33. ¿Cumpleaños Feliz?

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23 de Enero 2026

Pov Violeta

Sobre la manta acolchada por el césped del patio de mi casa escuchaba la suave melodía que emanaba la guitarra de mi mujer que, apoyando sus piernas sobre mi regazo conseguía la posición perfecta para relajarse y conseguir que la hinchazón de las piernas fuese a menos, también gracias al masaje que le estaba dando en sus pies.

Lúa había acaparado la esquina de la manta donde tenía todas sus pinturas esparcidas alrededor de un pequeño caballete que sostenía el lienzo semanal, esta vez pintaba las flores de nuestro nuevo jardín y al fondo replicaba la misma imagen que en ese momento captaban mis ojos salvo por un pequeño cambio, se había dibujado jugando con un nene pequeño.

Miré a Chiara que seguía abstraída entre compases distrayéndose un momento al notar mi mirada sobre la suya regalándome una de sus bellas sonrisas acompañada por un brillo especial en su mirada.

—¿En qué piensas? Te oigo desde aquí -acertó a decir con claro esfuerzo mientras dejaba la guitarra a un lado y se incorporaba con la ayuda de mis manos.

—En que eres preciosa

—Aha, ¿y qué más? -asomó por su cara una sonrisa pilla.

—En que no veo el momento de tenerlo en brazos -me mordí el labio inferior intentando atrapar la enorme sonrisa que amenazaba con escapar.- Y en que no te deberías pegar estos trotes, no has parado en todo el día y prometiste relajarte

—Es que tengo un truco, estoy a otro nivel guapa ¿sabes?

—¿Que si? -Estaba expectante por ver cuál sería su siguiente ocurrencia.

—Sí, mi mujer siempre tiene preparados los cojines y las cremas para darme masajitos sin que yo se lo pida cuando llego a casa -me sacó la lengua.

—Tú no tienes truco fiera, lo que tienes es un morro que te lo pisas -aproveché para dejar un suave beso sobre ellos.

—Ventajas de ser quien lleva encima las veinticuatro horas del día a nuestro hijo -me devolvió el beso con mucha más lentitud.

—Te lo compro, pero tienes que procurar no hacer veinte mil cosas todos los días ¿me lo prometes? -Le puse morritos.

—Despierta

—¿Ein?

—Despierta -noté un zarandeo.- ¡Mamá vamos despierta, voy a llegar tarde al cole!

Pegué un salto en la cama al escuchar la alarma al unísono con la voz de mi hija, tardé un par de segundos en ubicarme hasta que escuché desde el pasillo la voz de Kiki cantando cumpleaños feliz.

—Felices 30 mi amor -dejó un beso rápido sobre mis labios.- Te quiero mucho pero se nos han pegado las sábanas e igual vamos con el tiempo un poco justo pero te prometo que después te lo recompenso.

—¡Felicidades mamá!

—Gracias mis amores -les dí un beso a cada una en la mejilla y en nada me puse en pié.

La noche nos había pasado factura y es que después de enredarnos entre besos que al principio parecían inocentes, Chiara decidió por las dos que dormir en ese momento estaba sobrevalorado y que qué mejor que unos cuantos asaltos para dar la bienvenida a mis treinta.

Pero no fue sólo eso lo que me dejó en trance.

—God Vio -suspiró mientras acariciaba mi cara para ponerme a su altura de nuevo después de hacerla llegar por cuarta vez.

Cometas Por El Cielo (Kivi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora