7. Tengo tardes de Domingo

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Pov Chiara

—Esto está buenísimo Vio -le hice saber, aquel era el mejor plato que había probado en mi vida.

—Le ha salido maravilloso -asintió Susi.

—¡Mi mami es la mejor!

—Gracias, gracias, gracias -me encantaba verla sonreír con tanta facilidad

—Bueno hija, entonces tienes dos carreras y cuatro idiomas, ¿no? Que antes me ha hecho mi hija un resumen exprés

—Si, así es

—¿Qué haces aquí entonces?

—La vida -me encogí de hombros.- Pero no me puedo quejar, créeme

—Bueno, con cuatro idiomas podrías estar en un país maravilloso, en el trabajo de tu vida y no a tu edad haciendo prácticas, ¿no?

—¡Mamá! -saltó Violeta que parecía que se le iban a salir los ojos de las cuencas.

—Tiene toda la razón Vio, pero todo lo que tengo aquí no lo tendría ni en Alemania ni en Francia ni en ninguna parte, tengo un sueldo estable, un piso propio, una familia un poco peculiar pero que me cuida y me hace feliz... Yo me siento llena, la ambición creo que está más que saciada por ahora -sonreí al notar una suave caricia en mi mano por debajo de la mesa.

—Me gusta esta chica, ¿y tus padres? -siguió con lo que ya se podía llamar interrogatorio.

—Oh, no sabe...? -miré a Violeta para intentar averiguar hasta donde estaba enterada su madre.

—Ostras, no, se me pasó por completo Kiki... -me pidió perdón con la mirada y yo le sonreí y negué para quitarle importancia.

—¿Qué pasa? ¿Ya he metido la pata?

—Yaya metiste la pata hace un siglo, acéptalo -contestó Lúa con gracia.

—Tienes razón cariño, vengo así de fábrica, cuéntame Chiara

—Mis padres murieron en un accidente de tráfico cuando tenía once años y mi hermano pequeño y yo quedamos huérfanos, pero nos encontramos personas en el camino que formaron una familia con nosotros y que compartieron la suya, ahora estoy en el que creo que está siendo el mejor momento de mi vida.

—Es de admirar desde luego Chiara... aquí tienes a una madre postiza para lo que necesites mi vida -se levantó a abrazarme y miré a Violeta, ahí no pude contener unas lágrimas de emoción.- Pero no me llores hija mía

—Es de alegría y agradecimiento, te lo prometo -le sonreí.

Seguimos comiendo entre bromas y anécdotas de la Susi.

—¿Te ha aturdido mucho? ¿Estaba bueno el arroz? -me preguntó Violeta mientras recogíamos los platos.

—Tranquila... ha estado todo maravilloso y tu madre la que más -le guiñé el ojo, por lo que había dejado ver era una mujer con el carácter muy desarrollado .

—Lo siento se me pasó decirle lo de tus padres y...

—Vio mírame -me acerqué haciendo que Violeta quedase entre el friegaplatos y yo, le cogí las manos- Todo, absolutamente todo ha ido bien, yo estoy bien, es de las comidas más agradables y satisfactorias que he tenido hasta la fecha y mira que he comido veces contigo eh -bromeé ganándome un golpe de cabeza contra la cabeza de Violeta, no iba a mentir cuando se acercó me puse nerviosa.

—Te tomo la palabra

—Haces bien porque ahora mismo me podrían ofrecer el mejor de los planes en cualquier lugar del mundo que no sería ni la mitad de especial como lo es el estar aquí y ahora así contigo -me dió mucha vergüenza así que nada más decírselo le besé rápidamente la mejilla y me fui en busca de Lúa.

Cometas Por El Cielo (Kivi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora