No sé como había llegado tan lejos, pero los tacones me dolían tanto que si andaba un paso más iba a caer al suelo, protagonizando algún espectáculo. Entré en el primer café que encontré en Hills, y me senté ahogando un grito de alegría al poner mi culo en una silla, dejando los pies descansar.
Jodido momento en el que decidí caminar media ciudad con unos tacones. ¿Es que no había pensado en ponerme unas malditas bambas?
Había recogido la solicitud para el trabajo, del que aún no sabía nada pero todo parecía salir bien hasta el momento.
Dejé el sobre amarillo encima de la mesa y tiré los zapatos a un lado, quedándome descalza en medio del café. Era tan horrible el dolor que juraría no haber sentido los pies por un instante, así que no me importó ir descalza en medio de aquel sitio. Todo me parecía bien antes de calzar otra vez aquél invento del demonio.
Me acerqué descalza para pedir mi ración de café diaria, y esperé mi turno paciente mientras acababa de decidir lo que quería.
- ¿Qué desea? - una amable mujer me tendió una sonrisa de oreja a oreja.
- Un café con chocolate, por favor - le devolví la sonrisa aunque no de manera tan exagerada.
- ¿Con chocolate? Qué mierda es esa.
Una tercera persona se añadió a la conversación como si también estuviera participando. Cuando me volteé, tenía al lado un chico más alto que yo, y con el pelo de color, cosa que me obligo a hacer una mueca con la nariz. ¿Quién se pinta el pelo de manera tan visible? Era imposible perder a ese chico, en cualquier sitio que fuera.
No solía contestar así, pero el dolor infernal que sentía en mis piernas ahora había consumido hasta mi última gota de simpatía, así que me giré nuevamente hacia el mostrador, y decidí hablarle entonces.
- Es lo que me gusta, y si a ti no, puedes pedirte otra cosa. Estás al final de la cola, así que tienes tiempo para pensar.
- Eso no es algo molesto para mí.
Avanzó por delante de la cola, posicionándose el primero de todo, delante de otras personas que habían esperado. Con el codo pegado a la madera rústica del mostrador, miró a la chica y le señaló lo que quería. Abrí los ojos ante aquello, me pareció ridículo así que estallé en una carcajada.
- ¿Quién eres para poder colarte así de toda la gente que lleva esperando diez minutos su turno?
- Soy Michael Clifford - él torció sus rosados labios hacia la derecha antes de coger el vaso de la mano de esa chica con desdén.
Creo que no daba crédito al comportamiento de ese chico, pero por alguna razón no podía dejar de mirarle. Repasé los tatuajes. Subían desde sus dedos, repasando los brazos de tinta sin dejar algún espacio libre, y terminaban en el inicio de su cuello, dejando ver algo de su pálida piel encima de sus tatuajes. La mayoría eran simplemente tinta negra, pero de vez en cuando había alguno con color, y resaltaba por encima de los otros. Seguí su perfil, dándome cuenta de que era sencillamente perfecto. Llevaba una camiseta grisácea de Metallica, que le quedaba bien, y unos pantalones negros muy estrechos. Tenía un estilo raro, jamás había conocido a nadie con un estilo tan rebelde.
- Oh, genial - rodé los ojos, quedándome prácticamente igual.
- ¿Puedo invitarte al café con chocolate? - pronunció esa última palabra de manera ridícula, poniéndome en evidencia delante de todo el café central de Hills.
- Prefiero pagar mi propio café y perderte de vista de una vez, Michael Clifford - hice comillas con los dedos al pronunciar su nombre, burlándome de él.
Ni si quiera entendía por qué actuaba así, y porque estaba pareciendo estúpida, sólo quería olvidarme ya de ese engreído de pelo rojo que seguía mirándome con insistencia.
¿Porqué había pronunciado su nombre de manera tan airada, como si fuera una celebridad o algo? Qué se creía, ¿un integrante de Metallica?
Reí para mis adentros pagando a esa chica, que se estaba divirtiendo con nosotros, y llevé al café a mi mesa, rodeando el vaso con las manos para calentarlas, tenía frío. Dejé de escuchar la voz grabe de ese chico y me relajé, dejando de tener todo el cuerpo algo tenso por algún motivo.
El sabor del café amargo mezclado con el chocolate dulce rozó mis labios y me sentó más bien de lo que creía, aunque ardía un poco aún.
- Además de mezclar el café con el chocolate, ¿lo tomas descalza? ¿Qué coño te pasa a ti? - se rió ampliamente quedándose parado enfrente.
Había olvidado que no llevaba zapatos, y por un momento me había desaparecido el hormigueo en los pies, aunque ahora sentía de nuevo el dolor, pero en la cabeza. ¿Es que no iba a marcharse?
- ¿Es que no vas a irte? - dije en voz alta, sin pretenderlo.
Aunque no me parecía tan mal, porque quería que se fuera y si no podía por las buenas tendría que ser una auténtica idiota con él.
Abrió los labios, que no podía dejar de mirar. Eran rosados, perfectamente delineados, y jugaban perfectamente con la leve palidez de su rostro. Por primera vez me fijé en el piercing que perforaba su ceja, y me escandalicé. Me parecía algo tan arriesgado agujerear y pintar el cuerpo, y más en él, que prácticamente todo su cuerpo estaba cubierto de tinta.
Pero antes de que pudiera hablar, su frase se quedó en un leve ronquido, ya que alguien golpeó el cristal repetidas veces llamando su atención.
Me giré por curiosidad y en él había detrás un pequeño grupo de chicas que le miraban sonrientes y saltando, sin dejar de golpear los cristales una y otra vez.
Mi confusión había llegado tan lejos que ni si quiera me sorprendí, ni me pregunté qué estaba pasando, así que me limité a cruzar mis piernas y a dar otro sorbo de mi perfecto - y nada raro - café con chocolate.
- Tengo que irme, me están esperando - se encogió de hombros, como si eso fuera una tragedia para mí.
Resoplé otra vez cuando por fin se esfumó por la puerta. Seguí su figura, involuntariamente, por la puerta, y vi como llegaba ante ese grupo de chicas y abrazaba a una de ellas. Decidí no mirarlo más, no entendía que me pasaba y porque los ojos se giraban solos hacia Michael como si me lo pidieran.
Simplemente me parecía raro ver el estilo que tenía ese chico.
n/a: he empezado una nueva novela, ya que la de Luke la terminé hace mucho y ahora en verano tengo tiempo de escribir :) espero que os guste mucho, va a ser algo más diferente a la anterior, pero intentaré hacerla lo mejor que pueda xx
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Manual de instrucciones - m.c
FanfictionClary tenía la vida planeada: luchar contra el último año de instituto además de mantener su vida organizada como hasta ahora, sin demasiados movimientos que pudieran sacarla de su rutina. Pero sólo era necesario un cambio para poner patas arriba su...