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—Déjeme ir con usted maestra —suplico Vaj

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—Déjeme ir con usted maestra —suplico Vaj.

—Ya hemos hablado de esto, mi joven padawan —dijo Karissa—. Oba Diah es un lugar peligroso. Además, necesito que te quedes en el templo y entrenes no solo tu habilidad con el sable sino también tu mente.

—Pero maestra, ¿no cree que una misión de estas me ayudaría a ganar experiencia?

—Ya habrá más misiones, pero no iras a esta —lo regaño Karissa—. Volveré antes de que puedas extrañarme.

Karissa se dirigió al hangar del templo antes de que el padawan pudiera continuar protestando. El maestro Yoda le había asignado la misión de rescatar a unos niños sensibles a la fuerza que se ocultaban en dicho planeta, pero Karissa sospechaba que era la forma que el maestro Yoda tenía de hacer que ella enfrentara su pasado. Pero Karissa no iría sola, iría con Anakin, eso la calmo un poco. El chico también había sido esclavo así que entendería por lo que ella había pasado. Pero las palabras de Vaj se habían grabado en su cerebro, era verdad que una misión como aquella podría servirle para enseñarle al niño a confiar más en sus instintos y en la fuerza, pero Oba Diah era el lugar que más sufrimiento le había causado y no iba a permitir que aquel planeta le arrebatara a su padawan.

Anakin junto a su astromecanico ya se encontraban junto a la lanzadera que habían solicitado el día anterior.

—Llegas tarde —dijo Anakin.

—Lo siento, no es fácil convencer a mi padawan de que debe quedarse.

—Te entiendo, pero no te preocupes —dijo Anakin, poniendo una mano sobre el hombro de Karissa para tranquilizarla—. Ashoka estará por ahí para cuidarlo.

Los dos subieron a la lanzadera y se acomodaron en la cabina. El viaje nos sería precisamente corto así que Karissa decidió descansar un poco antes de llegar.

Karissa estaba en el palacio de Oba Diah, frente a ella se encontraba su hermano, un chico de cabello castaño y ojos cafés que trataba de arrastrarla quién sabe donde.

—Kari, tienes que marcharte —dijo su hermano—. Si te quedas, seguirán usando esa habilidad tuya para obligarte a seguir transportando especias.

—No me iré sin ti

—Tienes que hacerlo, te prometo que nos volveremos a encontrar.

En el pecho del chico apareció un disparo de blaster, Karissa miro hacia atrás, pero nadie había disparado. Cuando Karissa levanto sus manos para evitar que su hermano cayera al suelo vio en su mano derecha un blaster.

—Tú me mataste, Karissa —dijo su hermano—. Tú mataste a nuestros padres.

—No es verdad, mientes.

Cuando Karissa despertó Anakin estaba frente a ella, su rostro se veía confundido. Al verlo Karissa supo que probablemente había gritado en sueños.

—Lo siento —se disculpó.

Illicit affairs | Obi-Wan KenobiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora