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Karissa esperaba que, tras completar la misión en Oba Diah, el Consejo le concediera unos días para reflexionar sobre lo descubierto en ese planeta

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Karissa esperaba que, tras completar la misión en Oba Diah, el Consejo le concediera unos días para reflexionar sobre lo descubierto en ese planeta. Sin embargo, apenas dos días después, el Consejo le encomendó la tarea de escoltar a la duquesa de Mandalore junto a Anakin y Obi-Wan. Ahora se encontraba a bordo de una nave rumbo a Coruscant, tratando de descubrir por qué Obi-Wan había perdido la paciencia, provocando un altercado con la duquesa

—Tú y Satine tienen pasado —la voz de Anakin la sacó de sus pensamientos.

—Y uno bastante intrigante —dijo Karissa.

Los tres ingresaron al ascensor, y Obi-Wan esperó a que las puertas se cerrarán antes de comenzar a hablar

—Una misión extendida cuando era más joven —explicó Obi-Wan—. El maestro Qui Gon y yo pasamos un año en Mandalore, protegiendo a la duquesa de insurgentes que atacaron su mundo.

—¿Y siempre se llevaron tan mal? —preguntó Karissa.

—No en realidad —respondió Obi-Wan antes de seguir con su historia—. Nos persiguieron mercenarios, siempre huyendo, viviendo al día, siempre dudosos del futuro.

—Qué romántico —dijo Anakin sonriendo.

—La cita perfecta —se burló Karissa.

Obi-Wan les dirigió una mirada significativa, indicándoles que no era el momento apropiado para ese tipo de bromas. Karissa respondió con una sonrisa inocente.

—Sigo sin entender —dijo Karissa—. ¿Por qué se rehúsa a que la república le ayude con guardia letal?

Las puertas del ascensor se abrieron antes de que Obi-Wan continuará hablando.

—Una guerra civil diezmó la población de Satine —continuó Obi-Wan una vez salieron del ascensor—. Por eso detesta la violencia. Cuando regresó se dio a la tarea de reconstruir su mundo sola.

—¿No te quedaste para ayudarla? —preguntó Anakin.

—Eso habría sido problemático.

Entraron en una habitación y este se sentó frente a ellos antes de continuar.

—Mi deber como jedi me requería en otra parte.

—¿Requería?, pero es obvio que sentías algo por ella, eso debió haber influido.

—Claro que influyó. Yo me regía por el código jedi.

Al escuchar estas palabras, Karissa comprendió que Obi-Wan nunca tendría los mismos sentimientos que tanto la atormentaban. La orden jedi era su vida, y también la de ella. Por lo tanto, no podía poner en peligro su futuro por sentimientos que no sabía si serían duraderos

—Claro —dijo Anakin—. Como dice el maestro Yoda, un jedi no debe forjar lazos.

—Sí, pero eso no toma en cuenta el remordimiento que crea —dijo Obi-Wan, pensativo.

Illicit affairs | Obi-Wan KenobiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora