12. El brillo no se opera

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Una vez las puertas de la terminal se abrieron ante ellas divisaron a sus familias esperándolas, Lúa cómo no se soltó de los brazos de Martin y corrió rápidamente a los brazos de su madre que, sin duda alguna sintió cómo todo el aire que había contenido después de recibir ese beso amargo salía por sus fosas nasales, la apretó fuerte contra ella.

—Mi niña, pero si me he ido dos días y estás aún más fuerte y guapa -Violeta bailó con ella entre sus brazos.

—Es que la Yaya y Noe me han dado muy bien de comer -asintió Lúa.- ¡Kiki! -cuando su nombre salió por la boca de la pequeña, Violeta la dejó en el suelo para que fuese con la chica, que se había encargado de sujetar las maletas durante el reencuentro dándole ahora el relevo.

—¡Lúa! -La pelinegra la alzó por los aires como ya acostumbraba a hacer cada que la niña se tiraba a sus brazos provocando la risa de la misma.

—Os he echado de menos y no quiero que os vayáis más -Lúa puso pucheros a ambas chicas.

—Pero Lúa si te lo has pasado genial con la abuela, Noe, Manu, Martin y Rus, no pongas esa cara -Violeta le dio un toquecito en la nariz a su hija.

Después de la sesión de abrazos y preguntas con el resto ambas familias empezaron a caminar hacia la salida dejando atrás a las dos chicas, habían comprendido que las caras que traían denotaban pena y que a lo mejor querrían un rato más a solas, ya en sus respectivas casas habría momento para las preguntas.

Pov Violeta

Chiara y yo andábamos la una junto a la otra, como habíamos hecho durante todo nuestro viaje salvo por la gran diferencia de que en aquel momento nuestras manos ni se rozaban y los besos brillaban por su ausencia.

—Kiki, necesito saber que vas a estar bien

—Vio, yo no te puedo prometer eso, me va a costar perder la rutina que habíamos creado y me va a costar tratarte como a los demás, lo único que te puedo asegurar es que voy a estar aquí pase lo que pase y que, quién sabe, si cuando acabe las prácticas sigues queriendo intentarlo yo no voy a ser quien ponga impedimentos

—A mí también me va a costar -respondí escueta.

No sé en qué momento se me ocurrió que era buena idea no decirle todo lo que quería en aquel momento pero supongo que los humanos nos equivocamos y a veces no sabemos hasta qué punto tienen consecuencia tanto las cosas que decimos como las que omitimos.

En el viaje en coche hasta casa el silencio se asentó, nos habíamos despedido con un abrazo de los que duran minutos, algunas lágrimas recorrieron mi rostro anticipando el estado en el que iba a vivir los próximos días.

—Hija, creo que necesitas hablar ¿me equivoco? -mi madre apareció por el quicio de la puerta una vez hubo vuelto de dejar a Lúa en Inglés.

—No sé si quiero hacerlo mamá -intenté centrarme en recolocar el armario.

—Hija, a veces no es clave quererlo sino necesitarlo y yo creo que tú llevas mucho sin soltar prenda -cogió asiento a los pies de mi cama.

—Es que no sé ni por dónde empezar

—Si quieres puedes empezar por cuando rompiste con Hugo, cómo te sentiste, qué pensaste de Kiki la primera vez que la viste, cómo te ha hecho sentir durante este tiempo, lo que habéis hecho por París...

—Si te soy sincera lo de Hugo nunca me llegó a sorprender, lo que me dolió es que se aprovechase de que todo iba mal para el pasarlo bien sin preocuparse, no pensó en ningún momento ni en Lúa ni en mí ni en nadie, fíjate que por no doler no me dolió ni el hecho de que me pusiese los cuernos, era algo que tenía detrás de la oreja y que al final me ha dado el impulso para dejarlo, que era algo que llevaba tiempo necesitando hacer. Cuando se va Hugo aparece Chiara, que desde el primer momento en que la ví pensé que tenía algo, como un ángel, es de estas personas que no andan sino flotan y disfrutan de todo por más pequeño que sea, me da pena pensar que la primera semana fui tan sumamente gilipollas como para hablarle tan borde. Con Kiki todo es fácil, si está Kiki todo parece que adquiere un color diferente, las mañanas se me pasan volando y los proyectos salen solos, Lúa la ama con todo su ser y yo la entiendo, como para no amarla si es un ser de luz, tiene un brillo en los ojos que parece que se va a comer el mundo y...-suspiré, de repente no sabía qué más decir.

Cometas Por El Cielo (Kivi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora