Caía la noche en Barcelona, aún las calles estaban llenas de gente a pesar de la densa humedad que impregnaba el ambiente intensificando la sensación de frío, los más pequeños salían y entraban de sus extraescolares, los mayores hacían las compras de la semana y algún que otro anciano paseaba tranquilamente, era agradable el ambiente, aunque bastante oscuro para ser las siete de la tarde de un Jueves, el invierno no hacía más que anunciar su inminente entrada.
Por sus calles conducía una chica bastante apurada, daba vueltas a la manzana sin parar intentando encontrar algún hueco en el que dejar el coche, esa era la misma historia de todos los días, correr y más correr para luego, seguir corriendo.
Pov Violeta
Hugo debería estar recogiendo a la niña, no yo, ya van dieciocho vueltas con el coche y no puedo parar en doble fila, el día en la oficina ha sido de lo más estresante y tengo a mi madre echándome el teléfono abajo a llamadas. Esta situación es cada día más insostenible, los horarios que establecimos en su momento están para cumplirlos y al final siempre termino recogiendo yo a la niña, no es justo.
Lúa es una niña preciosa y listísima, le quedan unos meses para hacer seis años, concretamente el 27 de Abril, en mi último año de carrera pasé una mala racha en la que salía todos los días y pasaron cosas que nunca tendrían que haber pasado, igualmente a día de hoy soy capaz de ver el lado bueno de todo aquello, y es que Lúa me ha dado la oportunidad de reconstruirme.
Por otra parte, años atrás conocí a Hugo, mi pareja, aunque ahora no estamos pasando por nuestro mejor momento... de hecho, estoy pensando en que a lo mejor tendríamos que replantearnos nuestra relación, pero es algo que al no tener tiempo he ido aplazando día tras día.
El resumen de todo esto es que aquí estoy, a mis 28 años recogiendo a mi hija de la academia mientras que el resto de gente de mi edad está ocupada disfrutando de la juventud y la libertad. Estoy cansada, pero es verla y se me borra cualquier pensamiento negativo, fruto de la ansiedad, de mi mente.
—Mamiiii -se lanzó a mis brazos.
—Hola mi amor -le dí un beso en su cabecita.
—¿Y Hugo? -me preguntó nada más verme, luego aceptó cogerme la mano y empezamos a andar.
—No ha tenido tiempo cariño
—¿No ha tenido tiempo para mí? -hizo pucheros.
—Oh, no mi vida, eso no es así, Hugo te quiere mucho pero... tiene demasiadas cosas que hacer -me sentí fatal al engañar a la peque y aún más al notar que también sentía ese rechazo.- Venga vamos, ¿quieres ir al mercadillo medieval? Llevas toda la semana pidiéndome que vayamos -se le iluminaron los ojos y yo respiré un poco más aliviada.
—¡Si!
Estaba un poco abarrotado de gente pero aún así la cara de ilusión de Lúa valía mucho más que un simple agobio, entramos y tras un rato viendo puestos Lúa vió algodón de azúcar y se le antojó, unos minutos de súplica más tarde ya me tenía convencida para comprárselo.
Mientras sacaba el monedero solté la mano de Lúa advirtiéndole que no se separara de mí, fue pagar y girarme para volver a tomar su mano cuando no la ví a mi lado.
Pov Chiara
Estaba paseando por la calle cuando me topé con el mercadillo medieval típico de estas fechas, por curiosidad me adentré en él.
No soy una persona a la que le gusten las multitudes, me gustaba ir a mi bola, con mi orden y mis normas. A mis 27 años no tenía pareja, cosa que mis amigas me recordaban cada dos minutos, estaba centrada completamente en terminar mi segunda carrera con éxito, de hecho mañana empezaba mis prácticas en una de las empresas que acogían a los becarios, de los nervios he preferido ir a dar una vuelta para relajarme, sola.
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Cometas Por El Cielo (Kivi)
Fiksi PenggemarUna historia de romantiqueo tontorron de las kivi.