13. Dime

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Pov Violeta

El día amaneció lloviendo, el trayecto en coche hasta el cole de Lúa se hizo eterno a la vez que silencioso, desde que ayer por la noche le conté que no iríamos a recoger a Chiara parecía haberse apagado, no había protestado por querer más cereales, no había pedido su playlist y menos se había quejado por el uniforme que tanto detestaba y con el cual traía una guerra diaria.

Al llegar a la oficina María, la recepcionista y Denna estaban tomando un café.

—Dichosos los ojos mi niña -me abrazó Denna.- Cuenta, cuenta, ¿Qué tal por la ciudad del amor?

La primera en la frente, había hecho un gran ejercicio de meditación esta mañana para soportar el día de hoy, pero si empezábamos de esta manera sería difícil.

—Pues muy bien, no me puedo quejar, pero ahora toca volver al trabajo

—Ay hija no compartes nada últimamente, te vamos a tener que sacar las palabras con gancho a ver si así sirve -respondió María.

—Si no hablo es porque no hay nada que contar

En ese mismo momento Chiara apareció cruzando la puerta del garaje, como si hubiese estado escuchando la conversación esperando el momento más oportuno para entrar.

—¡Buenos días Kiki! -saludaron las dos chicas a la vez.- ¿Cómo estás? Cuéntanos tú algo que a tu siamesa le han grapado la boca al parecer.

—Buenos días, ¿qué decíais? -preguntó confundida.

—Que ésta no suelta prenda del viaje, pero tú sí que nos vas a contar ¿verdad? -presionó María.

En ese momento Chiara se volvió para mirarme con cara de miedo.

—Es que tampoco os creáis que hay mucho que contar, fuimos a la reunión que fue estupendamente, vimos un museo que nos encontramos por ahí y poco más ¿verdad? -Oírla hablar de esa manera tan apática me revolvió el estómago.

—Si, no nos dió tiempo a mucho más.

Cuando pudimos quitarnos las cotillas de encima cada una tomó su camino, Chiara fue a por café y yo subí directa al despacho.

La mañana se sumió en un silencio sepulcral que sólo era cortado con las visitas de cada uno de nuestros amigos que se interesaron por nuestro viaje, a algunos les respondía Chiara y a otros yo, no le dábamos mucho bombo y siempre les contábamos ese relato consensuado implícitamente.

...

A lo largo de los días siguientes sucedieron todo tipo de escenarios incómodos para ambas chicas, desde tener que ver cómo intentaban ligar con la otra en el bar donde se juntaban con sus amigos sin tener justificación para ese malestar que les causaba ver a alguien acercarse de más a la otra hasta las miles de veces que andaban chocándose entre ellas sin querer al dirrigirse hacia el mismo sitio o al coger el mismo boli, parecían estar conectadas sobremanera de forma que siempre se acababan encontrando aunque se evitasen.

En uno de estos escenarios en los que el universo las ponía a prueba a ellas y a su paciencia, la pelirroja terminó por explotar.

Acababan de salir de una reunión con los comerciales para encaminar la nueva campaña, nada más intentar salir por la puerta hubo un momento incómodo en el que se querían dejar pasar las dos acabando chocadas de nuevo en la puerta al faltar la comunicación entre ellas, esperando al ascensor que las llevaría de nuevo al despacho de Violeta un chico que había estado en la reunión del departamento de económica se les acercó.

—Buenas, me presento, soy Cris, estaba hace un rato en la reunión y quería darte la enhorabuena Chiara me has parecido una profesional excelente y me han encantado tus ideas

Cometas Por El Cielo (Kivi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora