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Pov Chiara
Era la hora.
Llegamos a la entrada del ayuntamiento, miré a mi hermano que me tendía el brazo para llevarme hasta la sala, lo apreté fuerte intentando tener algo que me mantuviese con los pies en la tierra. Nos quedaban escasos metros y mi corazón pisaba un latido con otro, noté cómo Martin frenó antes de hacer la esquina y todos nos viesen aparecer por el marco, me dió un beso en la frente y me susurró palabras que ahora mismo soy incapaz de recordar, sólo me acuerdo de aquel "¿lista?" y de sentir mi cabeza subir y bajar sóla.
Aparecimos tras las puertas, una melodía que reconocí al instante era interpretada por Manu que no borraba su sonrisa mientras sus manos bailaban por las teclas al ritmo de Dreams. Durante ese paseo hasta aquel altar improvisado me dí cuenta de la decoración y todo lo que había en aquella sala que ni Violeta ni yo habíamos preparado, ví a todas las personas a las que quería, Noe ya estaba con el pañuelo en mano, Denna, Ruslana y Samantha limpiándose las lágrimas. Tere, Antonio, Alberto, toda la familia de la que iba a ser mi mujer y en las filas de atrás Natalia, Alba y la Mari que mantenían a Oli, Lúa, Jana y Gavi entretenidos con las flores, Juanjo, Bea, Omar, Alex, Álvaro, Naiara, Lucas y Paul, estaban todos.
Estábamos llegando.
—Te quiero mucho tata, disfruta tu momento -se quedó un escalón más abajo guiñandome el ojo de aquella forma tan suya y se apartó a un lado.
—Te quiero tete -me empecé a emocionar.
—¡GUAPA! -me gritó María desde el fondo cuando los aplausos a Manu después de terminar la pieza hubieron cesado.
—Porque tu futura mujer está a punto de llegar que si no dejaba a éste -señaló a Alex- y nos escapabamos tú y yo buenorra –se sumó Denna a los gritos.
—Ten novia para esto...-reí lo que pude al escuchar al pobre Alex.
Estaban intentando disipar el ambiente de nervios y se lo estaba agradeciendo mentalmente. Capde también me había estado distrayendo bastante con su conversación típica de músicos con Manu.
Entre el jaleo me pareció ver asomada a mi niña, mi Lúa que miraba desde el principio de la pasarela y me saludaba con la manita y su eterna sonrisa, me entraron ganas de echarme a llorar como una nena pequeña, ya estaban aquí.
Manu, que recibía el visto bueno de Samantha empezó a tocar, se me aceleró el corazón como nunca se me había acelerado en la vida, era plenamente consciente de cada cosa a mi alrededor.
Apareció acompañada de la Susi, con Lúa a su izquierda llevando los anillos y con Jana, Oli y Gavi detrás suyo tirando pétalos. La mujer más bonita del mundo estaba caminando hacia mí con la sonrisa completamente abierta dejando marcado su hoyuelo. Cuando nos miramos cara a cara mientras avanzaba empezamos a llorar como un par de idiotas y sin entender muy bien por qué le dijo algo a su madre en el oído que hizo sonreír a ésta en grande para después dejar un beso en su mejilla y soltarse de su agarre a mitad de camino.
Corría hacia mí, dejándome a cuadros una vez más saltando a mis brazos sacando la sonrisa más estúpida que había registrado nunca. Había llegado a mi lado. Escuchaba los aplausos de fondo y las risas entremezcladas con los silbidos que reaccionaban a la nueva fechoría de mi Vivi.
—Cariño -Susi me miró a los ojos al llegar detrás de su hija.- Nunca he visto a mi niña tan feliz, sigue haciendo que tenga ese brillo tan bonito, os quiero mucho mis niñas
—No tengas duda de ello Susi -se me escapó una lágrima, iba a girarme pero algo, mejor dicho, alguien, tiró de mi chaqueta haciendome mirar un poco más abajo.