35. Vértigo

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10 de Octubre 2026

Pov Violeta

Octubre había entrado sin dejar ir el calor que llevábamos soportando desde Mayo, aún con el pijama de tirantes y pantalón corto no me libraba de esa sensación de humedad constante, al estar en una ciudad costera la humedad era mucho más alta que en el resto de lugares haciendo que por las noches nos congelásemos y durante el día nos fuera imposible respirar.

Sí yo lo estaba pasando regular os podéis imaginar cómo estaba mi esposa, que cargaba con nuestro pequeño, al cual le quedaba bien poco para salir, durante las 24 horas del día. Últimamente se nos estaba haciendo cuesta arriba la espera, ya no sólo por el cansancio que suponía atender a todas las necesidades, si no por las ganas que teníamos de conocerlo.

Me encontraba terminando de fregar los platos de la cena de anoche y del desayuno mientras escuchaba a Lúa contarle a su madre el tema de naturales que se había estudiado la tarde anterior, la niña tenía la misma mala costumbre que Chiara, hacía las cosas de bloque en bloque y sin darse respiro alguno, según ellas era mucho más fácil de esa manera.

En cuanto terminé de poner el lavavajillas salí de la cocina al salón encontrándome una estampa de lo más tierna y a la cual aunque mis ojos ya estaban más que acostumbrados mi corazón seguía pegando pequeños botes cada vez que me la encontraba. Chiara se quedaba recostada en el chaise long haciéndole caricias en la cabeza a Lúa mientras la más pequeña quedaba tumbada en su pecho haciendo lo mismo que su madre pero en este caso en su barriga.

Sin querer interrumpir la calma del momento me limité a sentarme al lado de Lúa sujetando sus piernas hasta dejarlas caer sobre mi regazo.

—Creo que mamá está celosa -escuché susurrar a Kiki siendo delatada por la pequeña risa de nuestra hija.

—Kiki no digas mentiras -le respondí yo y una nueva risa de Lúa inundó la sala, le encantaba que nos picásemos.

—Sh, no la escuches, mírala si nada más vernos aquí no ha podido resistirse a venir con nosotras -siguió Kiki hablándole a nuestra hija.

—Oye, que estoy aquí y os escucho perfectamente -me hice la indignada.

—Uy ahora dice que nos escucha, vaya que se hace la sorda cuando quiere -me volvió a retar.

—Pues eso se lo hace mucho porque la tata Sam siempre le dice a mamá que cuando te mira parece sorda -soltó sin más Lúa sin saber que aquel comentario implicaban otras cosas poco relacionadas con mi capacidad auditiva y más con la sonrisa de mi mujer.

—Está como una tapia, nada por aquí nada por allá -argumentó Kiki señalándose las orejas.

—Os estáis ganando que me haga la sorda de verdad

—¿Tú oyes algo mami? -Dijo Lúa haciéndome abrir la boca de forma descarada.

—Yo no oigo nada ¿Y tú? -Lúa negó haciendo que mi mujer se mordiese las mejillas por dentro para evitar reírse ante mi cara de incredulidad.

—Irse a tomar viento hombre, yo voy a seguir con el diseño de nuestra casa -dije mientras quitaba de encima mío las piernas de mi niña.- Si alguna está interesada en aportar ideas ya sabéis dónde estoy

Unos diez minutos más tarde por la puerta del cuarto apareció Kiki que traía consigo una cara disculpa y a la vez fatiga que no podía con ella, pronto dejé el portátil a los pies de la cama para prestarle atención.

—¿Te encuentras bien amor?

—Sólo estoy un poco más mareada por el calor cariño, no te preocupes

Cometas Por El Cielo (Kivi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora