía Anakin, llevaron a Karissa al salón del trono. El líder observaba a Karissa como si hubiera recuperado su juguete favorito, pero la chica no bajó la cabeza. Anakin reconoció al hombre, era Lom Pyke
—Qué dicha que haya venido a visitarnos, maestra jedi.
—Téngalo por seguro que si pudiera evitarlo lo hubiera hecho.
—¿Así agradeces nuestros cuidados? —Lom Pyke se levantó de su asiento y se acercó a Karissa y la abofeteó.
—Si convertirme en una esclava era cuidarme déjeme agradecerle, su majestad.
—Ya aprenderás a respetarnos de nuevo —dijo Lom Pyke.
—Si no regreso al templo jedi, ellos vendrán a rescatarme.
—No creo que los jedi quieran entrar en guerra con el sindicato —se burló el líder Pyke.
—Es porque no conoce a mi amigo.
Esas palabras le dieron a entender a Anakin que Karissa sabía que él estaba ahí. Mientras se debatía si salir a ayudarla o esperar el momento apropiado Anakin vislumbro el brillo de la empuñadura dorada del sable de Karissa.
