... pero cuando entré en el coche, estaba sonando Amnesia. Las dos pasadas semanas se retrataron en mi mente como una película y quedé encogida bajo el asiento del coche.
- ¿Va todo bien? - preguntó.
Asentí sonriendo de la manera más fácil que encontré.
Travis se comportaba distinto conmigo, pero era dulce y agradable, totalmente distinto a Michael Clifford.
Pidió mi café con chocolate, y el suyo, y se sentó, alargándome mi café.
- Probablemente estés preguntando porqué hago esto ahora - me miró trazando pequeños circulos con el dedo en la mesa -. Sé que hay alguien que...
La puerta del café se abrió y de ella salió Michael al lado de Luke. Fue directo hacia el mostrador, y mis ojos directos a él, atenta a lo que hacía. Sé que había dicho que no quería saber nada de él, y lo seguía pensando, pero no podía dejar de mirarle.
Cada día que pasaba, él se veía mejor, y eso era imposible viniendo de él. Luke le golpeó el hombro cuando vio que Michael se comportaba de manera absurda.
Travis, cuando vio que había perdido totalmente la noción de la conversación inclinó la cabeza para buscar qué captaba tanto mi atención, y se chocó con las figuras de Michael y Luke. Rodando los ojos, me llamó, pero estaba tan ida que no me di cuenta.
- Clary - escuché mi nombre y me giré hacia él.
- Lo... lo siento - le miré para disculparme.
- Mike no puedes colarte de toda esta gente, me miran raro - se podía escuchar la grabe voz de Luke desde lo lejos, y ahogué una pequeña risa.
- Soy Michael Clifford - Michael recriminó.
Me preguntaba cuantas veces había usado esa frase.
- ¡Clary! - esta vez Travis alzó tanto la voz que mi nombre llegó a todos los oídos, incluido el de Michael.
Se volteó para buscarme, y me encontró a los pocos segundos. Su mirada y la mía se mantuvieron durante unos segundos antes de que se girara y coqueteara con la dependienta.
Era idiota.
Rodé los ojos, exasperada por volver a ver a Michael y me centré en Travis.
- No chilles, por favor - di un sorbo a mi café.
- ¿Por qué no dejas de mirarle? - movió la ceja y pintó en su frente pequeñas arrugas de preocupación.
Jamás se enfadaba, pero esta vez Travis parecía más nervioso de lo habitual, y eso me sacaba de quicio. Aunque le quería y no se lo tendría en cuenta jamás.
- ¿Podemos hablar un segundo? - la voz de Michael resopló en mi nuca.
No me había dado cuenta y él estaba detrás mientras hablaba con Travis. Toda mi piel se tensó bajo su cálido aliento en mi nuca.
- Ahora no, Michael - me giré para hablar con Travis, y tomé su mano.
No sé porqué estaba haciendo esto.
- Ahora - volvió a susurrarme.
Sé que era capaz de montar el mayor de los espectáculos ahí delante, así que bajo una relativa amenaza por su parte, me levanté de la silla y me disculpé con Travis, siguiendo a Michael hacia uno de esos rincones.
- ¿Pretendes darme celos? Clary, te está saliendo muy mal - rió, ladeando la boca de esa manera tan suya.
Llevaba la camiseta de Metallica que llevó el primer día qué le conocí.
- No te daría celos a ti jamás - reí a carcajada limpia.
- No lo parece - se metió la mano en los bolsillos.
- En tu estúpido mundo todo es cómo tú crees verlo, pero Michael vas equivocado en esto. Ahora tengo que irme.
- Espera - en un rápido movimiento capturó mi cintura y la pegó a la suya. Estaba más cerca de él de lo previsto. Odiaba cuando hacía eso, pero no quería que parase.
- Qué - conseguí susurrar en un ligero suspiro.
Ahora estaba completamente absorbida por sus claros ojos. Me miraba fijamente, y se pellizcó el labio con los dientes antes de soltar una leve sonrisa en sus labios.
- Es curiosa la manera en la que hecho de menos odiarte - murmuró, aún pegado a mí.
Sentía la calidez de su piel bajo su ropa. Podía sentir ese calor tan cerca de mí que lo adoraba. Y ese olor que sólo lo desprendía él. Definitivamente, podía quedarme horas así.
- ¿Me hechas de menos?
- No - me soltó y de nuevo había espacio entre los dos -. Yo no he dicho eso.
- De todas maneras me da igual.
Travis, se interpuso entre él y yo y tomando mi mano me atrajo hacia él. Michael miró el gesto, pero no dijo nada, simplemente se pellizcó el labio.
- ¿Va todo bien Clary? - me preguntó.
- Lo que me faltaba por ver - Michael rodó los ojos -. Tengo que irme.
Travis le despidió con la mano, pero Michael no le miró, tenía los ojos grisáceos clavados en mí.
- Adiós Clary - Michael rió alzando una mano - espero poder volver a pasar la noche contigo en el hotel.
Y salió por la puerta.
No me podía creer que había dicho eso. Abrí los ojos como platos y luego mi rostro pasó a un rojo casi tan fuerte como el odio que le tenía a Michael. La rabia coloreó tanto mis mejillas que las cubrí con mis manos.
¿Cómo había sido capaz de decir semejante frase delante de todo el mundo, incluido Travis?
- Eso no fue así e... - empecé a dar argumentos ante Travis, que me miró atónito por culpa de la última frase de Michael.
- Prefiero no saber esto - su voz disminuyó tanto que apenas era imperceptible.
Michael había dicho eso a propósito. Era despreciable.
- Pero no fue así, yo sólo tuve que quedarme allí - puse las manos en mi cabeza, perdiendo los nervios.
- Vamos, tu hermano te estará esperando - ignoró mi comentario y salió fuera del local, dirigiéndose a su coche.
El camino de vuelta fue tan silencioso como incómodo. No podía mirarle a la cara después de aquello, y menos después de que pareciera todo mi culpa. No era una groupie, ni una buscafamas, ni si quiera una fresca (como aquellas que habían aparecido en el local el otro día), pero lo parecía. Y ojalá alguien pudiera creerme.
- Gracias por todo - le sonreí cuando llegamos a casa.
- De nada, Clary - me pintó una débil sonrisa y se marchó.
Cómo había sido capaz de hacer esto. Y más delante de Travis, incluso de Luke. Sólo quería herirme y dejarme en ridículo constantemente porque era la única forma que tenía de divertirse. Michael no tenía sentimientos, ni consideración. Se había vuelto un cretino, incapaz de asimilar la fama.
Cuando subí el pequeño escalón para entrar en casa...
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Manual de instrucciones - m.c
FanfictionClary tenía la vida planeada: luchar contra el último año de instituto además de mantener su vida organizada como hasta ahora, sin demasiados movimientos que pudieran sacarla de su rutina. Pero sólo era necesario un cambio para poner patas arriba su...